El barrio de Atocha es el último barrio que vamos a recorrer en el distrito de Arganzuela. Recibe su nombre de la Estación de Atocha, que es la estación de ferrocarril más importante de España. El barrio de Atocha tiene sus límites en la Ronda de Atocha por el norte; en la calle de Méndez Álvaro por el oeste; en la Avenida de la Ciudad de Barcelona por el este; y en la autopista de circunvalación M-30 por el sur. Es, además, el más oriental de los barrios del distrito de Arganzuela.
Mi viaje comenzó exactamente en el lugar en el que terminó el capítulo anterior: en la Ronda de Atocha y caminando en dirección a la Plaza del Emperador Carlos V. Llegados al punto donde confluye la Ronda de Atocha con el Paseo de Santa María de la Cabeza ya podemos observar la majestuosa fachada de la estación. Sin embargo, cuando toda su historia comenzó todo era bastante más pequeño y sencillo.
En 1851 no era más que un simple embarcadero de uso privado, ya que la segunda línea ferroviaria inaugurada en España -recordemos que la primera fue Barcelona-Mataró- iba desde Madrid hasta Aranjuez, dos localidades con palacios reales. Se trataba de una línea privada que únicamente disfrutaba la reina Isabel II. El Embarcadero de la Reina no era más que un simple templete de madera junto a la vía del tren, ya que las infraestructuras para la maquinaria ferroviaria y el mantenimiento y reparación se ubicaron en la otra punta de la línea, es decir, en Aranjuez.
Con el rápido desarrollo del ferrocarril, pronto surgieron promociones para llevar el tren a otras ciudades de España. Así se idearon los primeros proyectos de líneas que unían la capital con Alicante por un lado; con Zaragoza por otro lado; y con Valladolid en tercer lugar. En ese momento hubo que pensar si era conveniente centralizar todo ese futuro tráfico en un mismo lugar, y aunque se pensó en construir diferentes estaciones, al final se optó por centralizar todas las nuevas líneas ferroviarias en el Embarcadero de la Reina, hecho que motivó el nacimiento de la Estación Central de Madrid, que ya preveía la construcción de otra estación en el norte, la de Chamartín, que estuviera conectada de alguna manera con la Central para derivar todo el futuro tráfico hacia el norte de la península.
En 1882 se comienza a construir la Estación del Norte que será la cabecera de los trenes que viajan hasta Valladolid. Aparecen también los tranvías en Madrid y la Estación Central sufre constantes ampliaciones debido a que la afluencia de pasajeros supera con creces las expectativas iniciales de arquitectos e ingenieros. Se producen también algunos incendios en estructuras de madera que son cambiadas por estructuras de hierro para evitar futuros percances. Por aquella época también se inauguró la Estación de Delicias, con la intención de ser la cabecera de los trenes con destino a Extremadura y Portugal.
En 1890 comienza la construcción de la Estación del Mediodía. En realidad, más que una construcción nueva era una reestructuración de lo ya construido con objeto de ampliar, -otra vez más-, espacios y servicios. Se cambió el nombre a Estación del Mediodía porque ya no tenía sentido llamar Estación Central a una estación que no unificaba todos los servicios ferroviarios. Se optó por el nombre de Mediodía por estar ubicada más al sur que ninguna otra estación en la ciudad de Madrid. El nuevo edificio central está basado en el ladrillo español pero mezclado con tecnología belga, ya que las empresas europeas contaban con toda la experiencia en materia ferroviaria de la que carecía cualquier empresa española.
La nave central de la nueva estación, -la que podemos ver hoy en día convertida en invernadero-, superaba en anchura a muchas estaciones centrales europeas, ya que tiene 152 metros de ancho y 27 de alto. La cubierta de hierro fue construida en Bélgica y traída hasta Madrid, no me preguntéis cómo. La Estación del Mediodía ha estado casi siempre en construcción dada la siempre creciente demanda de transporte. Ya a principios de siglo su crecimiento se vio obstaculizado porque las zonas aledañas se encontraban muy urbanizadas, hecho que obligaba a la siempre costosa expropiación de terrenos. Debido a estas dificultades, se realiza otra gran obra, el Pasillo Verde Ferroviario, que conectó la Estación del Mediodía con la Estación del Norte (Príncipe Pío) en un primer momento y con la futura Estación de Chamartín tiempo después. Además, alrededor de la estación se van asentando espacios hoteleros, ya que este primer cuarto de siglo XX vio nacer a los hoteles Palace y Ritz, situados en las cercanías de la Estación del Mediodía.
A mediados de los sesenta comienza a funcionar la Estación de Chamartín para ser la cabecera de la línea ferroviaria que conduce a Burgos. A finales de los 60 la zona de Atocha sufrió una renovación muy impactante y muy criticada que consistió en la construcción de varios enlaces viarios con pasos a distinto nivel que tenía más de un kilómetro de longitud y que dejaba oculta la Estación de Atocha. No pasó mucho tiempo hasta que semejante “armatoste” fuera conocido como el “scalextric de Atocha”. Sin embargo, menos de veinte años después comenzó la obra para la retirada de esos pasos elevados que tapaban la estación. Por aquel tiempo, con la recién creada Comunidad de Madrid, surgió también la Red de Cercanías, un sistema ferroviario de proximidad vinculado a Madrid y a su entorno con el que la propia Estación de Atocha volvió a convertirse en un lugar central y clave, por lo menos en lo que toca a la parte sur de la región.
En 1979 se produjo el primer atentado terrorista sufrido por la estación cuando estalló una bomba colocada por ETA. Murieron cinco personas y hubo cuantiosos daños materiales. En 1988 se une también el Metro al conjunto con dos estaciones, Atocha y Atocha-Cercanías.
En 1985 se produjo una gran remodelación de la estación de Atocha con motivo de la llegada a España del tren de alta velocidad y su primera línea entre Madrid y Sevilla. El arquitecto Rafael Moneo fue el gran artífice y encargado de desarrollarla entre los años 1985 y 1992. Esta remodelación consistió en la construcción de dos nuevas estaciones, la de Puerta de Atocha, -contigua a la antigua estación-, para acoger los trenes de la nueva línea de alta velocidad; y la de Atocha-Cercanías, para acoger los trenes que continuarían su recorrido por el llamado “Túnel de la risa” que conectó Atocha con Chamartín. La naturaleza de la estación original cambió totalmente, ya que se eliminaron los andenes y las vías y a partir de ese momento se usó como vestíbulo para dar acceso a las otras estaciones. Además se construyó allí mismo un jardín tropical o invernadero que posee más de 7 mil plantas de más de 250 especies. Allí también solían ubicarse unos estanques con tortugas que recientemente han sido retirados debido a una renovación del interior.
El 11 de marzo de 2004 se produjeron en la estación de Atocha, la de El Pozo y la de Santa Eugenia los atentados del 11-M en los que murieron 191 personas. En 2007 se inauguró en la zona el monumento que recuerda a todas las víctimas y al que puede accederse desde la estación de cercanías y de metro. En el exterior, el monumento se presenta como un gran cilindro de cristal con 11 metros de altura y casi 10 de diámetro. Desde el interior, el monumento se presenta dentro de una sala diáfana con paredes de color azul cobalto. El visitante puede leer, -mirando hacia arriba-, mensajes en varios idiomas que se recogieron tras los atentados y que están impresos en una burbuja de plástico que se mantiene elevada contra el cilindro de cristal que se ve en el exterior.
Tras dejar atrás el Monumento Homenaje a las víctimas del 11-M crucé la estación -a través del aparcamiento allí situado y de las paradas de taxis que esperan la salida de los viajeros para llevarles a sus respectivos hoteles- hasta llegar a la calle de Méndez Álvaro, que recorrí prácticamente entera en dirección sureste. Mi destino era el conjunto que conforman la estación de cercanías de Méndez Álvaro y la Estación Sur de Autobuses.
La Estación Sur de Autobuses es un gran centro que sirve como terminal de líneas interregionales y de largo recorrido de autocares. Esta estación substituye a otra más antigua situada en la calle de Canarias, en el barrio de Palos de Moguer, en pleno casco urbano, un lugar del todo inadecuado que causaba una severa congestión de tráfico. Este edificio fue inaugurado en junio de 1997 sobre una parcela triangular encajonada entre la calle de Méndez Álvaro y las vías del ferrocarril, junto a la estación de Cercanías de Méndez Álvaro con la que conforma un intercambiador de transportes.
El edificio en sí tiene forma de L, hecho que se nota a simple vista. Consta de tres niveles, ocupando el sótano un aparcamiento público, la planta a nivel de calle 65 dársenas para la carga y descarga de pasajeros, y la planta superior comercios de diferente naturaleza. En la parte corta de la L se encuentra el vestíbulo, las taquillas y los servicios de facturación, información y cafetería. Es característico del edificio el hormigón blanco que le da una apariencia limpia y simple.
Justo al lado de la terminal encontramos la Torre Ombú, situada en la calle del mismo nombre. Se trata de un edificio dedicado a facilitar reuniones ofreciendo salas por días y por horas en todas las épocas del año que se preparan como quiera cada cliente. Estas salas tienen todos los servicios que cualquier empresa o particular quisiera tener, tales como aire acondicionado, servicio de catering, parking, medios audiovisuales, etc. El edificio tiene un corte clásico pero llama la atención por su fino acabado y la calidad de sus materiales.
En la propia calle de Ombú encontramos nuestro último punto de interés en este barrio y en este distrito: una vieja fábrica de gas que recuerda los iniciales usos industriales del suelo del distrito de Arganzuela a comienzos del siglo XX. Los edificios que confirman esta fábrica se puede ver llegando en tren a la Estación de Atocha. Llaman la atención por el aspecto de fábrica antigua que desprenden con su estilo neomudéjar que recuerda a otros espacios de Madrid como las mismísimas naves del Matadero. Los edificios datan de 1903 y fueron ideados por los arquitectos Luis de Landecho y Jordán de Urríes para la Sociedad Gasificadora Industrial (S. G. I.). Hay que recordar que a principios de siglo el principal motor de la ciudad era el gas, como ya tuvimos la oportunidad de comprobar en un capítulo anterior al hablar del Parque del Gasómetro.
El conjunto está compuesto por varios edificios, uno de motores, otro de bombas, una fábrica de sulfato amónico, varios almacenes, un edificio de oficinas, varios edificios que servían de casas para los obreros, etc. Uno de ellos, concretamente un edificio que servía de central de transformación de energía eléctrica, fue derribado para la construcción de las salas de cine que hay justo en medio de todo ese complejo industrial para el que, por cierto, la existencia de las vías justo a lado era esencial, ya que por este medio recibía numerosas materias prima para la realización del gas que allí se facturaba.
Y ahora ya podemos decir que hemos terminado nuestro recorrido fotográfico por el distrito de Arganzuela. Hemos paseado por un distrito con mucha historia y que ha sufrido una reconversión de usos y espacios muy fuerte a partir de la década de los 70. Es evidente que, con todo, es un distrito muy diferente al distrito de Centro, pero que no carece, por todo lo que hemos contado, de identidad propia.
Nuestro siguiente objetivo será el Distrito Tercero o de Salamanca, un distrito donde el Parque del Retiro destaca como el campanario de una iglesia destaca sobre el resto de la iglesia. Un distrito que, como descubriremos, también tiene mucho que aportar a Madrid y que también respira con su propio ritmo. ¡Nos vemos muy pronto!
Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Atocha:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: