En los últimos dos reportajes hemos visitado el Parque Nacional del Gran Cañón y el Parque de la Tribu Navajo de Monument Valley: hoy vamos a cerrar los monumentos naturales del estado de Arizona visitando tres atracciones para el turista que están en los alrededores de la ciudad de Page: Horseshoe Bend, Antelope Canyon y la presa de Glen Canyon.
La ciudad de Page está situada en el norte del estado de Arizona, muy cerca de la frontera estatal con Utah y en una posición centrada con respecto al eje longitudinal. Está ubicada en el condado de Coconino. No es una ciudad grande, ya que debe contar actualmente con menos de 9 mil habitantes. Se encuentra muy cerca del río Colorado, aunque el río no pasa por su casco urbano.
Estuvimos en Page el 15 de junio de 2015, llegando de madrugada para dormir y saliendo a primera hora de la tarde hacia Hurricane, ya en el estado de Utah, donde teníamos prevista nuestra siguiente pernoctación. Nuestra primera visita del día fue el recodo de herradura que produce el río Colorado en las afueras de Page, concretamente en la zona suroeste. Para dirigirnos allí tomamos el coche, salimos de la ciudad y nos dirigimos al sur por la U.S. Route 89: tardamos unos 10 minutos en llegar al aparcamiento de Horseshoe Bend Overlook.
Tras dejar el coche convenientemente aparcado, tuvimos que caminar un trecho, -tampoco una cosa del otro mundo, un mísero kilómetro-, hasta llegar al río Colorado. Allí estaba, esperándonos, la maravillosa curva de herradura llamada Horseshoe Bend.
Parece que cada vez que uno se encuentra con el río Colorado la sensación es parecida. Como sucede con el Gran Cañón, sabes lo que te vas a encontrar, pero aún así te sorprende, te sobrepasa, te sobrecoge. Desde la posición de observación hay una caída de unos 300 metros hasta el propio río. Al momento de nuestra visita no había una pasarela ni una barandilla ni otra medida de prevención de caídas más que el propio instinto de conservación de cada uno. Es la vida y la muerte, y algunos visitantes no han salido de allí por precisamente fallarles ese instinto de conservación. No obstante, creo que en el tiempo que ha mediado entre nuestra visita y el momento actual si se ha llegado a instalar una valla para evitar accidentes, o quizá se instalará en algún momento.
Lo cierto es que hasta ese momento no habíamos estado tan cerca del río Colorado y nos llamó la atención lo verde del cauce, un verdoso oscuro que no hace honor en absoluto al nombre del río. La hora de nuestra visita nos dio imágenes muy lucidas, pero, no obstante, la mejor hora para hacer fotos en Horseshoe Bend es, sin duda, el atardecer, puesto que tendremos el sol justo en el horizonte de nuestras fotografías. Los contraluces y los soles en el encuadre, si se hacen bien, pueden devenir en fotografías maravillosas.
Una vez que nuestras ganas de sacar fotos terminaron volvimos al aparcamiento para recoger nuestro coche. Esto significa recorrer de nuevo el kilómetro que media entre el río y el aparcamiento, pero a la vuelta, por desgracia, el camino es cuesta arriba, y el calor ya apretaba sobremanera.
Una vez en el coche nuestro siguiente destino era visitar Antelope Canyon, que queda a unos 15 minutos tomando la U. S. Route 89 hacia el norte, -en dirección a Page-; y después la Arizona Route 98 hacia el este. A uno y otro lado de esta carretera hay empresas del Pueblo Navajo que se dedican a realizar visitas guidas a los dos porciones visitables de Antelope Canyons que existen, una llamada Lower Antelope Canyon, situada al norte y, por tanto, a la izquierda de la carretera en el sentido de nuestro viaje; y otra llamada Upper Antelope Canyon, situada al sur y, por ello, a la derecha de la Arizona Route 98.
En nuestro caso, visitamos el Upper Antelope Canyon, por lo que elegimos una empresa situada a la derecha de la carretera, que en nuestro caso se llamaba Navajo Tours. Los dos cañones son altamente recomendables, ya que su belleza es pareja. La diferencia entre ambos estriba en el hecho de que, como indican sus nombres, el Upper Antelope Canyon está situado a ras de suelo mientras que el Lower Antelope Canyon está por debajo del nivel del suelo. Por otra parte, no podemos dejar de reseñar que el Upper Antelope Canyon es bastante más conocido y por ello, mucho más frecuentado por turistas, aunque en los últimos tiempos las cifras de turistas del Lower Antelope Canyon están subiendo bastante.
Para visitar Antelope Canyon hay que reservar, y más todavía si lo planificamos para la temporada alta. Es importante decir que no es posible visitar Antelope Canyon sin guía y no se pueden llevar mochilas en la espalda para proteger las paredes de este tipo de erosión humana que podríamos llamar ‘erosión por frote de mochila’. La entrada es bastante cara. En nuestro caso pagamos 40$ a los que hay que sumar otros 8$ como tasa por entrar en territorio navajo. No obstante, creo que este precio ha subido en estos últimos cinco años. Los menores de 12 años pagan más o menos la mitad del precio de los adultos.
Pero, ¿qué vamos a ver en el Upper Antelope Canyon? Vamos a entrar dentro de un cañón de ranura, es decir, un cañón estrecho y normalmente más profundo que ancho formado por el desgaste provocado por el discurso del agua a través de la roca. Muchos de estos cañones se forman en piedras blandas como la arenisca o la caliza, aunque también hay casos de cañones de ranura formados en otros tipos de rocas mucho más duras como el granito o el basalto. En el caso Antelope Canyon, hay zonas donde las paredes alcanzan hasta 40 metros de altura.
Como hemos dicho ya, no se puede visitar Antelope Canyon sin un guía. La razón de esto es clara y contundente. A pesar de que el lugar parezca un entorno muy seguro e idílico, en situaciones concretas se convierte en una trampa mortal. El peligro que rodea a este lugar son las llamadas ‘inundaciones relámpago’, es decir, lluvias torrenciales que se producen en la región y que pueden provocar la inundación total del cañón en cuestión de minutos a causa de corrientes de agua originadas en puntos más altos.
Sin ir más lejos, una de las causas de la popularidad de Antelope Canyon fue la muerte de once turistas el 12 de agosto de 1997 en el Lower Antelope Canyon, pudiendo salvarse de esa catástrofe únicamente el guía que les acompañaba. La peligrosidad estriba en que si comienza a llover, es posible que haya que recorrer muchos kilómetros hasta poder encontrar una salida o un lugar seguro y, por tanto, la salvación.
Hay dos tipos de visitas guiadas a Antelope Canyon, tours normales como el que nosotros elegimos, donde no están permitidas las cámaras fotográficas (me imagino que las no compactas) ni los trípodes y donde los guías te pastorean como ganado para dejar espacio al siguiente grupo de visitantes; y tours fotográficos, más largos y reservados para las horas centrales del día, cuando el sol está en todo lo alto y esto permite la penetración de los rayos solares a través de las estrechas grietas del cañón. En este tour, el guía te da unos consejos básico para la captura óptima de las fotografías y se encarga de bloquear el paso durante uno o dos minutos a los otros grupos de tour normales para que no arruinen tus fotos.
No obstante, últimamente se ha decidido suprimir los tours fotográficos en el Upper Antelope Canyon desde 2020 y en adelante para liberar espacio en el cañón y hacer que la experiencia sea más agradable para los visitantes. Lo que desconozco es si dejarán entrar a las cámaras de fotos de objetivo intercambiable en los tours que se hagan cuando vuelva a abrirse en el futuro. Esperemos que si.
Venga, vamos a ello. Desde la “caseta” de Navajo Tours nos llevaron en poderosos todoterrenos por un camino de tierra que transcurre dentro del propio Cañón del Antílope durante poco más de 5 kilómetros hasta llegar a la “puerta” del Upper Antelope Canyon. Justo allí es donde comienza el cañón de ranura.
De mi experiencia dentro del cañón poco puedo decir que no digan las fotografías: es algo que no había visto nunca en mi vida. Se trata de un estrecho cañón, pero practicable para todo el mundo, en el que las paredes forman colores, tonos y espacios rocambolescos, una especie de pasillo imposible de catedral esculpido por la erosión de millones de años que te tiene mirando hacia arriba de manera constante, un momento de observación y deleite de formas y colores que solamente se ve interrumpido por las prisas del guía navajo de turno que quiere que dejes de observar y te pongas a caminar.
En este caso, nosotros pudimos conocer Antelope Canyon en una buena hora, ya que serían las 12 o la 1 de la tarde y el sol se encontraba más o menos en lo alto. La porción visitable del Upper Antelope Canyon, es decir, la parte del cañón que es de ranura, es mínima, ya que el cañón es bastante largo con zonas descubiertas y otras zonas similares, estrechas y cuasi cubiertas. La sección de cañón de ranura visitable debe tener unos 180 metros que hay que recorrer en uno y otro sentido, para regresar al punto de inicio y poder volver en 4×4 de nuevo al punto de partida.
Este hecho de tener que volver sobre tus pasos una vez has llegado a la “puerta” del otro lado hace que tengas que sortear constantemente a otros grupos con los que te encuentras de frente. Pero no hay inconveniente que no tenga una ventaja, así que puedes volver a fotografiar alguna formación o algún sitio particular del que, quizá, no te hayas quedado muy satisfecho en la ida o puedes dejar de lado las fotos y dedicarte a la más pura contemplación de lo que tienes enfrente de tus ojos y de tu alma.
De nuevo en el coche de alquiler nos aprestamos a ir a nuestro tercera y última visita del día cerca de Page, por lo que nos dirigimos hacia la presa de Glen Canyon, al otro lado de la ciudad. No obstante, antes de ello, decidimos comer algo y creo recordar que paramos en un Jack in the Box. Para ir allí hay que volver a la U.S. Route 89 y dirigirnos al norte, recorrido que se tarda en hacer otros 15 minutos.
La presa de Glen Canyon es la segunda presa en tamaño y en importancia sobre el río Colorado después de la famosa presa Hoover, que se encuentra cerca de Las Vegas. La presa de Glen Canyon se construyó para aprovechar la energía hidroeléctrica y almacenar agua que resulta muy útil para los estados del suroeste de los Estados Unidos, que suelen necesitar cada gota de ella debido a su natural aridez.
Aunque la presa puede alcanzar una producción de 1.300 megavatios, sólo genera una media de 451 megavatios, que representan el 6% de toda la electricidad producida en el estado de Arizona y un 13% de la electricidad producida en el estado de Utah, en el que se encuentra la mayor parte del Lago Powell que fue formado tras la construcción de la presa.
En cuanto a la construcción en sí, la presa de Glen Canyon tiene un arco de presa de cemento de 216 metros de altura que controla la fluidez del agua de las cuencas superior e inferior del río Colorado, una cuenca hidrológica de 281.671 metros cuadrados, funcionando a su vez como una barrera física para organismos acuáticos. Fue construida por el U. S. Bureau of Reclamation (USBR) entre 1956 y 1966 y, como hemos dicho, su construcción creó por inundación de la parte alta el Lago Powell, que es uno de los lagos producidos por el hombre más grandes de Estados Unidos, con una capacidad de 33 kilómetros cúbicos.
La presa recibió el nombre de Glen Canyon, una serie de gargantas de arena que quedaron inundadas cuando el agua se elevó formando el lago Powell. Este lago lleva el nombre de John Wesley Powell, que fue el hombre que guió la primera expedición en barco a lo largo del Gran Cañón.
Y hasta aquí este tercer capítulo dedicado a las maravillas naturales del estado de Arizona. Hemos visitado el Gran Cañón, Monument Valley, Horseshoe Bend, Antelope Canyon y la presa de Glen Canyon. A partir de aquí salimos de Arizona para no volver a pisar aquel estado, aunque las ruedas de nuestro coche si lo hicieron. Pusimos rumbo al norte, a Hurricane, en el estado de Utah, para visitar otros parques naturales, otras maravillas ubicadas allí donde el mar está muy lejos, en el corazón de América. Conoceríamos el Parque Nacional de Bryce Canyon y el Parque Nacional de Zion, y después visitaríamos Las Vegas. Pero eso ya es otra historia que no sé si algún día os contaré.
Aquí os dejo más fotografías de Horseshoe Bend, de Antelope Canyon y de la presa de Glen Canyon: