El distrito de Chamartín. Distrito número 5 de la ciudad de Madrid. Tan madrileño ahora y a la vez tan tardío en su desarrollo como parte de la ciudad. Después de la Guerra Civil, sólo el barrio de la Prosperidad estaba incorporado a lo que era por aquel entonces la ciudad de Madrid. Todo lo que había al norte de ese barrio era un antiguo municipio independiente llamado Chamartín de la Rosa, que fue anexionado a la capital en 1947. Al norte de este municipio había una extensión bastante importante de fincas pertenecientes a la nobleza que, poco a poco, fueron cedidas a órdenes religiosas.
Hoy en día, el edificio más destacado por su importancia del distrito es, sin duda, la Estación de Chamartín, situada al norte del distrito, en los terrenos donde se asentaba el antiguo cementerio de la villa de Chamartín de la Rosa, que desde mi infancia y en mi barrio siempre hemos llamado “El cemen”, para referirnos a un modestísimo campo de fútbol donde solíamos ir a dar patadas… al balón. Antiguamente, el edificio más importante del distrito fue el Palacio de los Duques de Pastrana-Infantado, donde dicen que durmió el célebre emperador francés Napoleón Bonaparte.
También es el distrito de la ciudad en el que está otro de los edificios más importantes de la ciudad, el Estadio Santiago Bernabéu, sede donde juega sus partidos en Real Madrid Club de Fútbol. Además están en Chamartín edificios de empresas importantes y de arquitectura singular, como las Torres Puerta de Europa de la Plaza de Castilla, -primeros rascacielos inclinados que se construyeron en Europa-, antes conocidas como Torres Kio, nombre que perdura en el recuerdo y en la boca de los habitantes de la zona. Otros edificios importantes a destacar son el Auditorio Nacional de Música o el Museo de Ciencias Naturales, a lo que hay que sumar toda una colonia de viviendas, la de El Viso, que da nombre al primer distrito que vamos a visitar.
Vamos ahora, como siempre, a ver qué barrios conforman el distrito de Chamartín. Son seis: El Viso, Prosperidad, Ciudad Jardín, Hispanoamérica, Nueva España y Castilla, que es donde vivo yo. Todos estos barrios suman un total de 919,57 hectáreas de superficie. El distrito de Chamartín está situado el norte del Distrito de Salamanca y tiene a sus costados los distritos de Tetuán y Chamberí por un lado, y de Ciudad Lineal por otro, mientras que al norte tiene el distrito de Fuencarral-El Pardo.
Hecha esta introducción al distrito de Chamartín, vamos ahora a presentar el primer barrio que vamos a recorrer, el de El Viso. Como ya hemos adelantado más arriba, el nombre de este barrio deriva de la Colonia El Viso, realizada en el período que va desde 1933 a 1936 por el arquitecto Rafael Bergamín Gutiérrez con la colaboración de Luis Felipe Vivanco. Esta colonia se compone de casas unifamiliares de dos pisos, que en algunos casos fueron hogar de intelectuales de la época. Pero la Colonia El Viso no es la única colonia que hay en el barrio, a ella hay que sumar las colonias de Parque Residencia y de Iturbe IV, se tamaño obviamente más modesto.
El Viso no es solamente el barrio más rico de Chamartín por su renta per capita (113 mil euros), sino también el barrio más rico de Madrid y el barrio más rico de España. Supera, por tanto, a todos los barrios que hemos recorrido en el distrito de Salamanca. Lo curioso del asunto es que, en su concepción, la Colonia El Viso fue aprobada bajo el paraguas de la llamada Ley de Casas Económicas de 1925, por lo que la idea era que dicha colonia sirviera de hogar para personas con no demasiados recursos económicos. En un principio el proyecto iba a llamarse Altos del Hipódromo, en referencia al Hipódromo de la Castellana, situado muy cerca, en la zona en la que hoy se ubican los Nuevos Ministerios. Sin embargo, como digo, y en contraste con la idea original, hoy en día viven en el barrio las personas más pudientes de España, entre los que podemos citar al arquitecto Rafael Moneo, a la banquera Ana Botín o a poderosos hombres de negocios relacionados con el mundo de la construcción como Florentino Pérez o Villar Mir.
Venga va, empecemos ya. El comienzo de nuestro recorrido es la Plaza del Doctor Marañón, que es el punto en el que terminamos nuestra aventura en el distrito 4. De ahí vamos a volver a deambular por la calle de María de Molina, pero en sentido contrario, es decir, hacia el este, por la acera que corresponde, que es la norte, ya que la sur pertenece al distrito de Salamanca. La tercera vía que nos encontramos a nuestra izquierda, después de pasar por varios edificios de la IE University, es la calle de Serrano y allí, de forma inmediata, nos topamos con el primer punto que queremos visitar: el Santuario de Schoenstatt.
Este santuario es uno de los dos que tiene el Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Madrid, -el otro está en Pozuelo de Alarcón-, y fue inaugurado o consagrado, no sé muy bien cuál es la palabra correcta en estos casos, en 2001. El Movimiento Apostólico de Schoenstatt fue fundado en 1914 por el sacerdote Josef Kentenich y un pequeño grupo de seminaristas de los Padres Palotinos. El origen de su nombre hay que buscarlo en el santuario de Schoenstatt, en la pequeña localidad de Vallendar, cerca de Coblenza, que es el santuario madre o central y es un lugar que se ha erigido como un sitio de peregrinación mundial visitado por miles de personas cada año.
El Movimiento tiene delegaciones en 42 países, 17 de ellos en Europa, y en España se encuentran 3 de esas delegaciones, estando la tercera en Barcelona. En el caso del santuario de la calle de Serrano, el acceso se realiza subiendo una escalinata bastante empinada que va a dar a un jardín muy cuidado junto al que yace la pequeña capilla. Es un lugar muy tranquilo y agradable que merece la pena una visita, seas creyente o fotógrafo.
Caminando en dirección norte llegamos a la sede central del Centro Superior de Investigaciones Científicas, muy conocido por sus siglas, CSIC, al que lamentablemente no pude entrar a hacer fotos. Este agencia estatal tiene como objetivo el desarrollo y la promoción de la investigación en beneficio del progreso científico y tecnológico y para ello siempre está en colaboración con varias entidades españoles y extranjeras. Para todo ello, el CSIC cuenta con numerosos centros e institutos a lo largo de la geografía española, donde más de 15 mil personas trabajan en su plantilla, de los cuales más de 3 mil son investigadores en algún campo científico.
El origen del CSIC tenemos que buscarlo en la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, que entre 1907 y 1939 fue la institución encargada de sacar a la ciencia española de su histórico retraso. Esta junta nació en el seno de la Institución Libre de Enseñanza y murió por un decreto del gobierno de Burgos (franquista) al traspasar sus funciones al Instituto de España y a las diversas universidades españolas.
El CSIC fue creado una vez terminada la Guerra Civil sobre la estructura y base organizativa de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, siendo el heredero material pero no intelectual de la antigua institución, debido al alto componente franquista que quedó inserto en el espíritu de los primeros años de vida del CSIC. Hasta el año 2010 esta presencia del Franquismo era muy presente en el edificio que estamos visitando, ya que en el frontal de la sede central había una muy visible inscripción en lengua latina que conmemoraba la victoria de Franco en la guerra que fue retirada en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica del 2007. Después de los años de dictadura, se puede afirmar que el CSIC, como institución, ha sabido sacudirse esa corteza franquista que no le dejaba avanzar plenamente.
Una de las grandes ventajas que tiene el CSIC es que, gracias a su papel de gestor de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares (ICTS) puede proporcionar servicios a toda la comunidad científica. El CSIC gestiona instalaciones únicas y excepcionales con un coste de mantenimiento bastante grande pero que revisten una importancia crucial y estratégica, como pueden ser la Base Antártica Juan Carlos I, el Buque Oceanográfico Sarmiento de Gamboa o el Observatorio Astronómico de Calar Alto, en la Sierra de Filabres, Almería.
Siempre en la acera de la izquierda, y sin avanzar mucho, encontramos la Iglesia del Espíritu Santo. Esta pequeña iglesia se construyó en 1942 con objeto de servir de lugar de culto para los investigadores del CSIC. Es obra del célebre arquitecto Miguel Fisac, quien aprovechó para ella parte de los muros del auditorio de la Residencia de Estudiantes, ya en desuso al desaparecer la Residencia tras el final de la Guerra Civil. Se trata de una iglesia de una sola nave con capillas laterales y no tiene crucero ni retablo en el altar.
Justo al lado de la Iglesia del Espíritu Santo está el Instituto Ramiro de Maeztu, un centro de enseñanza muy importante en la historia reciente de la ciudad. Estos tres últimos edificios que hemos visitado están muy interconectados históricamente. En este caso, el Ramiro de Maeztu sigue los idearios de la Institución Libre de Enseñanza y de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. El origen del Instituto Ramiro de Maeztu es el antiguo Instituto Escuela, que fue creado en 1918 por una Real Orden con el objetivo de desarrollar una experiencia pedagógica supervisada por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Se trataba de un ciclo integral que iba desde los parvulitos hasta el bachillerato basado en el laicismo, la enseñanza de idiomas como herramienta de apertura al exterior, los valores del deporte y la constante práctica del profesorado.
Poco a poco se fue dotando al Instituto Escuela de más terrenos y más pabellones donde desarrollar su labor. El Instituto Ramiro de Maeztu se creó como tal al término de la Guerra Civil por una orden ministerial en la que se establecían los institutos de Enseñanza Media en la ciudad de Madrid, entre los que estaban, junto al que nos ocupa, el Instituto San Isidro, que hemos visitado (es el edificio del antiguo Colegio Imperial), el Cervantes, el Lope de Vega y el Isabel la Católica. El nuevo instituto recibió el nombre del escritor Ramiro de Maeztu, miembro de la llamada Generación del 98.
El Instituto Ramiro de Maeztu estuvo muy bien dotado desde sus inicios como centro piloto del CSIC y tuvo las mejores instalaciones, sin descuidar, por supuesto, el deporte, área en el que contaba con unas instalaciones excepcionales, contando con un campo de fútbol de tierra, un gimnasio, una piscina de verano, aunque de todo aquello sólo queda el recuerdo prácticamente, ya que aquellos terrenos han sido reutilizados para otros edificios de docencia y para el famoso Polideportivo Antonio Magariños. Porque si, ya no podemos postergarlo más, en el Ramiro de Maeztu se fundó en 1948 el Club Baloncesto Estudiantes, y allí jugó el equipo hasta la temporada 1987/1988, aunque el Atlético de Madrid de balonmano, que también tenía allí su sede, siguió disputando partidos hasta 1992.
La calle de Juan de la Cierva, a nuestra derecha, nos conduce a la calle de Joaquín Costa, mucho más grande y principal. Pasamos por delante del Hospital de San Francisco de Asís, situado en el número 28, cerca de la Plaza de la República Argentina, que visitaremos después. Este hospital tiene su origen en el año de 1912, cuando la Reina Victoria Eugenia reclamó la presencia de las Franciscanas Misioneras de María para un hospital de niños tuberculosos.
En 1935 se inauguró el Hospital Católico, que después de la guerra y de la postguerra pasó por diferentes manos, hasta que en la Navidad de 1940 el Sanatorio de San Francisco de Asís abrió sus puertas. No se tardó mucho tiempo en requerir la necesidad de construir otro edificio, dada la carestía de camas, por lo que en 1951 se construyó el edificio actual, que desde 2012 lleva el nombre de Hospital de San Francisco de Asís.
Según una encuesta de 2016, los pacientes de este hospital valoran con una nota de 90 sobre 100 los servicios del centro, especialmente los de hospitalización, urgencias, radiología y rehabilitación. Además se valora de forma especial la profesionalidad y la experiencia del personal, así como las instalaciones y el trato recibido.
Volvemos hacia el sur por la calle de Castellón de la Plana que, paralela a la de Velázquez, pero separándose poco a poco de ella, nos conduce a la calle de Pedro de Valdivia. A través de ella vamos a volver al Paseo de la Castellana, donde nos encontraremos dos monumentos de los que tenemos que hablar y un edificio importante en el que se encuentran dos puntos de nuestro interés. Antes de eso nos desviamos hacia el norte por la calle del Pinar para visitar la histórica Residencia de Estudiantes, el primer centro cultural de España. Lamentablemente no se permite hacer fotos allí, por lo que únicamente pude hacer una foto a la puerta de entrada.
La Residencia de Estudiantes fue uno de los centros más importantes de intercambio cultural y artístico de la Europa de entreguerras. En ella cohabitaron escritores como Federico García Lorca, pintores como Salvador Dalí, cineastas como Luis Buñuel o científicos tan prestigiosos como Severo Ochoa, por citar a los de mayor nombre. Fue, por tanto, un foro donde los intelectuales españoles intercambiaron sus ideas, muchas de ellas de carácter renovador procedentes de la Institución Libre de Enseñanza, fundada en el siglo XIX por Francisco Giner de los Ríos.
En la Residencia trabaron una gran amistad Lorca, Buñuel y Dalí, artistas que, gracias a la libertad de la que gozaban, compartieron conocimientos, admiración y divertimentos, además de disfrutar de una biblioteca muy bien dotada, clases gratuitas de idiomas y laboratorios de ciencia experimental.
La Residencia nació en 1910 como un complemento intelectual, -y ajenos a toda ideología, religión o moral- a los estudios que ofrecía la universidad, así como un espacio donde poder recibir las vanguardias internacionales. Aquí estuvieron ejerciendo su intelectualidad gente como Manuel de Falla, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez y muchos otros artistas y pensadores. Y entre los personajes que vinieron del exterior no podemos dejar de nombrar a Albert Einstein, a Marie Curie, a Le Corbusier, a Paul Valéry o a Igor Stravinsky.
El edificio está declarado como Patrimonio Europeo, y es el segundo inmueble en el que ha estado la sede de la Residencia de Estudiantes, ya que anteriormente estuvo en la calle de Fortuny, concretamente en el número 14. El edificio actual se levantó en lo que Juan Ramón Jiménez denominó “La colina de los chopos” en estilo neomudéjar, aunque más que un edificio debemos hablar, más propiamente, de un conjunto de edificios, ya que hay más de uno.
Con la Guerra Civil la Residencia de Estudiantes se vio abandonada primero y cerrada después. Durante la guerra el edificio fue usado como hospital, llevándose los 16 mil libros de la biblioteca al recién creado Colegio Mayor Ximénez de Cisneros, en la actual Universidad Complutense. En la actualidad la Residencia de Estudiantes continúa con su actividad cultural en forma de fundación creada por el CSIC y organiza asiduamente conferencias, conciertos, exposiciones y charlas con invitados insignes en lo que a las actividades artísticas y científicas se refiere.
Volviendo a la calle de Pedro de Valdivia y girando a la derecha, llegamos al Paseo de la Castellana. Caminando en dirección norte vamos a encontrarnos con dos monumentos y un edificio que contiene dos entidades diferentes en su seno.
El primero de los monumentos es el dedicado a la Reina Isabel la Católica, situado en la parte baja de los jardines anejos al Palacio de las Artes e Industria en los que los estudiantes y futuros ingenieros reponían fuerzas y tomaban el sol, en los días que hacía sol. El monumento en sí, no siempre estuvo en este emplazamiento, ya que provenía del centro del Paseo de la Castellana, lugar en el que fue inaugurado en 1883 por el rey Alfonso XII y por el príncipe imperial Federico Guillermo, futuro Kaiser Federico III.
Fue el Ayuntamiento de Madrid quien sufragó el monumento, que en su estado original constaba de un grupo escultórico en bronce y de un soberbio pedestal, obra de Manuel Oms. El pedestal ya no existe, aunque dicen que era digno de admiración, pues estaba formado por un basamento liso con una escalinata de piedra que sostenía un cuerpo central cilíndrico flanqueado por cuatro cuerpos salientes que se apoyaban en dos esbeltas columnas. Respecto al grupo escultórico, está formado por tres figuras: una ecuestre de la reina Isabel, revestida de armadura, manto real y corona, con una gran cruz en una mano y las riendas en la otra; otra que corresponde al Cardenal González Mendoza, en traje talar; y la tercera a Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán, armado como corresponde.
El pedestal actual está hecho de granito y tiene forma octogonal y en él figuran los escudos de Castilla, León, Granada y Aragón. En la parte frontal hay una lapida en la que se puede leer: “A Isabel la Católica bajo cuyo Glorioso Reinado se llevó a cabo la Unidad Nacional y el Descubrimiento de América. El pueblo de Madrid. 1883“.
A final de los años 50 se movió el monumento a su emplazamiento actual, rodeado de árboles y acompañado de un estanque con surtidores, con el objetivo de facilitar el tránsito de coches, ya que, cómo hemos dicho, anteriormente estaba en medio de la calle, en un pequeño espacio ajardinado rodeado de una verja.
El segundo monumento es el que conmemora la constitución vigente, la de 1978. Lo encontraréis muy cerca del otro monumento, en el mismo entorno húmedo y de terreno inclinado, muy cerca de la Plaza de San Juan de la Cruz, en el Paseo de la Castellana. Este monumento es muy conocido por casi todos por su forma, un cubo de 5 metros de lado que consiste en una estructura de hormigón armado revestida de placas de mármol de Macael, Almería, que tiene la particularidad de tener su interior vacío y sus caras visibles apiramidadas hacia dentro, con escalones en la parte inferior. En los cantos superiores hay dos inscripciones: una dice “El pueblo de Madrid“; la otra “A la Constitución de 1978“.
Fue inaugurado este monumento en 1979, porque hubiera sido bastante raro haberlo inaugurado antes, obviamente. Era alcalde de la ciudad Enrique Tierno Galván, quien había convocado un concurso público para la erección de este monumento, que finalmente ganó el arquitecto Miguel Ángel Ruiz Larrea, quien quiso plantear un monumento sobrio, minimalista y que pudiera evocar la idea de racionalidad. Lo cierto es que se trata de un monumento que no deja de ser curioso pero que, quizá, no es especialmente bonito o llamativo, y que quizá tampoco se encuentra en la mejor de las ubicaciones, ya que esos jardines no son muy atrayentes para los peatones. Lo que no se le puede negar es un carácter de monumento “para la gente”, ya que su diseño abierto permite a la gente introducirse dentro de él o descansar en sus escalones.
En cuanto a los otros dos puntos de interés que hemos mencionado, ambos se encuentran en el llamado Palacio de las Artes y de la Industria. Este edificio es bastante reconocible por la cúpula que lo corona. Está construido con una estructura metálica y columnas de fundición. Tiene un eje central en el que se sitúa la puerta principal y sobre el que descansa la cúpula y un cuerpo con forma de ábside en la parte trasera. En los laterales se levantan dos alas, cada una con un patio, y tres plantas. Por fuera se ven muchos ladrillos.
El Palacio de las Artes y de la Industria fue construido desde 1882 y hasta 1887 en la zona conocida como Altos del Hipódromo con los diseños de Federico Villalba. Continuó su construcción la Sociedad Anónima Internacional de Construcción y Contratas Públicas de Braine le Comte, siguiendo un proyecto del arquitecto Fernando de la Torriente, quien murió antes de culminarse la obra, hecho que desencadenó la necesidad de poner al frente del proyecto a su ayudante, Emilio Boix y Merino.
El 21 de mayo de 1887 se celebró la primera Exposición Nacional de Bellas Artes, inaugurada por la reina regente María Cristina. En 1903 el edificio no tenía uso, por lo que se trasladó a él la sección de Entomología del Museo Nacional de Ciencia Naturales, y en 1907 la Escuela de Ingenieros Industriales, hechos que, lógicamente, motivaron la necesidad de adaptar el edificio a las nuevas necesidades entre 1909 y 1910. Pero este edificio no sólo albergó esas dos instituciones, también dio alojo a un cuartel de la Guardia Civil, al Instituto Torres Quevedo y al Museo del Traje.
En el Palacio de las Artes e Industria, como ya hemos anticipado, se halla la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, dependiente de la Universidad Politécnica. En la ETSII se imparten las titulaciones de ingeniería industrial, ingeniería química e ingeniería de organización industrial. Tiene su origen en un decreto aprobado por Isabel II en 1845 para la fundación de la carrera de ingeniero industrial, contando con dos especialidades, Mecánica y Química, para lo cual se creó el llamado Real Instituto Industrial, que a su vez se estableció en el continuador del Real Gabinete de Máquinas creado por Agustín de Betancourt.
Desde 1971 está integrada esta facultad en la Universidad Politécnica de Madrid y desde 2010 otorga la acreditación ABET, el más prestigioso certificado de calidad que puede ser otorgado en una escuela de ingeniería. En su interior, junto a la entrada principal, se muestra en lo alto de un pedestal la primera máquina de vapor industrial que se importó a España, construida en Londres por Napier & Son en 1839.
En el edificio también se encuentra el Museo Nacional de Ciencias Naturales, situado en el ala norte. Este museo expone una importante colección de especímenes y tiene como objetivo principal promover un conocimiento más completo de la diversidad del medio natural.
Fue creado por el rey Carlos III en 1771 como Real Gabinete de Historia Natural, y a lo largo de los tiempos ha cambiado bastante de nombre. Las colecciones con las que se creó el Real Gabinete provinieron de Pedro Franco Dávila, comerciante español nacido en Guayaquil, que los cedió a la Corona Española. Esta colección contenía miles de piezas de minerales, algas, plantas, animales, utensilios y armas de diferentes culturas y épocas. Asimismo, había objetos artísticos de porcelana, cristales preciosos, bronces antiguos, esculturas, medallas y otros objetos de valor como cuadros de pintores renombrados, miniaturas, dibujos, acuarelas, esmaltes, etc. Fondos que han sido a lo largo de la historia aumentados por compras y otras donaciones que han configurado, desde 1984, un museo moderno.
Bajando por la ladera de la colina de nuevo hacia el Paseo de la Castellana nos encontramos con la Plaza de San Juan de la Cruz, que consta de una glorieta en el eje del Paseo de la Castellana y de una extensión lateral que se adentra hacia el otro lado de la Castellana.
La calle de Vitruvio sale de la plaza en dirección noreste hacia la Plaza de la República Argentina. Más o menos a medio camino está la sede la Fundación Ramón Areces. Se trata de la fundación creada por Isidoro Álvarez, fundador de El Corte Inglés, cuyo objetivo, como el de muchas otras fundaciones, es el de apoyar las artes y la cultura, tanto en el plano humanístico como en el plano científico. En el edificio se celebran habitualmente conferencias acerca de todos los ámbitos del conocimiento impartidas por primeras personalidades de cada campo que además de muy interesantes son también gratuitas, aunque hay que realizar una inscripción previa.
Las instalaciones de la Fundación Ramón Areces son amplias y modernas, y cuenta con un auditorio muy cómodo y funcional que resulta perfecto para este tipo de eventos y para casi todo tipo de eventos en realidad.
Como el barrio de El Viso se nos está haciendo un poco largo y todavía queda bastante recorrido, vamos a hacer un alto aquí y continuaremos en el siguiente capítulo para cerrar este paseo por el barrio.
En esta primera parte de nuestro recorrido fotográfico por el barrio de El Viso no hemos visto muchas cosas, sino al contrario, de las pocas cosas que hemos visto hemos hablado mucho, porque había mucho que decir de todo.
En el próximo capítulo terminaremos nuestro paseo por el barrio del El Viso visitando la Plaza de la República Argentina, el colegio de La Salle Nuestra Señora de las Maravillas, las plazas de Lima, de Cataluña y de López de Hoyos, el Santuario de Santa Gema, los Jardines de Pablo Sorozábal y la sede de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, entre otras cosas. Nos vemos muy pronto.
Todas las fotos de la primera parte del recorrido fotográfico por el barrio de El Viso:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales:
En los jardines de la entrada a la Fundación Ramón Areces hay un árbol singular magnífico, un ahuehuete, que su origen es mexicano, y es la misma especie del árbol que se dice el más antiguo de Madrid: el ahuehuete que se encuentra en El Retiro. Entonces como llegó este otro ejemplar a la Fundación R. Areces? Es imponente