Hace muchos años, el barrio de Hispanoamérica formaba parte de un municipio independiente llamado Chamartín de la Rosa. En sus primeros años, había hasta tres modestos núcleos separados de población. Pegado a lo que hoy es el Paseo de la Castellana que, por aquel entonces, era más bien un arroyuelo, en la parte oeste, había una pequeña aldea llamada Maudes. En la zona central había un caserío que formó el llamado Barrio de las Cuarenta Fanegas, en la zona en la que hoy se levanta el Hospital de San Rafael. Por último, en la zona que linda con la M-30 hoy, y cercana al arroyo Abroñigal, había un caserío más pequeño, en la zona que hoy ocupa en Club de Tenis Chamartín, aunque, entre nosotros, el Club de Tenis Chamartín está en el barrio de Nueva España, no en el de Hispanoamérica.
El Barrio de Hispanoamérica esta limitado al norte por las calles de Alberto Alcocer y de Costa Rica; al este por la autopista M-30; al sur por la calle de Concha Espina y por la Avenida de Ramón y Cajal; y finalmente al oeste por el Paseo de la Castellana. Estas calles forman un espacio notablemente elongado en sentido longitudinal con 171.25 hectáreas, configurando a este barrio como el tercero en superficie de todo el distrito. La población supera los 31 mil habitantes, lo que deja una densidad de población de 183 habitantes por hectárea.
Como dije al final del capítulo anterior, comenzamos nuestro recorrido saliendo del Parque de Berlín por la puerta que hay frente a la Plaza de la Virgen Guadalupana. Justo al otro lado de la rotonda está la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, templo que también recibe el nombre de Iglesia de los Mexicanos, obra de los arquitectos Enrique de la Mora y Palomar y José Ramón Azpiazu, asistidos por José Antonio Torroja y Félix Candela como ingenieros.
Es una iglesia de esas modernas, de planta octogonal con una circunferencia de un diámetro de más de 50 metros. Toda la superficie está soportada únicamente por cuatro pilares y el encofrado, obra del hispano-mexicano Félix Candela, tiene la consideración de “magistral”. Lo más característico del edificio es su cubierta en forma de paraboloide hiperbólico, que es lo que llama la atención de cualquiera que vea esta iglesia desde fuera.
Tomamos la Avenida de Ramón y Cajal en dirección oeste sólo para girar a la derecha y dirigirnos al norte por la calle del Príncipe de Vergara. Nada más girar esa esquina van a quedar a nuestra derecha unas amplias dependencias que pertenecen a la Guardia Civil que, por lo tanto, me convirtieron en un fotógrafo muy discreto. En primer lugar debemos hablar del Parque Automovilístico de la Guardia Civil.
Los primeros automóviles que tuvo la Guardia Civil datan de 1922, justo en la época en la que en España se crearon los primeros Parques de Automovilismo. El desarrollo de los vehículos a motor experimentó su mayor auge en los años de la Primera Guerra Mundial, momento en el que se vio lo ventajoso que resultaba la motorización frente a la tracción animal. Muy pronto se sintió la necesidad de crear una unidad que centralizase y atendiese los vehículos que se iban adquiriendo para los diferentes cometidos de un cuerpo como el de la Guardia Civil.
El 10 de julio de 1922 se estableció el Parque de Máquinas de Locomoción de la Guardia Civil, germen del Servicio de Automovilismo primero y del actual Servicio de Material Móvil. Los primeros coches que aparecieron por la unidad fueron Hispano-Suiza, Hudson, Renault y Fiat. En 1932, por Orden Ministerial firmada por el entonces Ministro de Guerra, Manuel Azaña, se establece una nueva organización y la unidad pasa a llamarse “Parque Móvil de la Guardia Civil”. En 1943 se adoptó la denominación “Parque de Automovilismo”, conservada durante casi sesenta años.
Un poco más hacia el norte está el edificio que alberga la Asociación Pro-Huérfanos de la Guardia Civil y la Residencia-Colegio Infanta María Teresa. La Asociación Pro-Huérfanos de la Guardia Civil es casi tan antigua como la propia Guardia Civil. Esta fue creada por Real Decreto en 1844, organizada y comandada por el Segundo Duque de Ahumada y Quinto Marqués de las Amarillas. La institución se creó para premiar en los hijos las virtudes de sus padres. En 1853 se creó la Compañía de Guardias Jóvenes, entidad que fue la motora que impulsó los colegios de la Benemérita.
Desde el principio de todo se pensó en la necesidad de atender a los heridos en acto de servicio, sus enfermedades y a los huérfanos que estos dejaban tras de sí. Nacía así la casa-cuartel como concepto. La Asociación Pro-Huérfanos data de 1879, aunque en aquel momento se llamó Asociación General en el seno de la Guardia Civil. La idea fue que todos los Guardia Civiles fueran miembros de esta asociación y que todos satisficieran una cuota mensual para atender a los hijos de los compañeros fallecidos y también para el desarrollo de otras prestaciones y beneficios.
En 1912 el Montepío de la Guardia Civil cede la finca “El Alba”, conocida también como “Las Cuarenta Fanegas” a la asociación de Huérfanos y se inician las obras para levantar un colegio escolar, el Colegio Infanta María Teresa, que fue inaugurado en 1914. El nombre elegido hace referencia a una hija del rey Alfonso XII que falleció prematuramente a la edad de 2 años.
La calle de Uruguay primero, y su continuación, la calle del Pintor Ribera, nos llevan hacia el este hasta dar con la Avenida de Alfonso XIII, que ya conocemos de anteriores capítulos. Esta avenida es una vía eminentemente residencial, trufada de viviendas unifamiliares y muy verde, con muchos árboles y puertas de garaje.
Dejamos la calle de Alfonso XIII para dirigirnos hacia el oeste de nuevo. Lo hacemos a través de la calle de Fernán Núñez, y justo allí encontramos la sede del ESNE. Estas siglas corresponden a Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología. No, realmente, no corresponden, pero lo cierto es que esas son las siglas, no me preguntéis por qué porque estoy tan descolocado como vosotros. El ESNE es una escuela universitaria privada dedicada a la formación integral en los campos del diseño, la innovación y la tecnología adscrita a la Universidad Camilo José Cela.
Este centro abrió en 1988 y se especializó en diseño en 2004. Imparte 6 carreras universitarias, 2 másters y posgrados y un curso de formación profesional. Entre estos cursos, todos presenciales, están el diseño gráfico, textil, industrial y de interiores; Imagen y sonido, radio y fotografía; Informática y telecomunicaciones; y Comunicación, publicidad y relaciones públicas.
La calle de Fernán Núñez nos lleva a la calle de Colombia y gracias a esta seguimos caminando en dirección oeste hasta la calle del Príncipe de Vergara, que ahora vamos a atravesar para llegar hasta el Mercado Municipal de Chamartín, sito en la calle de Potosí esquina con la calle de Bolivia.
Este mercado fue inaugurado en 1962 y desde entonces ha funcionado sin interrupciones convirtiéndose en uno de los mercados más reconocidos de Madrid tanto por la calidad y por la cantidad de su oferta como por sus servicios. El exterior del mercado, obviamente, no siempre ha sido como es ahora, con esa colorida desfachatez (es un juego de palabras con “fachada”), sino que fue antes un poco menos chic. En su interior hay más de 70 establecimientos entre puestos y tiendas en los que el cliente puede encontrar una gran variedad de carnes, pescados y mariscos, además de embutidos, quesos, jamones, aves, frutas y verduras, pasteles, encurtidos, cafés, aceites y otros productos que no son para comer, como objetos de decoración, ropa y sus complementos, flores, artículos para la casa, etc.
Una gran ventaja es que el propio mercado cuenta con un aparcamiento para clientes. Encima de él hay 1.600 metros cuadrados de mercado divididos en dos niveles.
Continuamos ahora en dirección oeste por la calle de Potosí y encontramos a nuestra izquierda un pequeño parquecito donde destaca una construcción que es imposible no ver, incluso, como en mi caso, cuando está cerrada. Estamos hablando de la Terraza del Abuelo, también llamada “El jamón del abuelo”.
Esta terraza es la alternativa que un cliente puede tomar en detrimento del Restaurante del Abuelo, que está muy cerca, en el numero 36 de la calle de Víctor Andrés Belaúnde, que es la siguiente calle que vamos a tomar. Bueno, aclaremos, es la alternativa al restaurante entre los meses de mayo y septiembre, porque el resto del tiempo permanece cerrada, como fue mi caso cuando pasé por allí. No obstante, cuando está abierta, es un sitio ideal para tomar un café, -si hace buen tiempo-, entre árboles, niños jugando en los columpios… aunque no es barata.
Subimos hacia el norte por la calle de Víctor Andrés Belaúnde hasta llegar a la calle de Alberto Alcocer, una calle en la que no vamos a permanecer nada, porque sin detenernos giramos dos veces a la izquierda para bajar por la siguiente calle, que no es otra que el Paseo de la Habana. Allí vamos a encontrar en Comisionado para el Mercado de Tabacos.
El mercado de tabacos en España consta de fabricación, importación y distribución al por mayor de labores de tabaco de un modo liberalizado con una distribución minorista articulada a través de un régimen de monopolio, un monopolio que ejerce el Estado. Recuerdo que ya hablamos de esta cuestión en el capitulo del barrio de Embajadores, cuando visitamos el antiguo edificio de la Tabacalera. Es lo que se ha venido llamando “productos de estanco”, precisamente por ese monopolio sobre ciertos productos que ejerce el Estado. Como curiosidad hay que decir que ese monopolio no tiene influencia sobre las Islas Canarias.
El Comisionado para el Mercado de Tabacos es un organismo público adscrito como organismo autónomo a la Subsecretaría del Ministerio de Hacienda y es responsable de ejercer las competencias que corresponden al Estado sobre este producto. Entre sus funciones están las siguientes: actuar como órgano de interlocución y relación con los distintos operadores del mercado de tabacos, es decir, fabricantes, importadores, mayoristas, expendedurías de tabaco y timbre, etc.; vigilar que estos operadores actúen en el marco que les corresponde respectivamente según la legislación vigente, realizando tareas de inspección; vigilar la calidad de los productos ofertados y de los usados en su elaboración, incluyendo aditivos y otras substancias incorporadas; emitir informes sobre el cumplimiento de los requisitos previstos en la ley; autorizar el establecimiento de puntos de venta al público; ejercer la labor de mantenimiento de la Red de Expendedurías de Tabaco y Timbre; vigilar la aplicación de los criterios sanitarios sobre publicidad, consumo y calidad del tabaco; almacenar y custodiar las labores de tabaco aprehendidas o decomisadas en procedimientos de contrabando y proceder a su destrucción; ejercer las labores de arbitraje en los conflictos entre operadores, etc.
Seguimos bajando hacia el sur por el Paseo de la Habana hasta que este gira a la derecha. En este punto lo abandonamos para tomar la calle de Ramón de Santillán. Gracias a ella llegamos a la Plaza de Valparaíso. Esta plaza ocupa el espacio entre la calle de Ramón de Santillán y la calle de Herreros de Tejada. Es una plaza alargada con árboles, arbustos y bancos, y no tiene nada que sea más digno de mención.
Dejamos la plaza por la calle de Herreros de Tejada dirigiéndonos al norte sólo para volver a tomar el Paseo de la Habana que, una vez ya girado, nos conduce al suroeste. Justo en ese punto está el Hotel NH Madrid Paseo de la Habana. Se trata de un hotel muy bien ubicado, a tan sólo 15 minutos en metro del centro y a 5 minutos andando del Santiago Bernabéu.
Este hotel dispone de 155 habitaciones, elegantes y tranquilas y de estilo moderno, en sus siete plantas de altura. El visitante podrá disfrutar de colchones nuevos, menú de almohadas, televisión de pantalla plana, Wifi gratis, habitaciones Superiores y una Junior Suite. El restaurante sirve comida mediterránea de gran nivel. Además hay hasta 6 salas de reuniones con capacidad para hasta 230 personas.
A partir de aquí vamos a bajar un poco por el Paseo de la Habana, hasta su confluencia con la calle de los Condes del Val. El Paseo de la Habana es una calle muy comercial que ha vivido últimamente una especie de resurgimiento. En esta vía se hallan importantes restaurantes/cervecerías como Jose Luis o Habana 5, tabernas como El Miajón de los Castúos y tiendas de moda y complementos como Naïve o Laku, pastelerías como Petit Plaisir; o una tienda de lámparas llamada Detana.
La calle de la Infanta María Teresa nos devuelve a la calle de Herreros de Tejada y a través de ella, hacia el sur, llegamos a la Plaza de la República del Salvador. Es raro, pero siempre creí que lo correcto sería decir República de El Salvador, no sé, supongo que las cosas cambian sin mi permiso. Esta plaza es poco más que una rotonda con un pequeño monumento en su centro que comunica la calle de Serrano con la calle de Herreros de Tejada por un lado y con la calle de Jiloca por el otro lado. El monumento que hay en su centro es una escultura de dos mano abiertas, no quedando del todo claro si las dos manos pertenecen a la misma persona, al menos a mí no me queda claro.
Junto a este monumento había una corona de flores puesta ahí por la misión diplomática de la República de El Salvador no se sabe hace cuanto tiempo. Estaba en el suelo, -sin duda tirada por el viento-, por lo que intenté adecentarla y volver a presentarla en el sitio en el que sin duda estaba ubicada. Todo esfuerzo por mi parte fue en vano, la cinta con los colores de El Salvador estaba retorcida y ya en mal estado, y no hubo manera divina ni humana, -yo sólo probé la humana-, de dejar aquella corona de flores más o menos bien.
Justo en la plaza está, y muy visible por cierto, el Hospital San Rafael. Este hospital es un centro médico quirúrgico de agudos, sin ánimo de lucro, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y atiende a población infantil y adulta del sector privado y público, así como a todos aquellos pacientes cuya asistencia es financiada por la Obra Social de la Orden Hospitalaria.
La historia con los hospitales de los Hermanos de San Juan de Dios comenzó en 1552, con la fundación del Hospital de Nuestra Señora del Amor de Dios en la calle del mismo nombre, en la zona de Atocha. El hospital San Rafael, como tal, fue fundado en 1892, pero en Pinto, siendo éste un asilo para niños raquíticos y escrofulosos pobres, contando con una modesta capacidad para 25 niños. Este hospital llegó, tras su traslado, a Madrid en 1900, concretamente al Paseo de las Acacias, en la Arganzuela. En este edificio el hospital pudo crecer mucho y atender a más de 1.500 niños gracias al servicio de consultas externas y a las aportaciones económicas de los madrileños. En 1912 el hospital sufrió un nuevo traslado, esta vez a la zona de los Altos del Hipódromo, donde ya contaba con 120 camas. En 1936 el hospital fue incautado por la Junta de Beneficencia y de Asistencia Social y se instaló en sus dependencias una cárcel de mujeres primero y un hospital militar posteriormente, hasta que el 1939, terminada la guerra, volvió a dar cobijo a los niños. En 1957 se amplían las especialidades atendidas con oftalmología, odontología, otorrinolaringología, dermatología, etc.
El edificio que tenemos delante fue inaugurado en 1969 y reformado mucho después, en 1997. En 2012 se celebró su 120º aniversario. Actualmente cuenta con 145 habitaciones individuales, quirófanos y 15 puestos de UVI (7 de adultos y 8 de pediátrica) ubicados en sus cinco plantas y dos grandes alas. El centro tiene a disposición de sus pacientes la última tecnología en medicina nuclear, radioterapia y radiodiagnóstico.
Vamos ahora a tomar la calle de Serrano mínimamente, en dirección sur, para llegar a la Avenida de Concha Espina, como hemos dicho, límite sur del barrio. La avenida de Concha Espina nos lleva en dirección oeste hasta la Plaza de los Sagrados Corazones, una plaza por la que ya pasamos hace un par de capítulos.
En la plaza hay dos cosas, una iglesia y un estadio de fútbol. Estoy hablando de la Parroquia de los Sagrados Corazones, una iglesia de esas modernas que, cuando yo estuve por allí, estaba cubierta de lona y andamios, síntoma de que se estaban realizando sobre ella labores de mantenimiento.
Esta parroquia fue construida durante el desarrollo del Concilio Vaticano Segundo, es decir, entre 1962 y 1965 y consagrada en este último año por el arzobispo de Madrid, don Casimiro Morcillo. El diseño corrió a cargo del arquitecto Rodolfo García-Pablos. En el año 2004 el Colegio de Arquitectos de Madrid, -recordad que en un capítulo estuvimos visitando su sede-, declaró a esta iglesia obra arquitectónica singular del siglo XX. Del edificio destaca su torre/campanario que, no es campanario, creo, pero por la que se puede subir, ya que a simple vista se pueden ver las escaleras que lo recorren desde abajo hasta arriba.
En cuanto al estadio, todos sabéis que me refiero al Estadio Santiago Bernabéu, donde juega sus encuentros como local el Real Madrid Club de Fútbol. Siempre me ha parecido muy irónico que, viviendo yo en Chamartín, haya tenido durante toda mi vida a estos vecinos que para mí son algo molestos, jejeje. Pero una cosa es segura: la vida siempre es así, a veces se empeña en hacer estas cosas.
Rodeamos el estadio por la Avenida de Concha Espina, el Paseo de la Castellana y la calle de Rafael Salgado, que está en la parte norte. El Estadio Santiago Bernabéu fue inaugurado el 14 de diciembre de 1947 y su aforo actual es de poquito más de 81 mil espectadores. Lleva el nombre del presidente más longevo del Real Madrid Club de Fútbol y el hombre que más impronta ha dejado en el club. También fue la persona que adquirió los terrenos colindantes con el viejo Estadio de Chamartín, que había quedado en muy mal estado tras la Guerra Civil, pero que había sostenido hasta 1946 los partidos como local del Real Madrid.
Los diseños del estadio fueron presentados en 1944 en una maqueta expuesta en el Palacio del Círculo de Bellas Artes por los arquitectos Manuel Muñoz Monasterio y Luis Alemany Soler, que contaron con la ayuda del ingeniero Carlos Fernández Casado. El estadio quedó inaugurado con un amistoso entre el Real Madrid y el Clube de Futebol Os Belenenses, de Portugal. Se le llamó oficialmente “Estadio Real Madrid Club de Fútbol”, pero los aficionados lo denominaban, simplemente, “Chamartín”. La capacidad de su inauguración fue de un poquito más de 75 mil espectadores, de los cuales sólo 27.645 estarían sentados.
El estadio se quedó pequeño muy pronto porque la demanda de entradas, en aquel momento, era ingente. En 1953 se procedió a una remodelación que consistió en el levantamiento de un tercer anfiteatro en el lateral este, el popularmente conocido como “gallinero”, lo que añadió casi 50 mil espectadores a su aforo, quedando en aquel momento en 125 mil espectadores, la segunda mayor capacidad de un estadio de fútbol en Europa, después del londinense estadio de Wembley. Dos años después, el 1955, se decidió que el estadio llevara el nombre de Santiago Bernabéu. Otros dos años después, en 1957, se inauguró la iluminación artificial, por lo que desde ese momento se pudieron jugar partidos de noche.
En 1972 se inauguró el primer marcador electrónico de España, coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la inauguración del estadio. Para encarar los partidos del Mundial de 1982, celebrado en España, el estadio sufrió una gran renovación que cambiaría su aspecto de una forma muy notable. Por normativa de la FIFA, el estadio debía tener al menos un 50% de asientos del total del aforo, y de estos asientos dos terceras partes debían estar cubiertos. Para solucionar esto, se instaló una marquesina que cubría el perímetro de los dos primeros anfiteatros, quedando al descubierto únicamente la grada este o gallinero. Esto obligó a reducir la capacidad de aforo, quedando en casi 91 mil espectadores. La fachada exterior también fue reformada, así como las zonas interiores, es decir, vestuarios, sala de prensa, accesos, etc. ah, y también se instalaron nuevos marcadores electrónicos.
En los noventa, la capacidad del estadio volvió a aumentar, sobrepasando los 106 mil espectadores, para compensar la anterior pérdida de espectadores. Se construyó un tercer anfiteatro en el lateral oeste y en los dos fondos. Para poder acceder a este tercer anfiteatro se levantaron cuatro torres en las esquinas del estadio. Y hablando de esquinas, se construyó también un centro comercial: la Esquina del Bernabéu, que a día de hoy ya no existe. Con esta reforma el estadio ganó en altura, pasando de 22 a 45 metros, lo cual quitó mucha luz al terreno de juego e hizo que éste se deteriorara rápidamente. Para evitar esto se instalaron también 30 kilómetros de tuberías de propileno para calentar el césped y evitar las heladas.
En 1997, el Estadio Santiago Bernabéu cumplió 50 años. Con motivo de ello se renovaron los asientos y se instalan en las zonas en las que no había. Esto redujo de nuevo el aforo, y esta vez bastante drásticamente, pues pasó de 106 mil a menos de 74 mil espectadores. Hecho que no se modificó hasta años después, cuando ya con Florentino Pérez como presidente, se acometieron de nuevo obras para mejorar la comodidad y la calidad de las instalaciones, lo cual devino en un aumento de la capacidad del estadio hasta poco más de 80 mil espectadores y en la implementación de un sistema de calefacción integral en las gradas, entre otras actuaciones.
Actualmente, hay en marcha un nuevo proyecto de remodelación, que supondría el revestimiento completo del estadio gracias a una cubierta retráctil y la integración de un hotel en los viejos terrenos de la esquina del Bernabéu, obras que ya se encuentran en marcha.
Pegado al estadio, en la calle del Padre Damián está el Colegio de San Agustín, siempre bullicioso de niños y jóvenes y de padres en coches de muy buen ver esperando a las puertas. Data este colegio de 1960, año en el que terminó sus tres años de construcción llevada a término por los Agustinos. Tras el levantamiento del edificio principal, se inauguró la capilla y el salón de actos, y posteriormente los campos de deporte y los jardines de entrada. Después de 1966 llegaron las salas de visita, las oficinas y el pabellón norte, donde están los laboratorios, la biblioteca, el gimnasio y más aulas.
Los primeros niños llegaron al colegio cuando todavía no estaba terminado, esto es, en 1959. Eran 42 niños que convivían en las aulas con 2 profesores agustinos. Tan sólo cuatro años después, el número de alumnos ya ascendía a 750, y en 1968 ya casi estaba completo en su capacidad con 2.800 alumnos atendidos por más de 100 profesores y 45 empleados. En 1983 se alcanzó el mayor número de componentes del alumnado con 3.300, pero buscando una mejor calidad en la enseñanza, desde entonces, el número de alumnos ha ido disminuyendo, obligado también ello por las nuevas leyes educativas.
Desde los primeros años setenta han funcionado en el colegio un club de judo, una escuela de inglés, un taller de pintura y un grupo Scout, y se desarrollan cursos de inglés en el extranjero desde incluso antes.
Un poco más al norte, en la misma calle del Padre Damián, está la Parroquia de San Jorge. A decir verdad, yo ni sabía de su existencia hasta que preparé este capítulo. Se trata de una iglesia que está literalmente escondida y a la que hay que acceder subiendo una cuesta que goza de la compañía de unas escaleras para que los viandantes puedan subir.
Es muy posible que a esta parroquia le quede poco tiempo de existencia, ya que recientemente ha sido vendida por el Arzobispado de Madrid a la Universidad de Nebrija. Junto a la propia parroquia hay otro edificio que pertenece a la Fundación de la Santísima Virgen y de San Celedonio, que hace las veces de asilo de ancianos. Esta fundación fue instituida en 1986 por los Condes del Val, -ya hemos mencionado este nombre referido a una calle que va a desembocar en el Paseo de la Habana en este mismo capítulo-, llamados Celedonio del Val y María Zamora.
Las obras de la parroquia se realizaron entre 1930 y 1935 financiadas con los fondos de la Fundación haciendo efectivo el testamento de la Condesa viuda, que había fallecido en 1927. Las vidrieras del templo son de estilo art decó y representan escenas de la vida de Cristo que sana y salva, porque para mirar a esta iglesia hay que mirar sus vidrieras, según dicen.
Más al norte aún encontramos una cosa curiosa: una logia masónica. Estamos hablando de la Gran Logia Masónica Gran Oriente Español. En este punto debo confesar que no tengo ni la más remota idea de lo que se cuece dentro de este mundo de masones y creo que no quiero meterme, por pereza, básicamente. Así que os dejo este enlace, por si queréis profundizar más en este tema.
Lo siguiente que nos encontramos es un gran edificio. Muy llamativo. El Hotel NH Collection Madrid Eurobuilding es un hotel muy valorado por sus clientes. Es muy completo, tiene de todo y los precios son bastante ajustados para un hotel moderno y lujoso, con buen servicio de buffet y buena comida.
El edificio es diseño de Eleuterio Población, también autor del Edificio Beatriz de Ortega y Gasset, y fue construido entre los años 1965 y 1970. Se trata, más que un edificio, de un complejo formado por dos edificios rectangulares, uno para un hotel y el otro para apartamentos, instalados ambos sobre una base cuadrangular con terraza superior ajardinada. El edificio del hotel se estructura en quince plantas de altura con 412 habitaciones, mientras que el edificio de apartamentos es de menor altura.
Una de las cosas más apreciadas de este hotel es su oferta gastronómica, encabezada por DiverXO, el restaurante de tres estrellas Michelin dirigido por el chef David Muñoz. También hay un establecimiento de cocina internacional asesorado por el chef de dos estrellas Michelin Paco Roncero, y otro especializado en alta cocina japonesa y una coctelería dirigida por el reconocido barman argentino Diego Cabrera. Pero además de la oferta de cosas para comer, hay otra oferta de cosas para sentir placer, y con esto me estoy refiriendo al Spa-Balneario de 500 metros cuadrados que tiene de todo o a la terraza solárium con playa.
Vamos a ir terminando ya este barrio y este capítulo. Tomando la calle de Alberto Alcocer en dirección a la Plaza de Cuzco pasamos por la puerta del Ministerio de Economía y Empresa, que ojo, desde hace nada, ya no existe, puesto que sus funciones han sido recientemente asumidas por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Corresponde a este ministerio el ejercicio de competencias que ejercían anteriormente el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad por un lado y el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital por el otro lado. Este ministerio es el encargado de la economía de la nación y de la mejora de la competitividad, de las telecomunicaciones y de la sociedad de la información, así como la política de apoyo a la empresa y el desarrollo de la Agenda Digital, sea eso lo que sea.
El edificio tiene un total de 25 plantas y 100 metros de altura. En realidad, esta alta torre es sólo uno de los cinco edificios que forman el llamado Complejo Ministerial de Cuzco. Todo este complejo se levantó entre los años 1973 y 1980 bajo la dirección de Antonio Perpiñá. Dada la altura de la torre, en el momento de su construcción se convirtió en el cuarto edificio más alto de Madrid, aunque no tardó mucho en caer a la quinta posición cuando se terminó de construir el ya desaparecido Edificio Windson, que quedó tan solo cuatro metros por encima.
Al otro lado de la manzana hay otro gran ministerio, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, aunque, evidentemente ya no lo hay, dado que, como hemos contado, las funciones de estos dos ministerios han quedado unidas en uno solo.
Para finalizar el capítulo nos acercamos a la Plaza de Cuzco. En esta glorieta confluyen las calles de Sor Ángela de la Cruz y de Alberto Alcocer con el Paseo de la Castellana. Recibió su nombre actual en 1953, pero fue creada veinte años antes, en 1933, cuando se derribó el Hipódromo de la Castellana y se prolongó el Paseo de la Castellana a partir de la Plaza de San Juan de la Cruz.
La prolongación no fue poca, ya que se planteó un tramo totalmente recto de poquito más de 5 kilómetros en los que se proyectaron otras cinco plazas, unas más grandes y otras de menor tamaño. Entre esas cinco plazas destacan dos, uno es esta de Cuzco, más grande, de 90 metros de radio; y la otra es la de Lima, más pequeña, de 70 metros de radio. Y aquí es donde terminamos nuestro recorrido por el barrio de Hispanoamérica, que ya es hora.
El Barrio de Hispanoamérica es bastante grande y lo hemos paseado a gusto, hemos evitado a la Guardia Civil, no porque nos caiga mal, sino porque las fotos en según qué lugares son problemáticas; hemos visitado un mercado, -uno más y no será el último-, hemos conocido dos hoteles de la cadena NH, dos iglesias, un colegio, un estadio de fútbol conocido en todo el mundo, dos ministerios que ahora son uno, y hasta una logia masónica.
Nuestro próximo paseo va a ser por un barrio que también tiene un tamaño considerable, el de Nueva España. Visitaremos las calles de Alberto Alcocer, de Joaquín Costa, de Pío XII y rozaremos también un poco el Paseo de la Castellana. Pasaremos también por varias plazas o glorietas, como la del Presidente Cárdenas, de la República Dominicana, de José María Soler, del Perú. Visitaremos también un polideportivo donde, de pequeño, me daba mucho ilusión jugar, y bien poco que jugué allí, por cierto. En fin… no me enrollo más, nos vemos en el siguiente capítulo de “Conociendo mi ciudad”.
Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Hispanoamérica:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: