El barrio de Las Acacias es el segundo barrio del distrito de Arganzuela. Está delimitado por la Glorieta de la Puerta de Toledo, la Ronda de Toledo y la Glorieta de Embajadores por el norte; por el Puente de Toledo, la Glorieta de las Pirámides y la calle de Toledo al oeste; por el río Manzanares y por la Avenida de la Virgen del Puerto al sur; y por la calle de Embajadores, la Glorieta del Santa María de la Cabeza, el Paseo de Santa María de la Cabeza y el Puente de Praga al este.
Vamos a comenzar el recorrido por el barrio de Las Acacias en el lugar en el que acabamos el capítulo anterior, es decir, en el Puente de Toledo. Este puente, de estilo barroco-churrigueresco fue construido entre los años 1718 y 1732 siguiendo un diseño del arquitecto Pedro de Ribera. Une la Glorieta de Marqués de Vadillo, en el distrito de Carabanchel y al otro lado del río; con la Glorieta de las Pirámides.
Teniendo en cuenta que este puente une las ciudades de Madrid y de Toledo podemos imaginarnos que la idea de construir un puente sobre el Manzanares que pudiera unir ambas ciudades es bastante antigua. El primer puente que se construyó fue ideado por Juan Gómez de Mora y construido por José de Villarreal entre 1649 y 1660, y no tuvo mucha fortuna, ya que muy poco después de ser inaugurado fue destruido por una crecida del río. En 1680 se terminó de levantar el segundo puente, y de nuevo fue destruido por una riada. En 1682 José del Olmo realizó el diseño del tercer puente, que sirvió como base para la reconstrucción de Pedro de Ribera que ha llegado hasta nuestros días y que estuvo auspiciada por el entonces corregidor, es decir, alcalde, Francisco Antonio de Salceda y Aguirre, marqués de Vadillo.
El Puente de Toledo recuerda por su aspecto a una muralla debido a los sólidos contrafuertes y tambores que rematan en balcones. Una de las cosas que destacan en el puente son las dos hornacinas situadas en el centro donde se explaya con toda la fuerza la decoración churrigueresca y que contienen estatuas de piedra caliza representando a San Isidro y a Santa María de la Cabeza.
En 1952 se produjo en el puente el accidente ferroviario más grave de la historia de Madrid al quedarse sin frenos un tranvía que causó la muerte a 15 personas y heridas a otras 112.
Junto a la Glorieta de las Pirámides y entre la calle de Toledo y el Paseo de las Acacias están los modestos Jardines de Concha Piquer. Es un parquecito muy pequeño con alguna pequeña fuente y con gran frondosidad de árboles que permiten el refresco de paseantes.
Tras la visita por esos jardines subimos en dirección norte por la calle de Toledo hasta la primera intersección, es decir, hasta encontrarnos con el Paseo del Doctor Vallejo Nágera, donde giramos a la derecha para dirigirnos hasta la Plaza de Ortega y Munilla. En esta plaza está la salida de la estación de Cercanías de Pirámides, y por ello es un lugar bastante conocido por muchos aficionados al Atlético de Madrid, ya que antes de volvernos más refinados y contentos de nosotros mismos, muchas veces hemos acudido al Manzanares en metro o en los servicios de Cercanías. En la plaza hay un obelisco de acero que he ido encontrando en otras plazas y localizaciones de la ciudad con el mismo acabado y significado. No me ha hecho falta mucha investigación para hallar la respuesta: se trata de monumentos conmemorativos que celebran la creación del llamado “Pasillo Verde ferroviario” que recorre el sur de Madrid, -todo su recorrido está en la Arganzuela-, desde la Estación de Atocha hasta la Estación de Príncipe Pío pasando por las estaciones de Méndez Álvaro, Delicias y ésta de Pirámides.
Esta plaza, por cierto, lleva el nombre del padre de José Ortega y Gasset.
Subiendo en dirección norte de nuevo por el Paseo de los Olmos llegamos a un curioso parque que hasta la fecha había pasado totalmente desapercibido para mí. Me estoy refiriendo al Parque de la Chimenea, llamado también Parque del Gasómetro, por estar construido sobre una antigua fábrica que producía gas para el alumbrado de la ciudad. En este parque, que está bastante descuidado y frecuentado por gentes sin hogar, destaca sobre todas las cosas una enorme chimenea que domina todo el lugar.
La calle del Gasómetro, -las calles están puestas en los lugares en los que están puestas por algo y sus nombres también tienen su razón-, nos conduce en dirección sur de nuevo hasta el Paseo del Doctor Vallejo Nágera, que vamos a tomar a nuestra izquierda, es decir, en dirección este hasta encontrarnos con la parte peatonal del paseo y la Plaza de las Peñuelas que se sitúa justo en las inmediaciones. En primer lugar, debemos advertir al lector que desconozca esta plaza que en realidad es más un parque, y es por esto que no debemos confundir la Plaza de las Peñuelas con el Parque de las Peñuelas, situado a escasos metros de distancia. Todo el lugar recibió este nombre por la existencia en el siglo XVI, -época en la que comenzó a ser poblada esta zona-, de una pequeña peña que recibía el nombre de Santa Isabel. En la plaza hay una fuente que lleva allí instalada desde 1880, año en el que se quitó de allí la Fuente de la Fama que hoy podemos ver detrás del Museo de Historia de Madrid en la zona de Tribunal y de la que ya hablamos en un capítulo anterior.
Tras tomar la calle de la Ercilla a nuestra derecha y bajar hacia el río por el Paseo de Santa María de la Cabeza accedemos al Parque de la Arganzuela por el Paseo de las Yeserías. Este parque recibe también el nombre de Madrid Río, o al menos yo lo llamo así, y creo que podemos decir que también es un nombre oficial, y puede que con mayor éxito que el de Parque de la Arganzuela.
Se trata de un parque construido entre 2006 y 2011 en los dos márgenes del río Manzanares sobre los terrenos que ocupaba la autopista M-30 antes de ser soterrada. Está constituido por diferentes ambientes que integran el río con la ciudad entre los que destaca el Salón de Pinos, una superestructura lineal que da continuidad al recorrido a lo largo de las riberas; los puentes monumentales y los puentes nuevos, añadiendo también las presillas y pasarelas fluviales; y los jardines repartidos por todo el parque.
El Parque de la Arganzuela rebasa los límites del barrio de Las Acacias, pero en lo que respecta a este barrio, hay algunos lugares que debemos de destacar. En primer lugar el Barco Pirata de Madrid Río, una atracción infantil que logra congregar los fines de semana una ingente cantidad de niños junto con sus padres y madres. Llegados allí se puede llegar a tener la sensación de que hay realmente muchísima gente.
El segundo punto a visitar es un monumento conocido como El obelisco de la Castellana. Este nombre lo recibe por el hecho de que estuvo situado en la Glorieta de Emilio Castelar, es decir, en pleno Paseo de la Castellana. Este obelisco fue construido en época de Fernando VII para celebrar en nacimiento de su hija, la que sería reina y conocida con el nombre de Isabel II. A pesar de su apariencia de obelisco en origen era una fuente monumental diseñada por el arquitecto Francisco Javier de Marietegui y llevada a cabo por el escultor José de Tomás.
La fuente duró en su emplazamiento 68 años -tiempo en el que el lugar se llamó Plaza del Obelisco-, ya que fue inaugurada en 1838 y desmantelada en 1906, año en el que se instaló el monumento a Emilio Castelar de Mariano Benlluire que podemos admirar en la actualidad, cambiando también el nombre de la plaza a Glorieta de Emilio Castelar.
En 1914 se instaló de nuevo la fuente esta vez en la Plaza de Manuel Becerra, permaneciendo allí hasta 1969, año en el que de nuevo tuvo que ser desmantelada por motivo de la construcción del paso subterráneo que hay en ese lugar. De allí la fuente llegó al Parque de la Arganzuela, ya no como fuente sino como un mero monumento, si bien se instalaron también las esfinges de las que salían los chorros de agua, aunque fueron cegadas.
Nada lejos del Obelisco de la Castellana se han instalado en los desniveles propios del parque unos toboganes que hacen las delicias de los más pequeños y que prueban la paciencia de sus progenitores y acompañantes. Esta es otra zona que está muy concurrida los fines de semana, y que puede resultar precisamente por ello algo agobiante.
Y llegamos al fin de este capítulo con lo que muchos consideran la joya de la corona del parque: la llamada Pasarela de Arganzuela o Pasarela Perrault, por el nombre de su arquitecto -artífice también de la Caja Mágica-; o también Puente Monumental de Arganzuela. La Pasarela de Arganzuela es un puente peatonal -de ahí lo de pasarela- muy moderno diseñado como dos tubos de diámetro variable -entre 5 y 12 metros- partidos y que no llegan a tocarse pero que están unidos en el centro gracias a una plataforma, concretamente sobre una colina artificial. Uno de los dos tubos de los que está compuesta cruza el río y el otro cruza una porción del parque hasta el Paseo de las Yeserías, completando un total de 278 metros.
Y hasta aquí nuestro recorrido por el barrio de Las Acacias. Ha sido para mí un paseo muy ameno y relajado a pesar de las multitudes que encontré en el Parque de Madrid Río, niños descontrolados inclusive. La Arganzuela tiene algo que hay que saber saborear lentamente.
Nuestro próximo objetivo es seguir conociendo el Distrito Segundo y para ello nos adentraremos en el barrio de La Chopera. No es un barrio grande, pero si muy interesante, ya que podremos visitar la zona del Matadero y la Plaza de Legazpi. El barrio de La Chopera bulle de cultura y de deporte.
Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Las Acacias:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: