El barrio de Sol es el último barrio del distrito de Centro que queda por recorrer y conocer. Está situado en el centro del distrito y rodeado por los otros barrios que ya hemos recorrido. Su punto neurálgico es la Puerta del Sol, el lugar en el que comienzan todas las carreteras de la red radial española. Si hablamos de calles, el barrio de Sol está limitado por muchas vías, a saber: calle de Jacometrezo, Plaza de Callao, Gran Vía, calle del Clavel, calle de la Virgen de los Peligros, calle de Sevilla, Plaza de Canalejas, calle de la Cruz, Plaza de Jacinto Benavente, calle de Concepción Jerónima, Plaza de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros, calle de las Fuentes, calle del Arenal, Costanilla de los Ángeles y Plaza de Santo Domingo. El barrio de Sol es el más pequeño de los barrios que conforman el distrito de Centro y también el que menos habitantes tiene, -menos de 8 mil-, pero en compensación es un barrio eminentemente turístico y comercial.
Desde Chamartín llegué a través de la línea 1 de Metro a la estación de Gran Vía, situada en la boca ensanchada de la calle de la Montera y casi frente al edificio de la Fundación Telefónica. El primer paso fue andar en dirección oeste por la Gran Vía hasta nuestro primer punto de atención: la Plaza del Callao. En primer lugar, mientras escribo este se me plantea una primera duda. Creo que siempre he dicho “Plaza de Callao”, pero no estoy muy seguro de que sea esa la denominación más correcta para esta plaza, ya que parece que “Plaza del Callao” quizá sea más correcto. Si alguien tiene respuesta a esto que me lo indique, por favor.
La Plaza del Callao asoma a la Gran Vía justo cuando ésta comienza su tercer tramo, el que la llevará hasta la Plaza de España. La plaza, sin embargo, fue ideada junto al segundo tramo, casi como un colofón, pues fue construida entre 1917 y 1922, si bien su tamaño era por entonces mucho menor al actual. Es muy posible que la Plaza del Callao sea recordada por muchos por ser el lugar donde quedaron instalados, desde los años 50, los almacenes de Galerías Preciados, construidos en el solar donde antes se levantaba el Hotel Florida. Hay varios edificios de renombre en la plaza, como por ejemplo el Palacio de la Prensa, -colocado al otro lado de la Gran Vía-, que por unos años fue el edificio más alto de Madrid, justo hasta la construcción del edificio de la Fundación Telefónica. El edificio que ocupaba Galerías Preciados ahora se llama Edificio FNAC, aunque no todo el edificio está ocupado por esta empresa francesa.
En la plaza destaca el edificio de los Cines Callao, construido en 1926 sobre los planos del arquitecto Luis Gutiérrez Soto. Se trata de un edificio con mucho glamour que suele ser el lugar de celebración de premieres cinematográficas por todo lo alto. Junto con los cines del Palacio de Prensa forma los denominados Madrid City Lights. Del edificio destaca su torreón situado en la esquina que da a la Gran Vía y su estilo próximo al Art Decó, más acusado en el interior. Su fachada soporta actualmente dos grandes pantallas digitales que aproximan o pretenden aproximar a la plaza a otros lugares emblemáticos como Times Square o Piccadily Circus, aunque ciertamente se queda muy lejos.
El último edificio que debemos destacar, aunque casi está fuera de la plaza, es el Edificio Carrión, -también llamado Capitol, por un hotel ahora desaparecido y por el cine del mismo nombre colocado en sus bajos-, que mira mitad a la Gran Vía y mitad a la plaza. Queda separado del edificio de los Cines Callao por la calle de Jacometrezo. Su perfil se ha convertido en una especie de icono de la Gran Vía, así como su cartel luminoso, que actualmente está ocupado por un anuncio de la tónica Schweppes. A día de hoy, además del cine Capitol, recoge también varias oficinas y un hotel. Su construcción se llevó a cabo entre los años 1931 y 1933. El solar en el que se fue a situar propició que el edificio tuviera casi obligadamente forma de chaflán, hecho que, junto con su estilo art-decó, hace que tenga cierto parecido con edificios neoyorquinos como el Flatiron Building. Este edificio, además, contó en el momento de su construcción con ciertos elementos novedosos como el aire acondicionado integral, para lo cual tuvo que destinarse toda una planta completa para albergar la maquinaria necesaria.
De la Plaza del Callao salen varias calles importantes. Vamos a dejar de momento a un lado las calles de Preciados y del Carmen. Tomé la calle del Postigo de San Martín que conduce en dirección sur hasta la plaza del mismo nombre. Bajando por la calle a nuestra izquierda quedan los muros del Monasterio de las Descalzas Reales. La Plaza de San Martín toma este nombre del antiguo Convento de San Martín, fundado en el siglo XIII, que dio nombre a toda la zona, pues se llamaba Arrabal de San Martín. Tanto el convento como su iglesia permanecieron en pie hasta el siglo XIX. La iglesia fue derribada durante la Guerra de la Independencia y el convento unos años más tarde, al estallar la revolución de 1868. Antes de que el Convento de San Martín fuera derribado alojó importantes instancias gubernativas como, por ejemplo, dependencias del Gobierno Civil, de la Diputación Provincial, de la Dirección General del cuerpo de Sanidad Militar, del Consejo de Sanidad del Reino y de un cuartel de la Guardia Civil. En la plaza hay también una placa conmemorativa en la que se dice que allí Francisco de Quevedo mató a un hombre por defender a una dama.
La Plaza de las Descalzas es contigua a la Plaza de San Martín, y recibe su nombre del monasterio, que le da una de sus fachadas. Antaño era un lugar bastante destacado ya que se utilizó alguna vez para proclamar reyes y nombrar príncipes de Asturias. En el siglo XIX se instaló aquí “La Mariblanca”, famosa y muy viajera estatua de Venus que actualmente, en forma de copia, está en la Puerta del Sol. En la plaza podemos ver dos estatuas muy relacionadas con el fenómeno de las cajas de ahorros. No en vano, en la plaza está el edificio del Monte de Piedad de Madrid, institución bancaria precursora de Caja Madrid y, por tanto, de Bankia.
La parte norte de la plaza es la del Monasterio de las Descalzas Reales. Estamos ante un monasterio de monjas de clausura fundado en 1559 por Juana de Austria, hermana de Felipe II. Nada más ver el edificio y sin saber nada de estilos arquitectónicos nos damos cuenta de que estamos ante uno de corte clasicista. En su interior guarda importantes obras de arte que forman un museo que se puede visitar. El monasterio fue antes uno de los palacios más antiguos de Madrid, posiblemente el centro neurálgico de la corte de Alfonso VI de Castilla. Tuvo que ser transformado para ser convento, hecho que concluyó en 1664. De su interior destaca el claustro, del que todos los Viernes Santos sale la procesión del Santo Entierro. En la capilla que hay junto al claustro estuvo durante mucho tiempo La Anunciación de Fra Angelico, hasta que en 1862 el cuadro fue trasladado al Museo del Prado.
Frente a la fachada del monasterio, y a la espalda de la sede del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, está el Monte de Piedad. Este es el Monte de Piedad o Montepío más antiguo de España. Se trata de una entidad benéfica que permitía a los pobres obtener dinero en metálico a cambio del empeño de sus pertenencias. Fue fundado por el Padre Piquer, capellán del vecino Monasterio de las Descalzas Reales, en 1702. Siguiendo el ejemplo de este Monte de Piedad surgieron otros en diversas ciudades españolas y en ese entramado de entidades benéficas nacieron las llamadas Cajas de Ahorros más o menos un siglo después.
El Monte de Piedad de Madrid tenía una capilla con una portada digna de mención. Por fortuna, aunque la capilla ya no existe, si podemos admirar la portada, que seguramente data de 1721. No se conoce exactamente su autoría, pero el estilo y los elementos utilizados en su construcción hacen creer que es obra de Pedro de Ribera.
Desde este punto se accede de manera muy rápida a la calle de Preciados, justo en el medio de su recorrido entre la Plaza del Callao y la Puerta del Sol. Intentando llegar a la calle de Preciados uno tiene por necesidad que toparse con la fachada donde todas las Navidades se instala Cortylandia, un espectáculo con luces y muñecos animados que hace las delicias de los más pequeños.
La calle de Preciados comunica la Plaza de Santo Domingo con la Puerta del Sol pasando por la Plaza del Callao, lugar en el que realiza un giro apartándose de su camino más o menos recto. Es la calle comercial de Madrid por excelencia, tanto es así que el alquiler de un local comercial en esta calle está entre los más caros del mundo. Debe su nombre a dos hermanos, apellidados Preciado, que en el siglo XV trabajaban en los arrabales de la villa como funcionarios dedicados a la inspección de almacenes, pesos y medidas. Eran estos hermanos tan rigurosos y buenos en sus quehaceres, que llegaron a alcanzar la fama por ello, y Madrid les dedicó una calle, que en principio tomó el nombre de calle de los Preciados.
Subiendo hacia Callao giré por la primera calle a la derecha, que es la calle de Rompelanzas, la más corta de Madrid, con sólo dos portales. Es tan corta que es incluso difícil sacar una buena foto de ella. Une las calles paralelas -y casi hermanas- de Preciados y del Carmen. Su nombre se debe a que era una calle problemática por sus muchos baches y frecuentemente estos ocasionaban la rotura de las lanzas de los carros. Obviamente, aquí “lanza” se refiere a una pieza que unía el yugo de los caballos al chasis de los carromatos, no al proyectil bélico.
En la misma calle del Carmen y casi a la altura de la calle de Rompelanzas está el famoso establecimiento de loterías Doña Manolita. Hablamos de la administración de loterías número 67 de Madrid, y es posible que sea el más famoso de España. Manuela de Pablo abrió este local de loterías en 1904 junto con sus tres hermanas. Su popularidad, como muchos sabréis, se debe a que siempre ha repartido muchos premios, empezando todo con los estudiantes de la Universidad Central, ya que muchos de ellos fueron agraciados con premios. La fama de Doña Manolita pronto fue acrecentándose entre todos los madrileños.
En el momento de la fundación, el establecimiento estaba en la calle de San Bernardo. En 1931 Doña Manolita se trasladó a la mismísima Puerta del Sol, abriéndose también un segundo establecimiento en la Gran Vía. Sin embargo, el establecimiento de la Puerta del Sol, tras la muerte de Manuela, pasó por las manos de otras de sus hermanas hasta que finalmente se vendió, quedando únicamente la sede de Gran Vía, que permaneció abierta hasta 2011, año en el que se realizó el traslado a la sede actual en la calle del Carmen.
A través de la calle de Mesonero Romanos y después, por la calle de la Abada, llegamos a la Plaza del Carmen. Tanto el nombre de esta plaza como de la calle se debe a la existencia del antiguo Convento del Carmen Calzado, derribado en 1861, hecho que dio espacio a la existencia de la propia plaza. En los últimos años del siglo XIX se construyó en la plaza un frontón que albergó un importante music-hall llamado Kursaal a principio del siglo XX. En este lugar se realizaban espectáculos denominados “Sicalípticos”, picantes o de trasfondo sexual. Este inmueble se convirtió después en un teatro y luego en los llamados Cines Madrid, que perduraron hasta principios del siglo XXI. Actualmente acoge un MediaMarkt.
En la plaza, o casi, está el Teatro Muñoz Seca, antes llamado Sala Chantecler. En realidad, esta sala era una cosa ínfima, apenas un chamizo, según dicen, y además había sufrido un incendio en 1911. Años después fue adquirido por “La Chelito”, una diva de la sicalipsis. En 1922 se inauguró un nuevo teatro inserto en un edificio de vecindad que recibía el nombre de El Dorado. En 1930 cambió de nombre y tomó el del dramaturgo Pedro Muñoz Seca.
Por la calle de Tetuán en dirección sur y luego oeste llegamos a la Plaza del Celenque, y en frente de esta plaza tenemos el Palacio de Gaviria. No obstante, en nuestro camino nos encontramos con un restaurante bastante famoso: Casa Labra. Este establecimiento es famoso por haber sido precisamente la sede donde se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) el 2 de mayo de 1879. Según aparece escrito en su fachada, Casa Labra abrió sus puertas en 1860. El restaurante procura comida tradicional madrileña, aunque una característica del local es que hay un espacio dedicado a comer de pie.
El Palacio de Gaviria es un palacio construido entre los años 1846 y 1847 en la calle del Arenal. Fue encargado por el banquero y agente de bolsa Manuel Gaviria y Douza, Marqués de Gaviria y Conde de Buena Esperanza. El palacio fue famoso en su época por su gran lujo y por las fiestas que en él se celebraban. En su interior destacan los frescos de sus salones, particularmente los del salón de baile. Entre 1991 y 2011 albergó una famosa discoteca llamada precisamente Palacio de Gaviria. Actualmente sus bajos están ocupados por un centro comercial de decomisos y sus trece salas se usan como espacio para exposiciones y otros eventos.
Seguimos por la calle del Arenal en dirección a la Plaza de Isabel II, es decir, Ópera. Muy pronto nos ponemos delante de la Joy Eslava. Su nombre se debe a su promotor, Bonifacio Eslava, sobrino del músico Hilarión Eslava. Estamos hablando de un pequeño salón construido por el arquitecto Bruno Fernández de los Ronderos que fue inaugurado en 1871 como Salón Eslava. Desde sus inicios se estableció como una pequeña plataforma de teatro popular en el que se ejecutaban zarzuelas, revistas o cabaret. En 1981 se reconvirtió en macrodiscoteca con el nombre de Joy Eslava. Hoy en día en su fachada leemos el nombre de Teatro Joy Eslava.
En la esquina de la calle del Arenal con la calle de los Bordadores está la Iglesia de San Ginés de Arlés. Este templo es una reconstrucción de uno anterior que sufrió un derrumbe. El culto a San Ginés de Arlés estuvo en Madrid prácticamente desde sus inicios como ciudad, pues ya hay documentación sobre él en el siglo XII. El edificio actual data del siglo XVII y ha sufrido numerosos incendios y restauraciones. Durante la Guerra Civil la iglesia estuvo cerrada aunque algunas de sus dependencias fueron usadas por los Republicanos, hecho que propició que fuera objetivo de numerosos impactos.
A pesar de los incendios que ha sufrido y que han mermado significativamente su patrimonio artístico e histórico, la Iglesia de San Ginés cuenta todavía con notables obras de arte en su interior. Hay, por ejemplo, lienzos de Luca Giordano, Juan Pascual de Mena o El Greco. Como curiosidad, entre sus capillas hubo una que fue conocida como Capilla del Lagarto por una historia un poco larga de explicar pero que podéis leer aquí.
Tomando la calle de los Bordadores en dirección sur hay otro edificio en cuya puerta está escrito “Parroquia de San Ginés”. Sospecho que aunque es un edificio que podríamos considerar diferente, pertenece al mismo complejo dedicado al santo galo nacido en el siglo III. En uno de los lados de esta Parroquia de San Ginés hay un pequeño espacio que recibe el nombre de Plazuela de San Ginés. Si nos adentramos en esta plaza veremos que a mano derecha sale la calle de los Coloreros y a la mano izquierda sale el Pasadizo de San Ginés, donde se encuentra dos lugares muy famosos de Madrid: la Chocolatería de San Ginés y la Librería de San Ginés.
La Chocolatería de San Ginés fue fundada en 1894 y ha permanecido en el mismo sitio desde entonces. Es el lugar donde uno debe ir a tomar chocolate con churros cuando la noche ha dado paso a las luces del alba. Se trata de un sitio muy popular entre los noctámbulos, sobre todo los que salían del vecino Teatro Eslava y más tarde los que hacían lo propio desde la discoteca Joy Eslava. Como otras tantas tiendas madrileñas con solera conserva su aire antiguo y su azulejería. Por cierto, hace unos pocos años abrió una sucursal en Tokio: ahí es nada.
La Librería de San Ginés, por su parte, también guarda consigo los tesoros del tiempo. Es una librería muy antigua, de las más antiguas de Madrid, y eso es algo que se ve enseguida. Como no podía ser de otra manera, se especializa en libros antiguos. Esta librería ha estado ahí desde el siglo XVIII con casi toda seguridad. Es un monumento.
La calle de los Coloreros va a parar a la calle Mayor, que tomé en dirección a Sol. Antes de llegar el primer cruce, que es la Travesía del Arenal, nos topamos con la confitería El Riojano. Este establecimiento abrió sus puertas en 1855 cuando un pastelero que trabajaba en el Palacio Real decidió comenzar un negocio propio. El fundador no tuvo hijos por lo que legó el negocio a sus empleados y estos han seguido haciendo honor al fundador haciendo exactamente lo mismo. Para evitar robos, que a finales del siglo XIX eran habituales en las tiendas de Madrid, los muebles fueron fabricados dentro de la tienda con el tamaño suficiente para que no pudieran sacarse del lugar por la puerta: gran idea, ¿no? Como todo este tipo de negocios tan antiguos, todo lo que se hace es casero y del día.
En el camino que nos va a llevar a la Plaza Mayor, donde vamos a poner fin a este capítulo, pasamos por la calle de San Cristóbal en dirección sur hasta encontrarnos con la calle del Marqués Viudo de Pontejos, y allí vemos el Petit Palace Pasada del Peine, una de las posadas más antiguas de Madrid. El edificio en el que está data de 1610, y aunque la posada estuvo cerrada entre 1960 y 2006, fue reabierta tras una reforma integral del edificio y continua prestando servicio a día de hoy. El hotel está compuesto por tres edificios muy distintos pero unidos. Actualmente forma parte de una cadena hotelera.
Desde la Posada del Peine sólo nos queda cruzar la calle de Postas para que la calle tome el nombre de calle de la Sal y entre en la Plaza Mayor. Esta plaza, archiconocida en el mundo entero y siempre frecuentada por turistas nacionales y foráneos, tiene su origen en el siglo XVI cuando se formó en la confluencia de las calle de Toledo y de Atocha un mercado que no tardó en convertirse en el mercado principal de la ciudad. Desde los primeros momentos de existencia de ese mercado se llamó Plaza del Arrabal a ese espacio que poco a poco fue conformándose. La plaza se convirtió en poco tiempo en la plaza más importante de la ciudad por lo que muy pronto recibió la atención que merecía.
Fue en 1580 cuando el rey Felipe II encargó la remodelación de la plaza a Juan de Herrera. Se derribaron edificios y se construyeron otros, siendo el primero en ser ejecutado el de la Casa de la Panadería. La Plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios a los largo de su historia que han ido cambiando su aspecto, en alguna ocasión de forma radical. Fue sobre todo el tercero, que arrasó un tercio de la plaza en 1790, el que propició mayores cambios, ya que los edificios allí presentes perdieron altura, -de 5 plantas a sólo 3-, y fue también el causante de la introducción de accesos mediante arcos en varios puntos de la plaza.
Por otra parte, la estatua ecuestre de Felipe III que destaca en el centro de la plaza no se colocó hasta 1848, aunque la escultura es mucho más antigua. El trafico rodado pasó por la plaza hasta 1960, año en el que se realizó una remodelación general del espacio y se aprovechó para construir un aparcamiento subterráneo por debajo de la plaza.
La plaza en sí, y en su estado actual, es una plaza porticada completamente cerrada con planta ligeramente rectangular, puesto que tiene 129 metros de largo y 94 de ancho. Tiene un total de 10 accesos, muchos de ellos con presencia de un gran arco de medio punto. En los soportales hay numerosos comercios de hostelería que plantan sus terrazas en la propia plaza, aunque también hay comercios dedicados al coleccionismo y alguno incluso de complemento de la vestimenta, como la famosa Casa Yustas, dedicada al sombrero. Los edificios que sobresalen en los lados norte y sur son la Casa de la Panadería y la Casa de la Carnicería respectivamente.
A lo largo de la historia, la Plaza Mayor ha tenido muchos y muy variados usos. Ya hemos hablado de su faceta de mercado de alimentación, pero también lo ha sido lugar de venta de otros géneros relativos a la vida de los gremios; y ha tenido usos muy diferentes como espacio para corridas de toros, autos de fe de la inquisición y ejecuciones públicas. En la actualidad, el uso de la plaza es meramente turístico, aunque desde 1860 en los meses de diciembre se instala un famoso mercado navideño.
Aquí termina esta primera parte del recorrido fotográfico por el barrio de Sol. Estoy feliz pero al mismo tiempo un poco triste porque se va terminando la parte con más alma de Madrid. No sé si la más bonita, pero si, quizá, la más especial. Terminaremos el distrito de Centro la próxima semana con la segunda y última parte del recorrido fotográfico.
Visitaremos las plazas de la Provincia, de Santa Cruz y de Pontejos. Volveremos a la calle de Alcalá pasando por la Plaza de Canalejas. Y subiremos hasta el Real Oratorio de Caballero de Gracia para bajar por la calle de la Montera desde su ensanchamiento en la Gran Vía, -o Red de San Luis-, hasta la mismísima Puerta del Sol donde terminaremos nuestro paseo por el distrito nº1. Se van terminando los capítulos largos, todos descansaremos algo más. ¿Os gusta la idea?
Todas las fotos de la segunda parte del recorrido por el barrio de Sol:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: