Habíamos terminado la primera parte de este recorrido por el barrio de Embajadores en la Plaza de Tirso de Molina. Proseguimos, por tanto, desde ese punto dirigiéndonos en esta ocasión al norte por la calle del Doctor Cortezo en dirección a la plaza de Jacinto Benavente. Esta plaza está, o al menos así lo he considerado yo, en el barrio de Cortes, por lo que trataremos sobre ella próximamente, y dentro de muy poco, debo añadir.
Sin embargo, en ella o muy cerca de ella, hay dos lugares que deben reclamar nuestra atención. El primero es el Cine Ideal, que está todavía en la calle del Doctor Cortezo, y el segundo es el Teatro Calderón, que está en la Plaza de Jacinto Benavente propiamente dicha.
Del Cine Ideal hay que destacar su antigüedad, ya que es uno de los cines más antiguos de Madrid si miramos entre los edificios que fueron construidos desde el principio con la finalidad de ser cines. Fue inaugurado en 1916 en un terreno que antes había ocupado un convento, -un año antes que el vecino Teatro Calderón-, y a lo largo de su historia ha sido adaptado para hacer las veces de teatro. En la actualidad es un cine propiedad de Yelmo Cines, empresa que lo adquirió en 1990 e impulsó una importante reforma. Tiene 9 minisalas y está especializado en películas en versión original, si bien anteriormente se especializó en el género de terror. El edificio conserva sus vidrieras originales, una composición “inquietante” en la que un hombre mira a través del cristal, como observando a las personas que están en la sala, y todo ello redeado de pavos reales y otros adornos.
El Teatro Calderón está más propiamente en la calle de Atocha, pero enfrente de la Plaza de Jacinto Benavente. Se inauguró en junio de 1917 y desde esa época era conocido como Teatro del Centro. Diez años después cambió de dueño y también de nombre, ya que desde esa año recibió el nombre actual. Es uno de los edificios más hermosos del centro, tanto por su acabado exterior como por su decoración interior, donde cuenta con bonitas vidrieras y lujosas pinturas. Tiene capacidad para unas mil personas y en su escenario se han exhibido representaciones históricas, siendo muy usado para obras de teatro lírico, sobre todo zarzuelas. En 1999 se desprendió una pieza de la cornisa y cayó sobre un coche que estaba parado esperando que se abriera un semáforo. A consecuencia de ello un joven perdió la vida y el teatro tuvo que ser cerrado durante un tiempo.
Bajando hacia el sur por la calle de los Relatores volvemos de nuevo a la Plaza de Tirso de Molina y nos encontramos otro teatro -este recorrido está lleno de teatros y cines-: el Teatro Nuevo Apolo. Este teatro tiene ya más de 80 años de vida, puesto que fue inaugurado en 1932. Su nombre proviene del hecho de que los empresarios que lo construyeron habían cerrado tres años antes un teatro llamado “Apolo” en la calle de Alcalá; sin embargo, este nombre no se lo dieron esos mismos empresarios, -ellos lo llamaron Teatro Progreso por el entonces nombre de la plaza-, sino que no fue hasta 1987 que se decidió llamarlo así.
Justo a la izquierda del Teatro Nuevo Apolo, desde nuestro punto de vista -recordad que nos dirigimos hacia el sur-, empieza la calle de Lavapiés, que baja hacia el sur hasta la plaza del mismo nombre. La primera calle de cruza es la calle de la Cabeza. El nombre de esta calle, -como el de muchas otras de la zona-, tiene su origen en una leyenda, una historia que si le quitáramos la parte “sobrenatural”, podríamos conceder que fuera real. La historia está en muchos sitios y no creo que adelantemos nada volviendo a relatarla aquí, por lo que si queréis enteraros de lo que hay con esta famosa calle, podéis visitar el enlace que os he dejado sobre el nombre de la calle.
Desde la calle de Lavapiés giré a mi izquierda para coger la calle de la Cabeza y volví a girar en dirección norte por la siguiente calle que aparece. El objetivo es volver a la calle de arriba, la de la Magdalena, para visitar la fachada y entrada de la Filmoteca Española. Esta entidad tiene varias sedes, la de la calle Magdalena es su sede administrativa. El edificio en el que se halla es el Palacio del Marqués de Perales, una antigua mansión nobiliaria construida en el siglo XVIII por Pedro de Ribera por encargo, obviamente, del Marqués de Perales del Río. En el edificio destaca, muy por encima del resto, su portada barroca. El otro edificio importante de la Filmoteca es el Cine Doré, del que hablaremos unas líneas más abajo.
Muy cerca de allí, volviendo sobre nuestros pasos y tomando la primera calle hacia el norte nos encontramos con Casa Patas, uno de los locales de flamenco en vivo más famosos de la ciudad. Se trata de una taberna-restaurante y de un tablao flamenco, claro está, en el que se vive un ambiente realmente especial, y muy disfrutable, añadiría, si te gusta el arte flamenco.
Volviendo hacia el sur y tomando la calle de la Magdalena en dirección este llegamos a la Plaza de Antón Martín. Este espacio carece de numeración propia, hecho que para algunos no justifica que se use el nombre de “plaza”, pues debido a este hecho puede considerarse un mero ensanchamiento de la calle de Atocha. Más allá de eso, en esta plaza o plazuela -tampoco hay consenso en eso- hay varias cosas que debemos mencionar.
La más grande es el Teatro Monumental, pero sintiéndolo mucho, todo lo que hay al otro lado de la calle de Atocha pertenece al barrio de Cortes, por lo que trataremos de este teatro en otro momento.
La que vendría después sería el Monumento en homenaje a los abogados de Atocha. Este grupo escultórico es un trasunto conceptual de un cuadro titulado “El Abrazo” de Juan Genovés. Conmemora el asesinato de 5 abogados -realmente fueron tres abogados, un administrativo y un estudiante en prácticas- que murieron tiroteados en un ataque terrorista perpetrado por miembros de la Extrema Derecha.
Este monumento es un raro ejemplo de hito que recuerda y condena la violencia del Estado, ya que en aquellos tiempos en los que sucedió este lamentable atentado la política y las fuerzas de seguridad del Estado estaban todavía ligados a la dictadura y era contrarios a la libertad y a la democracia. El monumento está en Antón Martín desde 2003.
En la plaza también hay una curiosa farmacia, llamada “del globo“. Este edificio destaca, además de por su notoria antigüedad -no en vano data de 1869- por un llamativo farol en forma de globo situado en su fachada. Posteriormente ese farol fue substituido por un globo Montgolfier, que es el que podemos ver hoy.
Antón Martín fue un religioso nacido en Cuenca que fundó en la plaza que lleva su nombre un hospital llamado Hospital de San Juan de Dios en 1552. Este hospital acabó dejando de serlo y pasó a convertirse en 1858 en la Parroquia de San Salvador y San Nicolás, en la parte sur del “espacio”. Para finalizar con Antón Martín y como curiosidad acerca de este lugar, podemos decir que aquí comenzó el llamado Motín de Esquilache en 1766.
Cerca, muy cerca, bajando por la calle de Santa Isabel está el Cine Doré. Este cine está lleno de historia, pues su inauguración se remonta a 1912, si bien la fachada actual es un pelín más tardía, de 1923. Esta sala de proyección supo atravesar la depresión que sufrió la zona de Antón Martín durante el siglo XX reconvirtiéndose en sala de reestrenos y cuando casi vio apagarse su luz fue rescatado por el Ministerios de Cultura que comenzó a usarla para sus proyectos. Es sede de la Filmoteca Española desde 1989. Sobre su nombre hay varias hipótesis, sin embargo, yo me inclino por aquella que argumenta que son las dos primeras notas musicales DO RE las que dieron nombre a este tan emblemático lugar.
Justo al lado del Cine Doré está el Mercado de Antón Martín. Este mercado tradicional fue inaugurado en 1941 y cuenta con dos plantas -hay una tercera para usos privados- que albergan unos 80 puestos comerciales en los que se puede comprar casi toda clase de alimentos así como productos no alimentarios, e incluso hay una escuela de danza. El mercado ofrece también una amplísima oferta de comida para llevar. Es un sitio fantástico donde puedes desayunar al mismo tiempo que esperas a que te preparen el queso, el chorizo o la carne o mientras te cortan el pescado. Como le ha ocurrido a otros mercados tradicionales de los que hemos hablado, el Mercado de Antón Martín también ha sabido reponerse de tiempos de abandono y cierre de establecimientos, convirtiéndose en un mercado moderno, como los que he tenido la oportunidad de ver en Londres, Nueva York o Filadelfia, donde se fusiona el concepto de compra de alimentos con el de bar, taberna y restaurante.
Entre el Cine Doré y el Mercado de Antón Martín hay una pequeña calle peatonal que recibe el nombre de Pasaje Doré en la que van a dar los mostradores de algunos de los establecimientos del mercado.
La parte final de este recorrido por el barrio de Embajadores consiste en seguir hacia el sureste la calle de Santa Isabel hasta llegar al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
En dicho trayecto aparecen en la parte derecha varias calles muy interesantes desde el punto de vista paisajístico. Una de las calles se llama “calle de Buenavista”, con eso lo digo todo.
Sin embargo, me llamaron más la atención las buenas vistas de la calle de Zurita y la de la calle de San Cosme y San Damián.
En la primera se puede ser todo Madrid hacia el suroeste y parte de lo que ya no es Madrid, y todo ello en el espacio que delimitan las fachadas enfrentadas de una calle más o menos estrecha y en la que los camiones de basura tienen que circular con la mitad de sus ruedas sobre la acera.
En la segunda se puede ver la cúpula de la Parroquia de San Lorenzo, quedando a la izquierda la fachada de la enorme manzana en la que destaca el Real Colegio de la Asunción.
El Real Colegio Santa Isabel-La Asunción ya existía en 1592 siendo un orfanato en el reinado de Felipe II, posteriormente fue gestionado por las Agustinas.
Muy cerca de allí, pero en la acera de la izquierda, está la sede del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. Todos los médicos que ejerzan su profesión en la Comunidad de Madrid deben estar registrados en este colegio, que fue fundado a finales del siglo XIX. Los edificios tanto de este Ilustre Colegio de Médicos de Madrid, como del Real Observatorio Superior de Música -que colinda con el anterior-, como del Museo Reina Sofia ocupan hoy el solar donde se levantaba otrora el Hospital de San Carlos, posteriormente llamado Hospital General de Madrid u Hospital de Atocha. El Ilustre Colegio de Médicos de Madrid se trasladó a esta sede en 1970, habiendo estado antes en diversos lugares de la ciudad.
Pasado este edificio se llega inexorablemente a una plaza bien delimitada que, sin embargo, a todos los efectos no es una plaza, sino dos calles con un espacio peatonal entre ellas: la continuación de la calle de Santa Isabel que va a desembocar en Atocha por un lado; y la calle de Sánchez Bustillo por el otro.
A esa “plaza” da una de las fachadas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. El museo está dedicado al arte contemporáneo y del siglo XX, y ocupa parte del espacio del antiguo Hospital de San Carlos, como hemos tenido la ocasión de decir hace un momento. El museo consta de dos edificios, uno antiguo que pertenecía al antiguo hospital y otro nuevo llamado “Edificio Nouvel”, inaugurado en 2005. Dada su condición de museo de arte del siglo XX en su colección permanente se encuentran obras de Picasso, Dalí y Miró, si bien hay obras de multitud de artista de menos renombre pero igual genialidad.
Actualmente, el Reina Sofía es el museo más visitado de España por encima del Museo del Prado e incluso del MoMA de Nueva York, ocupando el puesto décimo primero entre los museos de arte de todo el mundo.
Otra fachada que da a ese espacio que no se llama “plaza” es la del Real Conservatorio Superior de Música. Estamos ante la institución pública de enseñanza de música más antigua de España, obviamente. Esta institución fue fundada en 1830 como un centro a la imagen de los conservatorios italianos con alumnos internos y externos y alumnos que recibían clases de forma gratuita y otros clases pagadas.
El edificio es sede del Real Conservatorio Superior de Música desde 1990. Antes de estar aquí, el conservatorio estuvo ubicado en la Plaza de los Mostenses, cerca de la Gran Vía, así como dos veces en el Teatro Real y en otros lugares.
Con esto terminamos el segundo de los 128 barrios de Madrid. Parece que nos queda bastante tarea por delante, ¿verdad? Espero que estéis aprendiendo cosas (o recordándolas) tal como las aprendo y recuerdo yo. Nuestro siguiente objetivo es el barrio de Cortes donde visitaremos lugares tan conocidos como el Congreso de los Diputados, las plazas del Ángel, de Santa Ana y de Jacinto Benavente, las calles donde vivieron y murieron Lope de Vega y Cervantes, edificios muy emblemáticos de la Gran Vía y muchos otros lugares más.
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Todas las fotos de esta segunda parte del recorrido del barrio de Embajadores:
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