[Cap. 46] Conociendo mi ciudad: Bellas Vistas (Tetuán)

Tetuán es el sexto distrito de los 21 que tiene la ciudad de Madrid. Para describirlo adecuadamente quizá deberíamos usar la palabra ‘heterogéneo’, ya que es muy desigual en varios aspectos, desde el tipo de construcciones (desde la infravivienda hasta los altos rascacielos) hasta socialmente (desde la pobreza hasta los grandes capitales). El corazón del distrito es, con mucha claridad, la calle de Bravo Murillo, ya que atraviesa de norte a sur (o de sur a norte) todo el distrito.

El origen del barrio se remonta a 1860, cuando el ejército triunfante que volvía de la Guerra de África acampó en la Dehesa de Amaniel en espera se realizar su entrada triunfal en la capital, algo que finalmente nunca sucedió. El general que estaba al mando de ese ejército fue Leopoldo O’Donnell, que dio nombre el primer nombre a la calle que hoy conocemos como Bravo Murillo. El campamento militar instalado allí se fue convirtiendo poco a poco en algo más permanente, y este hecho atrajo a comerciantes que se instalaron allí. Y así se fue creando el barrio de Tetuán de las Victorias, llamado así precisamente a partir de la ciudad marroquí de Tetuán, que por aquellos tiempos fue tomada y retenida durante dos años hasta que fue recuperada por Marruecos.

El barrio creció rápidamente gracias a que los que inmigraban a Madrid vieron en Tetuán un lugar mucho más asequible para afincarse que otros sitios de la capital que se habían encarecido debido al Plan Castro que, por aquel entonces, ensanchaba Madrid. El nuevo barrio tuvo tanta importancia y tantos habitantes, todos ellos trabajadores, que se levantó incluso una plaza de toros que duró hasta los años 50 y llegó muy pronto también la Línea 1 del Metro de Madrid, debido precisamente a la necesidad de movilizar la gran cantidad de obreros y trabajadores que ya vivían allí. Esta llegada del suburbano, acaecida en 1929, potenció aún más el desarrollo y crecimiento del barrio.

El entonces nuevo barrio de Tetuán se fundió por el sur con el llamado Arrabal de Cuatro Caminos y fue incorporado oficialmente a Madrid en 1948, junto con el entonces pueblo de Chamartín de la Rosa. No obstante, Tetuán no fue designado como distrito de Madrid hasta la división de 1955.

Tetuán encuentra sus límites al norte con la calle de Sinesio Delgado que lo separa del distrito de Fuencarral-El Pardo; al oeste con las calles de Sor Ángela de la Cruz, de Villaamil, de Ofelia Nieto y de Pablo Iglesias que lo separan del distrito de Moncloa-Aravaca; al sur por la Avenida de la Reina Victoria y la calle de Raimundo Fernández Villaverde que lo separan del distrito de Chamberí; y finalmente al este por el Paseo de la Castellana que lo separa del distrito de Chamartín.

En cuanto a los barrios que contiene, son seis, a saber:  Bellas Vistas, Cuatro Caminos, Castillejos, Almenara, Valdeacederas y Berruguete. Todos estos barrios suman un total de 537,47 hectáreas de superficie. Su población era, a primeros de enero de 2018, de 155.967 habitantes. Todo esto junto deja una densidad de población de 290 habitantes por hectárea, lo que supone una alta densidad poblacional. Sin embargo, esta densidad de población es muy desigual en este distrito: los barrios de Bellas Vistas y Berruguete, -el primero y el último en el orden en el que los vamos a conocer-, son barrios con una densidad poblacional que supera los 400 habitantes por hectárea, mientras que los otros cuatro barrios, es decir, el de Cuatro Caminos, el de Castillejos, el de Almenara y el de Valdeacederas, superan con poco los 200 habitantes por hectárea. Del total de la población, un 18% son extranjeros, lo que supone uno de los porcentajes más altos de todos los distritos.

La heterogeneidad de la que hablábamos antes también se plasma en los niveles de renta, siendo el nivel socio-económico en general medio-bajo, queda muy contrapuesto en el caso de los barrios de Cuatro Caminos y de Castillejos, que cuentan con rentas muy superiores a la media del distrito. Por su parte, si hablamos de número de población extranjera, los barrios que llevan la delantera en eso son los de Bellas Vistas, Cuatro Caminos y Castillejos. Entre los colectivos de ciudadanos extranjeros destaca la colonia de ecuatorianos, la más representada; seguida por la de dominicanos, de marroquíes, de colombianos, de filipinos y de peruanos.

Desde el punto de vista arquitectónico y socio-económico, y en grandes rasgos, podemos decir que la calle de Bravo Murillo marca una división entre zonas más envejecidas y degradadas y zonas que, quizá por encontrarse aledañas o más próximas al Paseo de la Castellana han experimentado una transformación urbanística y socio-económica notable. Es así que los barrios situados al oeste de la calle de Bravo Murillo presentan viviendas mucho más antiguas, de menor altura y de carácter semirrural y calles más pequeñas; mientras que los barrios situados al este de Bravo Murillo tienen desarrollos arquitectónicos más modernos y complejos, abundancia de espacios de oficinas y grandes centros comerciales y calles más grandes y planificadas.

Estos contrastes socio-económicos presentes en el distrito de Tetuán y la importante proporción de ciudadanos inmigrantes convierten a Tetuán en un barrio con ciertos problemas de integración y seguridad. Muchos consideran Tetuán como el lugar más peligroso de Madrid, y si bien reconozco que es el único distrito de Madrid en el que he sufrido un robo, -hace ya muchos años-, nunca me ha parecido un distrito no recomendable para pasear tranquilamente por él. Sé que no voy a tener ningún problema al hacer estos seis recorridos.

Hablemos ahora del primer barrio del distrito. Bellas Vistas está situado en el extremo suroeste del distrito, lo que lo sitúa, como hemos dicho antes, como uno de esos barrios que están en la parte oeste de la calle de Bravo Murillo. El barrio de Bellas Vistas tiene 71,52 hectáreas y una población aproximada de casi 29 mil habitantes. Esta gran cantidad de habitantes en relación con la no muy grande extensión de territorio convierte a Bellas Vistas en el segundo barrio más densamente poblado del distrito con 402 habitantes por hectárea.

El terreno sobre el que se asienta el barrio es bastante irregular, lo que ocasionó que la trama viaria tuviera que adaptarse a las realidades orográficas. El resultado son calles estrechas y difíciles por lo general. Hay, no obstante, algunas calles que destacan más, como la calle de Pamplona, que iba a conectar la Dehesa de la Villa con la Avenida del General Perón pero finalmente se quedó en el intento tanto por una parte como por la otra; y la calle de Jerónima Llorente, que se cruza con la anterior conectando las calles de Francos Rodríguez y del Doctor Federico Rubio y Galí. Además de estas vías más importantes, hay otras calles que merecen mención por ser importantes lugares comerciales como las calles de Almansa, de Castilla o de Alvarado.

Pero comencemos ya nuestro recorrido por el barrio de Bellas Vistas. Vamos a empezar por la Glorieta de Rocío Durcal, donde se unen las calles de Ofelia Nieto y de Pablo Iglesias y atraviesa la calle de Francos Rodríguez. Esta glorieta fue inaugurada con este nombre en el año 2007, siendo alcalde de la ciudad Alberto Ruiz-Gallardón, en homenaje a la cantante y actriz María de los Ángeles de las Heras Ortiz, conocida mundialmente como Rocío Dúrcal.

Plaza de Rocío Dúrcal - ©JMPhotographia
Plaza de Rocío Dúrcal - ©JMPhotographia

Rocío Dúrcal nació en Madrid en 1944 y murió a causa de un cáncer un año antes de serle dedicada la glorieta, a los 61 años de edad, en su casa de Torrelodones. Comenzó su carrera de cantante en Madrid y se hizo mundialmente conocida por sus triunfos en México, que llegó a conocerla como “La Señora de las rancheras”. Eligió su nombre artístico poniendo su dedo en un mapa, queriendo la suerte que su dedo señalara un pueblo granadino, situado entre Sierra Nevada y Motril.

Justo en la misma glorieta está la Biblioteca Pública Municipal Manuel Vázquez Montalbán, abierta al público por primera vez al público en 2006 y diseñada por la arquitecta Isabel Huete Chugunowa. Esta biblioteca, que tiene una superficie de 1.372 metros cuadrados, comparte espacio con una escuela municipal de música. Tiene 151 puntos de lectura y 11 puestos de internet adaptados para personas ciegas y con discapacidad visual.

Esta biblioteca cuenta también con una zona de publicaciones periódicas, una sala infantil y juvenil, y una sala polivalente con capacidad para 40 personas.

Caminando en dirección este por la calle de Francos Rodríguez, y pasada la calle de Numancia, aparece ante nuestros ojos la sede de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, situada justo en la esquina con el pasaje de Bellas Vistas. El teléfono de la Esperanza es una O. N. G. basada en el voluntariado centrada en la acción social y en la cooperación, también sin ánimo de lucro, que ofrece un servicio integral y gratuito de apoyo a las personas que se encuentran en situación de crisis. Para alcanzar sus objetivos promueve diversos programas que buscan mejorar la salud emocional de las personas, de las familias y de la sociedad.

La Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, con siglas ASITES, es una asociación civil de utilidad pública fundada por Serafín Madrid en 1971. Forma parte como miembro de pleno derecho de la IFOTES, esto es, la International Federation of Telephonic Emergency Services; y de la IASP o International Association for Suicide Prevention, estando ambas entidades vinculadas a la Organización Mundial de la Salud.

Hoy, el Teléfono de la Esperanza está presente en 31 ciudades españolas y ha promocionado su actividad en otros países como Portugal, Suiza, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, a los que hay que sumar un puñado de países en Hispanoamérica.

El Pasaje de Bellas Vistas, que parece dar nombre a este barrio, no es más que una calle peatonal, cerrada con una verja y un telefonillo por la que, además, y por esta razón, no pudimos pasar. La verdad es que este hecho hizo que tuviéramos que variar un poco nuestro itinerario. No será la última vez que nos encontremos con este tipo de “calles privadas” en las que si no conoces a alguien o engañas a alguien por el telefonillo para que te deje entrar, no se puede entrar. Esta es una de las muchas colonias que se construyeron en Madrid dentro del ámbito de la Ley de Casas Baratas de 1911 para dotar a los obreros de un lugar donde vivir que reuniera unas mínimas condiciones de salubridad y comodidad que, no obstante, fueron objeto de especulación por parte de los grandes terratenientes que eran los dueños del suelo.

Entrada al Pasaje de Bellas Vistas de la calle de Francos Rodríguez - ©JMPhotographia
Entrada al Pasaje de Bellas Vistas de la calle de Francos Rodríguez - ©JMPhotographia

Como no pudimos atravesar el Pasaje de Bellas Vistas para salir a la calle de los Leñeros tuvimos que dar un prqueño rodeo que nos permitió conocer la calle de Jerónima Llorente, por la que, de otro modo, no hubiéramos pasado. La calle de Jerónima Llorente es una calle ajetreada, de esas en las que el viandante se siente vencido por el tráfico de vehículos y de personas en las aceras, una especie de Alcalá, Bravo Murillo o General Ricardos pero a una escala mucho menor.

La calle de los Leñeros cambia de nombre a calle de Alejandro Rodríguez cuando se cruza con la calle de Numancia, pero nos conduce a la Avenida de Pablo Iglesias. Esta avenida comienza en la esquina sureste del Parque de Santander, en el mismo lugar donde también comienza la Avenida de Filipinas, en el distrito de Chamberí; y se dirige en dirección noroeste durante buena parte de su recorrido hasta girar a la derecha, cambiar su dirección hacia el noreste y terminar su recorrido en la Glorieta de Rocío Dúrcal.

Lleva el nombre de Pablo Iglesias Posse (1850-1925), fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de la Unión General de Trabajadores (UGT), y es considerado el padre del socialismo en España. Aquí quizá podemos recordar que la fundación del PSOE se produjo en el restaurante Casa Labra, tal como contamos en el capítulo correspondiente.

Justo cuando la Avenida de Pablo Iglesias gira a la derecha, -según el sentido que llevamos-, surge una edificación de la que destaca una gran antena, realmente alta. Es la Jefatura Superior de Policía de Madrid. El edificio tiene la dirección de la Avenida del Doctor Federico Rubio y Galí, que justo en ese lugar se encuentra con la Avenida de Pablo Iglesias, aunque no es su final, ya que luego esta calle la cruza y comienza a dibujar unos giros y vueltas muy curiosos que van a parar de nuevo a la misma Avenida de Pablo Iglesias, pero mucho más abajo, casi donde esta se encuentra con la Avenida de la Reina Victoria.

Jefatura Superior de Policía de Madrid - ©JMPhotographia
Jefatura Superior de Policía de Madrid - ©JMPhotographia

La Jefatura Superior de Policía de Madrid fue creada el 10 de mayo 1848 por orden de Narváez, como reacción a la revolución que ese mismo año se produjo en Francia y que llevó al trono del país vecino a Luis Felipe de Orleans, algo que, a su vez, provocó en España el amotinamiento del regimiento “España”, que fue derrotado, siendo muchos de sus mandos condenados a muerte y posteriormente indultados. La competencia más importante que tuvo esta Jefatura Superior de Policía fue la de coordinar todas las fuerzas y cuerpos de seguridad que actuaran en Madrid, pudiendo despachar estos asuntos directamente con el gobierno, ya que no tenía en estas materias a nadie por encima, lo que explica ciertamente su adjetivo de “Superior”.

A lo largo de la historia la Jefatura Superior de Policía de Madrid ha tenido tres sedes. La primera estuvo ubicada en la misma Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol; la segunda en la calle de Leganitos, en lo que ahora son las dependencia de la Comisaría de la Policía Nacional del Distrito Centro; y finalmente la tercera, este complejo en la calle del Doctor Federico Rubio y Galí.

Desde el edificio de la Jefatura Superior de Policía de Madrid podemos contemplar el siguiente punto de nuestro interés. El acueducto de Amaniel es uno de los puentes-acueducto que se construyeron en el norte de Madrid en el proyecto impulsado por Juan Bravo Murillo a mediados del siglo XIX que pretendía mejorar el suministro de agua desde los ríos de la sierra madrileña hasta la ciudad.

Acuaducto de Amaniel - ©JMPhotographia
Acuaducto de Amaniel - ©JMPhotographia

Juan Bravo Murillo era en 1848 ministro de Instrucción, Comercio y Obras Públicas, y en su labor encargó una comisión de ingenieros y urbanistas para estudiar la conducción de aguas en el sentido antes citado. En aquel momento los famosos “Viajes del agua” medievales se mostraban ya totalmente ineficaces para atender la siempre creciente demanda de una ciudad que iba aumentando su tamaño y su población a pasos agigantados.

Dicho estudio concluyó que lo mejor era traer agua del río Lozoya hasta los alrededores de Chamberí en una conducción de más de 70 kilómetros, para lo cual sería preciso construir la Presa del Pontón de la Oliva, numerosos túneles, canales y puentes-acueductos. Este informe se transformó el proyecto, y el proyecto se materializó en realidad en 1858, que fue el año en el que se terminó una obra que había comenzado siete años antes. El 24 de junio de aquel año, con presencia de la entonces reina Isabel II, se inauguró el canal que lleva su nombre.

Acuaducto de Amaniel - ©JMPhotographia
Acuaducto de Amaniel - ©JMPhotographia

En lo que respecta al puente-acueducto que nos ocupa, debemos decir que es la parte más visible de un grupo de conducciones que todavía se pueden contemplar en varias partes del Paseo de la Dirección, dentro de lo que hoy es el Parque de Agustín Rodríguez Sahagún y en calles cercanas. La parte de la que hablamos, en la Avenida de Pablo Iglesias, tiene una extensión de 120 metros, está construida en ladrillo y tiene 17 arcos de medio punto que hoy, debido al deterioro de la construcción, se han convertido en lugares para la pernoctación de personas sin hogar.

Continuamos por la Avenida de Pablo Iglesias hacia el sur hasta dar con la Avenida de la Reina Victoria, ya que no queremos salirnos del espacio que es objeto de este capítulo. Justo ahí está el Hospital Central de la Cruz Roja de San José y de Santa Adela, nacido con el legado testamentario de doña Adela Balboa y Gómez y construido en 1893 bajo los planos del arquitecto José Marañón. Se inauguró varios años después, después de una paralización de cinco años, en 1908, formando parte del conjunto cuatro pabellones de planta rectangular con un jardín central en el espacio entre ellos.

La finalidad del hospital fue, en un principio, atender a los criados de la corte y se especializaría en enfermedades contagiosas y variolosas. Tras varios patronatos e incidencias judiciales y ante la necesidad de repatriar a los soldados de la Guerra de Marruecos, la situación propició que se hiciera cargo del hospital la Duquesa de la Victoria, vicepresidenta de la Asamblea de la Cruz Roja. La dirección de la Cruz Roja impulsó y completó lo que se había establecido en el testamento inicial y puso fin a un largo periodo de incertidumbre respecto a la dirección y al futuro del propio hospital.

Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela - ©JMPhotographia
Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela - ©JMPhotographia

Lo más característico de este hospital es su construcción en ladrillo visto con elemento neomudéjares, tan típicos de su época y de la ciudad de Madrid. El hospital fue denominado “Casa de Salud San José y Santa Adela” y fue creciendo con el paso del tiempo con la construcción de nuevos edificios como el llamado dispensario en 1928, el edificio que sirvió como Escuela de Enfermería, situado en el número 28, y ya en los años 50 el Pabellón Reina Victoria, en el número 22, pensado para ampliar la capacidad asistencial.

En la calle de la Reina Victoria caminamos en dirección a la Glorieta de Cuatro Camino, pero vamos a obviarla en este capítulo, ya que parece mejor visitarla en el siguiente capítulo, destinado precisamente al barrio de Cuatro Caminos. Para hacer esto tomamos la primera calle que encontramos a nuestra izquierda, la calle de Castillo Piñeiro, y a través de las calles del Doctor Santero y de Garellano llegamos a una explanada que no tiene nombre, -que yo sepa-, plagada de niños y de sus padres, por la que podemos llegar a la calle de Bravo Murillo.

Espacio sin nombre próximo a la calle de Bravo Murillo - ©JMPhotographia
Espacio sin nombre próximo a la calle de Bravo Murillo - ©JMPhotographia

La calle de Bravo Murillo, como hemos dicho en el comienzo de este capítulo, es el eje vertebrador de todo el distrito. Recibe su nombre de Juan Bravo Murillo (1803-1873), político extremeño de ideología liberal que perteneció al partido moderado y desempeñó diferentes cargos políticos durante el reinado de Isabel II (1833-1868). Además de su desempeño político, Bravo Murillo fue también jurista, teólogo y filósofo. Como político fue ministro de Justicia, de Fomento y de Hacienda, así como presidente del Consejo de Ministros. Su figura decayó después del pronunciamiento militar del General O’Donnell, aunque desempeñó el cargo de Presidente del Congreso de los Diputados en 1858.

En lo que se refiere a la calle, nació en 1875 cuando a la llamada “carretera de Francia” se le dio un nuevo nombre, calle de Bravo Murillo. En principio recibió ese nombre el tramo que iba desde la Glorieta de Cuatro Caminos hasta Estrecho, quedando el tramo que empezaba allí y llegaba a la Plaza de Castilla bajo la denominación de calle de O’Donnell. Sin embargo, a los pocos años, se decidió que esa denominación decayese para llamar a los dos tramos calle de Bravo Murillo, añadiendo también un tramo anterior desde la Glorieta de Quevedo.

Calle de Bravo Murillo - ©JMPhotographia
Calle de Bravo Murillo - ©JMPhotographia

En los primeros veinticinco años del siglo XX se pavimentó la calle, se instalaron bocas de riego y un sistema de alcantarillado y los suministros de gas y de electricidad. La calle fue creciendo en importancia con las construcciones que se fueron levantando en sus lindes, incluyendo centros sanitarios, educativos y religiosos. Uno de los edificios que ayudó más a dotar de importancia a esta vía fue, sin duda, el Mercado de Maravillas, que veremos en el siguiente capítulo. La calle de Bravo Murillo se convirtió en una de las arterias más importantes de Madrid pues a su facultad de ser un núcleo de comunicaciones se sumó una nueva facultad, la de ser un núcleo de comercio en alza que cuenta con numerosos cines, tiendas de alimentación y de multitud de bienes de consumo, especialmente tiendas de zapatos y de ropa.

Caminamos en dirección norte por la calle de Bravo Murillo hasta la calle de San Raimundo, que tomamos a nuestra izquierda para dirigirnos a los tres últimos puntos de nuestro recorrido de hoy, todos en la calle de Goiri. El primero de ellos, o los dos primeros, ya que hablamos de contenido y contenedor en este caso, es el mural “Volando con un ala”, situado en la Plaza del Poeta Leopoldo de Luis. Este mural está situado en el numero 19 de la calle de Goiri, en la pared lateral sin ventanas de un edificio de viviendas, si no estoy equivocado. Es obra del poeta Leopoldo de Luis, a quien también se le dio el honor de llamar con su nombre la plaza donde se encuentra el mural. Leopoldo de Luis nació en Córdoba en 1918 y vivió una vida relativamente larga, ya que murió en Madrid en 2005.

Plaza del Poeta Leopoldo de Luis - ©JMPhotographia
Plaza del Poeta Leopoldo de Luis - ©JMPhotographia

Además de poeta, Leopoldo de Luis, vecino de Tetuán, fue también un notable crítico literario y como casi todos los españoles de su época participó en la Guerra Civil, concretamente en el bando republicano, donde profundizó o conoció a otras figuras de la poesía española como Miguel Hernández, Gabriel Celaya o León Felipe. Además de su producción poética y crítica, también es autor de obras biográficas, como las que compuso sobre Antonio Machado o Vicente Aleixandre.

La Plaza del Poeta Leopoldo de Luis fue inaugurada en 2009 y ha pasado ya por dos reformas en tan sólo 11 años. Una de las causas de tal problemática es su aparcamiento subterráneo y otra ha sido el uso incívico del espacio por parte de los vecinos. Las obras de la segunda remodelación, llevadas a cabo en 2019, se estancaron durante unos meses provocando la indignación de los vecinos de las inmediaciones, pero a día de hoy la plaza ha recuperado su mejor cara, a pesar de la pandemia del coronavirus.

Terminamos este capítulo visitando la Parroquia de San Francisco de Sales y su colegio adyacente, conocido como “Los salesianos de Estrecho”. Lo cierto es que mucho antes de llegar a la localización de esta iglesia ya la habíamos visto desde lejos gracias a su característica cúpula semiesférica con linterna, una cúpula notable que, de hecho, es la segunda más grande de Madrid, y declarada Bien de Interés Cultural. Esta cúpula, por cierto, está inmejorablemente decorada por dentro con un mosaico obra de Santiago Padrós (1918-1971), que data de 1965 y que se estructura en dos filas de anillos concéntricos en torno a la imagen de María Auxiliadora, alrededor de la cual están ubicados arcángeles, patriarcas, apóstoles y santos, entre los que destaca, ya que están pintados a mayor tamaño, los santos salesianos San Juan Bosco y Santo Domingo Savio. En total, el mosaico de la cúpula contiene 80 figuras.

Parroquia de San Francisco de Sales - ©JMPhotographia
Parroquia de San Francisco de Sales - ©JMPhotographia

La iglesia forma parte del Colegio Salesiano de San Juan Bautista, conocido sobre todo con el nombre de Salesianos de Estrecho. Está situada, con su torre delante, -justo debajo de la puerta de entrada-, en una esquina que forma la manzana en la que está inserto el colegio. Tiene una planta octogonal de 45 metros de largo por 40 metros de ancho. La altura total del conjunto alcanza los 40 metros gracias a la cúpula y su remate, que es una cruz de hierro forjado. La iglesia, construida entre 1926 y 1931 y obra del arquitecto Joaquín Saldaña y López, está construida en ladrillo visto y cuenta con formas decorativas de estilo neorrománico, siguiendo el estilo historicista de inspiración bizantina.

Durante la Guerra Civil, el templo fue incautado por el Partido Comunista y se estableció allí el Cuartel General del Quinto Regimiento. Los miembros de la comunidad salesiana fueron expulsados y represaliados, algunos de ellos, -la mayoría-, quedaron posteriormente en libertad y otros, -en concreto 4 de ellos-, fueron asesinados. Tras la Guerra Civil el templo fue devuelto a los salesianos, y en 1965 la iglesia se convirtió en parroquia bajo la advocación de San Francisco de Sales para substituir la anterior, que era la Virgen del Rosario.

El barrio de Bellas Vistas pertenece al distrito de Tetuán, no se puede decir mejor ni de otra manera, ya que reúne en sí una de las dos partes en las que se divide la idiosincrasia del distrito. Calles pequeñas, como tiradas casi al azar, como sin lógica, casas bajas, algunas con un sabor muy antiguo, otras más modernas pero sin perder el regusto semirrural de las casas colindantes. Bellas Vistas ha resultado ser un paseo agradable, aunque en alguna ocasión un poco cansado, y más embozado en una mascarilla y con el calor de junio.

En el siguiente capítulo, que quizá tenga que dividir en dos, visitaremos el barrio de Cuatro Caminos, que nos permitirá conocer el otro alma del distrito, las oficinas, las empresas, las finanzas, el espíritu comercial. Visitaremos dos colegios situados en la calle de Bravo Murillo, así como el célebre Mercado de Maravillas, todo ello antes de llegar a la Glorieta de Cuatro Caminos que da nombre al barrio, después llegaremos a la zona de AZCA, la parte al norte de los Nuevos Ministerios, la Torre Picasso, la calle de Orense, más iglesias, más colegios y finalizaremos en el Ministerio que más ruido hace, el Ministerio de Defensa. ¿Me seguís hasta allí?

Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Bellas Vistas:

Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales:

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