Habíamos terminado el capítulo anterior caminando por la calle de José Abascal buscando su encuentro con la calle de Santa Engracia para adentrarnos en el barrio de Almagro desde su parte norte. Nuestro objetivo va a ser bajar hacia el sur y volver a terminar en la parte norte, para después acceder al siguiente barrio del distrito de Chamberí, que es Ríos Rosas.
En la propia calle de José Abascal está el Asilo de Convalecientes, que ocupa casi toda la manzana. Este edificio, que también recibe el nombre de Convento de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, está construido en ladrillo y consta de tres niveles, dos plantas y sótano, articulado en torno a un cuerpo central en el que está la iglesia y también la cocina, un centro del que surgen cuatro largos pabellones. La fachada es una gran crujía que da a la calle de José Abascal.
El edificio es obra del arquitecto Rafael Martínez Zapatero y data de la primera década del siglo XX, ya que la primera parte del conjunto se levantó entre 1908 y 1909, siendo ampliado en fecha tan temprana como 1911.
Se trata de un edificio construido según las clásicas directrices de la arquitectura madrileña del ladrillo, que tiene una larga tradición en la ciudad, como sabréis si habéis leído los capítulos de Conociendo mi ciudad.
Dejamos la calle de José Abascal girando a la derecha en dirección sur por la calle de Fernández de la Hoz. Un nuevo giro a la derecha en la primera calle nos pone en la calle de García de Paredes y allí, justo allí, está el lugar donde éste que escribe nació hace ya unos cuantos años. El Hospital de la Milagrosa, hoy día privado.
Antes de llegar a la puerta del hospital, según es nuestra dirección, nos encontramos con la Iglesia de la Milagrosa, hoy considerada basílica menor. Esta iglesia fue edificada a principios del siglo XX, entre 1900 y 1904, en estilo neogótico con toques de estilo mudéjar, quedando el interior como puramente gótico. Los arquitectos responsables fueron Juan Bautista Lázaro de Diego y Narciso Clavería y de Palacios.
De su arquitectura destacan sus dos torres de base cuadrada y remate octogonal y su rosetón neogótico. Desde 1923 es basílica menor, por lo que su nombre oficial es Basílica de San Vicente de Paúl, aunque sigue siendo extensamente conocida como Iglesia de la Milagrosa.
El Hospital de la Milagrosa está al lado de la iglesia, como es obvio, recibiendo el mismo nombre y habiendo sido fundado por la misma congregación, los padres Paúles.
Fue fundado en 1944 y desde entonces ofrece una atención integral, ya que abarca todas las especialidades médicas y quirúrgicas, y de calidad, de lo cual soy prueba, como es evidente. Hoy es un hospital universitario privado perteneciente a Vithas. Su carácter de hospital universitario se explica por el hecho de que está acreditado por la Comunidad de Madrid para formar profesionales del sector sanitario.
En la calle de Alonso Cano, que es la segunda calle que nos encontramos tras ponernos a caminar hacia el oeste por la calle de García de Paredes, tras girar a la izquierda, nos topamos con el Mercado de Chamberí, otro mercado tradicional madrileño que vamos a visitar. Una visita que, por cierto, por la hora del día en la que se dió, fue especial, ya que prácticamente no había nadie allí, ni clientes ni tenderos.
Fue inaugurado en 1943 y ha funcionado de forma ininterrumpida desde entonces. Como todos los mercados madrileños ha cambiado su modelo de negocio convirtiéndose en algo más moderno y adaptado a las necesidades de la sociedad de nuestros días, pero sin perder su prístina esencia. En realidad, el mercado, como realidad, es anterior, ya que su primera inauguración se dio en 1876, pero en 1943 se reinauguró después de una profundísima reforma.
Seguimos nuestro recorrido por el barrio de Almagro caminando por la calle de Alonso Cano hacia el sur, pasando por la Glorieta del Pintor Sorolla, -que ya visitamos en el capítulo anterior-, y seguimos camino hacia el sur por la calle de Santa Engracia hasta llegar a la altura de su confluencia con la calle de Luchana, allí está la Plaza de Chamberí.
La Plaza de Chamberí está situada en la confluencia del Paseo de Eduardo Dato con las calles de Santa Engracia y de Luchana. Sabemos que en 1877 fue ajardinada y que unos pocos años después, en 1883, se levantó el Convento de las Siervas de María. También sabemos que el 1919 llegó a ella el Metro de Madrid, aunque aquella estación dejó de usarse en 1966 y desde 2008 se convirtió en un museo. A lo largo del último cuarto del siglo XX sufrió, al menos, dos reformas.
La Plaza de Chamberí puede considerarse el centro del distrito de Chamberí, no geográficamente, eso es evidente, pero sí por el hecho de que en ella se encuentra la Junta Municipal del Distrito. A día de hoy es un espacio rectangular con una fuente y un templete, que además contiene una escultura que homenajea a la actriz Loreto Prado (1863-1943).
El edificio más importante en el plano histórico de la Plaza de Chamberí es el Convento de las Siervas de María, del que ya hemos hecho mención. Tenemos varios datos sobre este convento. Fue fundado por Santa María Soledad Torres Acosta, que sólo sobrevivió 4 años al mismo, ya que el convento fue inaugurado en 1883 y la santa murió en él en 1887.
El complejo, que consta de una iglesia y de varias alas conventuales que generan hasta cinco patios y un jardín, fue proyectado por Francisco de Cubas, marqués de Cubas, en estilo neogótico, al menos en el interior, y especialmente en la iglesia, que se puede visitar pidiendo cita previa. Ha sufrido varias ampliaciones en 1899, 1903 y 1918 en las que intervinieron varios arquitectos. Pertenece a la congregación religiosa de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos, que se dedican a la asistencia en domicilio de enfermos.
Al otro lado de la calle de Santa Engracia está la entrada a la estación-museo de Chamberí. Visitarla es totalmente gratis, pero hay que pedir cita en internet para que te den un día y una hora para la visita. Hacía tiempo que quise visitar esta estación, pero con motivo de la pandemia no lo pude hacer en su día. La verdad es que si tienes la edad necesaria, ver la antigua estación de Chamberí, la estación fantasma, como decían, te enciende recuerdos de tu juventud, ya que muchas estaciones de la propia Línea 1 en los 90 eran muy parecidas a la estación de Chamberí, más iluminadas, diferentemente acabadas, pero el mismo concepto, la misma forma, la misma sensación.
La estación de Chamberí cerró en 1966 cuando el crecimiento de la ciudad obligó a disponer comboyes más largos debido al aumento de la demanda. La estación estaba pensada para comboyes de cuatro vagones, era complicado hacer la parada con seis. Además la estación está dispuesta en curva y al haber más vagones se dieron problemas con el manejo de los trenes, ya que el hueco de las vías era demasiado estrecho. Se intentaron algunos apaños, como recortar el espacio de uno de los dos andenes, pero finalmente se llegó a la conclusión de que lo mejor era sacarla del servicio.
Después del cierre, vagabundos y personas del mundo oculto de la noche esperaban en los andenes de la estación de Iglesia hasta que pasaba el último tren y caminaban los escasos metros que median entre las dos estaciones para llegar a la estación de Chamberí a pasar la noche allí. Cuando se reanudaba el servicio por la mañana la gente que iba en los trenes que pasaban y siguen pasando por ahí, veían figuras moviéndose en las sombras, de ahí viene el nombre de estación fantasma de Chamberí.
Dejamos ahora la Plaza de Chamberí y tomamos el Paseo de Eduardo Dato hacia el este hasta encontrar la calle de Fernández de la Hoz que tomamos a la derecha para dirigirnos en dirección sur. Pasada la segunda calle, que es la del Españoleto, llegamos ante la presencia de la Iglesia de San José de la Montaña.
Esta iglesia pertenece a la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña. Fue construida en estilo neogótico entre 1902 y 1914 siguiendo los planos del arquitecto Enrique María Repullés y Vargas. El edificio presenta una fachada con tres portadas y dos torres gemelas. En su interior, como en casi todas las iglesias, destaca el retablo mayor que, obviamente, está dedicado a San José.
Sólo tenemos que pasar una calle más, la de Caracas, y nos encontramos con el edificio brutalista de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras. Esta es la sede del otro sindicato mayoritario en el Reino de España junto con la Unión General de Trabajadores, (UGT), de la que ya hemos conocido sus dos sedes, una en la Avenida de América y otra en la calle de Hortaleza, de la que ahora se han mudado.
Comisiones Obreras, casi más conocidas por todos los españoles como CC.OO., es un sindicato nacido de activistas comunistas vinculados al Partido Comunista de España con un fuerte vínculo con Cataluña y con el Partit Socialista Unificat de Catalunya. El núcleo del sindicato fue organizado en forma de órganos de representación de los trabajadores elegidos en asamblea en los años 60 en Asturias, Cataluña, Madrid y las provincias del País Vasco.
La estrategia que usó CC.OO. para expandirse dentro del régimen de Franco ha sido denominada “entrismo”, ya que dicha estrategia consistió en la infiltración dentro de los Sindicatos Verticales franquistas, principalmente en las grandes factorías y minas. La historia de la lucha de CC.OO. contra el franquismo es muy larga y extenuante y no es material para este blog, por lo que vamos a dejarlo aquí.
Continuamos ahora hacia el sur, hasta donde no podemos seguir por encontrarnos con la calle de Zurbarán. En ese lugar nos topamos en el muro norte de la manzana triangular ocupada en gran parte por el Asilo de Ancianos Hermanitas de los pobres. Continuamos por la calle de Zurbarán hacia el oeste y en seguida llegamos a un lugar de gran confluencia de vías, ya que, como si fuera una estrella, se cruzan las calles de Zurbarán, de Zurbano y de Almagro. Nosotros vamos a tomar esta última y vamos a seguir el murete del asilo hasta llegar a la Plaza de Alonso Martínez.
El Asilo de Ancianos, como hemos dicho, ocupa buena parte de la manzana triangular que conforman las calles de Zurbarán, de Almagro y de Santa Engracia. Este asilo fue construido en 1875 en estilo neomudéjar, -como revela el ladrillo que vemos ya en el murete-, siguiendo los planos del arquitecto Antonio Ruiz de Salces. Se trata de un edificio de planta simétrica en forma de U sin redondeo, cuyo centro está ocupado por la iglesia o capilla. En lo arquitectónico hay detalles góticos, sobre todo en la torre de la iglesia, pero en general tiene un carácter austero y funcional, sin ornamentaciones vistosas. Es Bien de Interés Cultural desde 1996 y actualmente sigue siendo una residencia de ancianos con cabida para 90 plazas.
La congregación religiosa de las Hermanitas de los Pobres tiene otra residencia de ancianos en Madrid, un lugar del que ya hemos hablado, en el número 49 de la calle del Doctor Esquerdo, este otro asilo es de construcción algo más reciente, ya que fue construido entre los años 1906 y 1910.
Llegados a la Plaza de Alonso Martínez bajamos por la calle de Génova en dirección sureste, hacia el Paseo de la Castellana y la zona de las Torres de Colón. No obstante, antes de llegar allí vamos a hacer un pequeño desvío. Giramos hacia la izquierda para tomar la calle de Zurbano hacia el norte y allí nos encontraremos con la sede de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas.
¿Conocéis los Premios Goya? ¿Sí? Pues esta academia es la que se encarga de otorgarlos anualmente. La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, que cuenta con unos 1.900 miembros, es una organización que tiene por objetivo impulsar la promoción del cine español, defender a los profesionales del sector y analizar la situación de la industria y del propio cine español.
Esta academia fue creada en 1986 como una institución de derecho privado y personalidad jurídica propia. Entre sus fundadores hay figuras del cine patrio como Luis García Berlanga, Carlos Saura, José Sacristán o Carmen Maura, entre las caras visibles y conocidas, pero también otros trabajadores de la industria del cine que son menos conocidos o nada conocidos, como compositores o montadores.
Como os podéis imaginar, la Academia realiza actividades de diversa índole como conferencias, ciclos, encuentros, seminarios, exposiciones, así como la edición y difusión de estudios científicos, artísticos y técnicos sobre la cinematografía, con todos los oficios que en ella se desarrollan.
En la calle de Fernando el Santo, tomándola hacia nuestra derecha, está el Consulado de la República Argentina, concretamente en el número 15. Se trata de un edificio señorial, construido con ladrillo rojo, que identificaremos en seguida, ya que allí se muestra, y muy bien, la bandera de Argentina, de todos conocida.
Tomamos hacia el sur la calle del Monte Esquinza y vemos un curioso edificio qye parece de viviendas y que tiene una forma totalmente circular que llama nuestra atención poderosamente. Se trata de la antigua embajada del Reino Unido en el Reino de España, que ocupa un solar en el que antes se levantó el Palacete del Marqués de Álava, que sirvió de embajada desde 1905 hasta 1966, año en el que el palacete fue demolido y se construyó un nuevo edificio de estilo brutalista, diseñado por W. S. Bryant, en el que la embajada siguió trabajando hasta hace poco, hasta 2009.
El edificio tiene una fachada de hormigón con grandes ventanales y, dicen los rumores, que su forma redonda responde a un homenaje de Bryant a España, ya que quiso que su edificio tuviera la forma de una plaza de toros. Sea como sea, el edificio es Bien de Interés Cultural desde 2017, por su valor histórico, artístico y arquitectónico. Recientemente ha sido comprado por el empresario José María Aristain y está vacío y en proceso de rehabilitación. Su destino es, probablemente, convertirse en un espacio cultural y comercial.
La calle del Monte Esquinza nos conduce directamente y de nuevo a la calle de Génova y desde allí seguimos dicha calle hasta que ésta va a dar con la Plaza de Colón. Justo en la mitad de lo que sería la bocacalle de la calle Génova hay una escultura de Botero, una señora gorda, para entendernos, tumbada en el suelo mientras se mira al espejo.
Sobre nuestras cabezas están las famosas Torres de Colón, que ya tuvimos cerca en un capítulo anterior, uno de los dos que dedicamos al barrio de Justicia, en el distrito de Centro.
Las Torres de Colón son uno de los emblemas de la ciudad de Madrid. Es evidente que no pueden compararse con la Puerta de Alcalá, el Pirulí o la Puerta del Sol, pero son un emblema del Madrid moderno, cosa que es incuestionable. Estamos hablando de dos rascacielos de oficinas de 23 plantas y 117 metros de altura diseñados por el arquitecto Antonio Lamela y construidas entre los años 1967 y 1976. Son símbolos de modernidad porque fueron construidas con una estructura suspendida o colgante, compuesto por dos grandes pilares unidos en lo alto por una plataforma de la que cuelgan las plantas. En un principio se llamaron “Torres de Jerez”, pero al final su ubicación pudo más que este nombre.
Un elemento que las hace famosas es el remate verde con forma de enchufe que se añadió posteriormente en una reforma realizada a principios de los 90 y que escamotea una escalera de incendios. Sin embargo, las torres están ahora mismo involucradas en un proceso de reforma que eliminará el famoso remate verde y que dará a la fachada de los edificios un nuevo tono azulado.
Justo al lado de las Torres de Colón, a mucha menor altura desde el suelo, está el Palacio de Villamejor. Estamos hablando de un edificio histórico construido a finales del siglo XIX por encargo de Ignacio de Figueroa y Mendieta, Marqués de Villamejor. Se trata de un palacio residencial de estilo ecléctico con influencias francesas e italianas, con una fachada en piedra caliza con balcones de hierro forjado y torreones con cúpulas de pizarra.
El palacio es propiedad del Estado desde 1914, momento en el que se compró para ser la residencia oficial del presidente del Consejo de Ministros y así fue hasta que Adolfo Suárez trasladó la residencia del presidente del gobierno al Palacio de la Moncloa en 1977, quedando desde entonces el Palacio de Villamejor como sede del Ministerio de Política Territorial.
Actualmente es un Bien de Interés Cultural, declarado como tal en 2003 por su valor histórico y artístico, y se puede visitar con cita previa y en ocasiones especiales como el Día del Patrimonio.
El Monumento a Colón, ubicado en una isleta en el centro de la plaza del mismo nombre, fue construido entre 1881 y 1885. Tiene una altura total de 17 metros. Si el lector no es excesivamente joven, sabrá que hace no tantos años el monumento estaba en un lateral, no en el centro de la plaza, sino concretamente junto a los Jardines del Descubrimiento, ubicación que dejó de tener en 2009.
El monumento es obra del arquitecto madrileño Arturo Mélida y del escultor catalán Jerónimo Suñol y reproduce a Colón sobre una columna de estilo neogótico que a su vez se levanta sobre un impresionante pedestal de piedra caliza.
Subimos ahora hacia el norte por el lateral del Paseo de la Castellana hasta dar con la calle de Fernando el Santo. Tomamos esta calle y luego seguimos en dirección norte por la primera calle que aparece, que es la calle de Fortuny, justo ahí encontramos uno de esos edificios que es mejor no fotografiar por estar sus puertas guardadas por guardias civiles armados con metralletas: la Fiscalía General del Estado, situada en el Palacio de los Marqueses de Fontalba.
Supongo que lo que se realiza en este edificio no es muy divertido, por lo menos para los que no somos estudiosos de leyes y normas, por lo que intentaré resumir. La Fiscalía General del Estado es el principal órgano encargado de la persecución penal y de la defensa de la legalidad en el sistema de justicia del Reino de España. Su función básica es la de ejercer la acción penal y representar a la sociedad en los procesos judiciales. Entre sus funciones principales debemos destacar las siguientes: impulsar procesos y velar por el cumplimiento de los plazos procesales, defender la independencia de los jueces y de los tribunales, velar por el respeto a la instituciones y de los derechos y libertades públicas, defender la jurisdicción de los jueces frente a otros poderes del Estado, velar por el cumplimiento de las resoluciones judiciales, etc.
El Palacio de los Marqueses de Fontalba, con entradas en el Paseo de la Castellana 17 y en la calle de Fortuny 4, es la sede actual de la Fiscalía General del Estado, que anteriormente se ubicaba en el Palacio de las Salesas, sede del Tribunal Supremo. El edificio fue construido por José María Mendoza Ussía en 1911 por orden de Francisco de Cubas y González Montes, segundo marqués de Fontalba. Se trata de una construcción que sigue el prototipo del palacio paladiano, por tanto con grandes influencias clásicas y, por ende, con fuertes rasgos de la arquitectura italiana.
Pertenece al Estado desde los años 40, y éste le dio varios usos, entre los que destaca el de ser sede de Consejo Supremo de Justicia Militar. Este Consejo Supremo compartió durante unos años su sede con la Fiscalía General de Estado. Fue ampliamente renovado entre 2004 y 2006 y gracias a ello recuperó el esplendor de épocas pasadas.
La calle de Zurbarán, a nuestra derecha, nos conduce de nuevo al Paseo de la Castellana y no tenemos que caminar mucho en dirección norte para encontrar el edificio que sirve de sede al Instituto de la Juventud, que hace esquina con la calle del Marqués del Riscal.
El Instituto de la Juventud tiene realmente dos sedes, una está en el número 71 de la calle de Ortega y Gasset, que sirve de oficina administrativa, y de la que hablamos en el capítulo dedicado al barrio de Lista, dentro del distrito de Salamanca; la otra es esta en el número 16 de la calle del Marqués de Riscal, situada en el Palacete del Conde de la Eliseda.
Este palacete fue construido a principios del siglo XX con los planos del arquitecto Joaquín Saldaña, quien levantó un inmueble de estilo neobarroco con fachada de ladrillo rojo con balcones de hierro forjado. En 1933, en un gabinete de este palacete, José Antonio Primo de Rivera fundó la Falange Española. Fue comprado por 5 pesetas por Francisco de Asís Moreno y Herrera, marqués de la Eliseda y de ahí el nombre por el que es conocido.
El Instituto de la Juventud, también conocido como INJUVE, es un organismo autónomo que se encarga de promover actuaciones en beneficio de los jóvenes y otros grupos. Entre los programas que ofrece INJUVE podemos destacar sus Premios de periodismo y comunicación, sus ayudas para la creación joven, su Cuerpo Europeo de Solidaridad, su programa de Erasmus, sus Premios Nacionales de Juventud, sus subvenciones a asociaciones juveniles, su Certamen Nacional de Jóvenes Emprendedores, etc.
Continuamos por la calle del Marqués de Riscal hacia el oeste y, a partir de aquí, vamos a zigzaguear bastante hasta el mismo final de este capítulo. No obstante, antes de eso, hay que hablar del frontón Beti Jai, cuya visita debería y es obligada, pero también casi imposible de lograr, ya que se sacan entradas cada cierto tiempo y siempre vuelan, según he podido averiguar.
El Beti Jai está entre las calles de Fortuny y del Monte Esquinza y es un remanente de la historia de la pelota vasca en Madrid, que tuvo un gran auge a principios del siglo XX. Fue diseñado por el arquitecto Joaquín Rucoba y quedó inaugurado en 1894, contando con una capacidad para 4 mil espectadores, lo que demuestra la demanda que existía en Madrid por este deporte. No obstante, su vida fue corta, ya que dejó de usarse en 1919, pasando a desempeñar diferentes usos tales como taller de automóviles, comisaría o prisión. Tras un tiempo en el que sólo sirvió para que creciera hierba, fue rehabilitado y declarado Bien de Interés Cultural en 2011.
Siguiendo por la calle del Marqués de Riscal hacia el oeste, tras pasar la calle de Almagro, la vía cambia de nombre, ya que a partir de ahí recibe la denominación de calle de Caracas hasta la calle de Santa Engracia. No vamos a llegar nosotros tan lejos, antes, en la calle de Zurbano, giramos a la derecha, justo en esa esquina está uno de los hoteles más famosos y lujosos de la capital.
El Hotel Santo Mauro tiene cinco estrellas, pero es que además de tenerlas ocupa el antiguo palacio del Duque de San Mauro, una figura influyente de la sociedad madrileña del siglo XIX, lo cual lo hace todavía más especial. El complejo, -ya que consta de tres edificios-, tiene un diseño y una arquitectura de inspiración francesa. Cuenta con un jardín privado muy sofisticado con fuentes y terrazas bajo castaños centenarios.
Las habitaciones están llenas de detalles y referencias históricas que te sumergen en el pasado. Cada sala recrea un espacio único, como la Red Room de estilo clásico francés o la Chinese Lounge con piezas orientales que el duque coleccionaba en sus viajes. El hotel ofrece una propuesta gastronómica variada, desde el Wine Bar con una extensa carta de vinos y platos tradicionales, hasta el restaurante principal que se encuentra en la antigua biblioteca del duque y ofrece una cocina palaciega histórica.
La siguiente calle hacia el norte que cruza Zurbano es la calle del General Arrando, en la que vamos a toparnos con tres lugares de los que vamos a hablar brevemente. En primer lugar, el Instituto Provincial de Oftalmología, centro monográfico de la Comunidad de Madrid que se dedica a la atención sanitaria de las enfermedades oculares bajo el paraguas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. El Instituto Provincial de Oftalmología es un referente en el diagnóstico y tratamiento de las patologías oculares más frecuentes y complejas, como el glaucoma, la degeneración macular, la retinopatía diabética o las cataratas.
En la siguiente manzana, ya en la calle de Jenner, está el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, la llamada “Casa de la Ingeniería”. Como otros colegios profesionales, el Colegio de Ingenieros, Canales y Puertos representa y defiende los intereses de los profesionales de la ingeniería civil en España. Se creó en 1954 con la finalidad de ordenar el ejercicio de la profesión, velar por la ética y la dignidad profesional, promover la formación continua y el desarrollo profesional de sus colegiados, fomentar la investigación y la innovación en el ámbito de la ingeniería civil, colaborar con las administraciones públicas y privadas en lo relacionado con la obra pública y el medio ambiente, etc.
El Colegio también se conoce como la “Casa de la Ingeniería”, ya que alberga en su sede central una biblioteca especializada, un archivo histórico, un museo de maquetas, una sala de exposiciones y un auditorio. Además, organiza periódicamente eventos como conferencias, jornadas técnicas, cursos, premios o concursos relacionados con la ingeniería civil.
Por último, una manzana más allá, pasada la calle de Fortuny, pero en el lado sur de la calle de Jenner, encontramos otro ejemplo de arquitectura brutalista, -ya llevamos unos cuantos sólo en este capítulo-, el Edificio Pirámide. Estamos hablando de un edificio de oficinas con forma de tronco piramidal de nueve plantas y cuatro sótanos, rodeado por un jardín centenario.
Fue diseñado por el arquitecto Antonio Lamela y construido entre 1974 y 1979. Cuenta con un sistema de climatización de cuatro tubos, suelo y techo registrable, control de accesos por identificación personal y un espacio colaborativo exterior.
Seguimos, que todavía no podemos decir que queden pocas cosas de las que hablar. Volvemos a usar el Paseo de la Castellana para dirigirnos al norte. A nuestra izquierda queda el edificio que sirve de nueva sede a la Mutua Madrileña, en el número 33. Se trata de un edificio proyectado en 1965 por el arquitecto Luis Gutiérrez Soto que fue finalmente construido entre 1966 y 1971.
Tiene 19 plantes sobre rasante, fachada de color negro y en su tejado vigila la ciudad una escultura que representa el símbolo de la empresa, la figura de un joven montado sobre un águila que, en realidad, es un Fénix. Sobre esta escultura ya hablamos en otro capítulo. El edificio está rodeado en su totalidad por un jardín donde está expuesta la escultura original traída desde lo que ahora conocemos como Edificio Metrópolis, en la Gran Vía, y que fue la antigua sede de La Unión y el Fénix. En su interior, por terminar, hay frescos del pintor Joaquín Vaquero Turcios que representan escenas relacionadas con la historia y la actividad de la compañía aseguradora.
Pasamos por debajo del paso elevado del Paseo de Eduardo Dato y seguimos hacia el oeste por la acera norte de dicha vía. Antes de llegar a la Glorieta de Rubén Darío vamos a hablar de dos edificios que se encuentran uno enfrente de otro. El primero de ellos es el Palacio de Bermejillo. Es este un edificio histórico y artístico que sirve desde 1983 como sede del Defensor del Pueblo, institución que vela por los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Fue construido entre 1913 y 1916 por encargo de Francisco Javier Bermejillo y de su esposa Julia Schmidtlein, marqueses de Bermejillo del Rey. El arquitecto responsable fue Eladio Laredo, quien se inspiró en el estilo neoplateresco del Palacio de Monterrey de Salamanca. El palacio tiene una fachada blanca con dos torreones, una galería de arcos, rejerías, gárgolas y motivos heráldicos y, por supuesto, está rodeado por un jardín. El interior conserva la decoración original con estucos, columnas, capiteles y arcos que imitan la piedra. También destaca su escalera principal y su patio central. Dentro del palacio se guarda una colección de obras de arte con cerámicas, tapices, esmaltes, vidrios, esculturas y pinturas de diferentes épocas y estilos.
El Palacio de Bermejillo sirvió de residencia a los marqueses hasta 1932, después fue sede de la República Checoslovaca, oficina de una sociedad industrial, dependencia de la Dirección General de Patrimonio Histórico y, finalmente, sede del Defensor del Pueblo.
El segundo edificio, al otro lado de la calle de Fortuny, es el Palacete de Osma, sede del Instituto Valencia de Don Juan. El instituto data de 1916 y fue utilizado por el diplomático y arquitecto Guillermo Joaquín de Osma y Scull y por su esposa Adelaida Crooke y Guzmán, condesa de Valencia de Don Juan, para albergar las colecciones que habían reunido o heredado de sus antepasados. Fue construido entre 1889 y 1893 con los planos del arquitecto Enrique Fort Guyenet en un estilo neoárabe inspirado en la Alhambra de Granada. Fue ampliado en varias ocasiones para adaptarse a las necesidades del museo, incorporando elementos neogóticos y neoplaterescos.
El museo alberga una de las colecciones más importantes de España dedicadas a las artes suntuarias, con piezas de cerámica, orfebrería, armas, tejidos, sellos, monedas y otros objetos de diferentes épocas y procedencias. Destaca especialmente la colección de tapices flamencos del siglo XVI y XVII, que pertenecieron a los condes de Oñate. El museo también cuenta con una biblioteca muy valiosa, con más de 40 mil documentos que abarcan desde la Edad Media hasta el siglo XIX, entre los que se encuentran manuscritos, incunables, libros impresos y archivos históricos.
El Instituto Valencia de Don Juan tiene como fines principales la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio cultural que custodia. Sin embargo, el acceso al museo no es fácil, ya que sólo se permite a investigadores y estudiosos previa solicitud y autorización. El museo no abre al público general, salvo en ocasiones excepcionales.
Lo siguiente que nos encontramos en nuestro camino hacia el oeste es la Glorieta de Rubén Darío, que es el lugar en el que por fin reposa en el suelo el paso elevado que cruza el Paseo de la Castellana.
En la glorieta se cruzan las calles de Almagro y de Miguel Ángel con el Paseo de Eduardo Dato. El espacio lleva el nombre del poeta y diplomático nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), uno de los máximos exponentes del modernismo literario en español. En el espacio exterior conformado entre el Paseo de Eduardo Dato y la calle de Almagro se levanta un monumento dedicado al poeta, un simple busto de bronce sobre un pedestal de piedra. Se trata de un busto no original, sino una copia, ya que el busto original fue robado en 1986.
Pasada la glorieta y en la acera sur del Paseo de Eduardo Dato está la Parroquia de San Fermín de los Navarros, situada en el número 10 del Paseo de Eduardo Dato. Esta iglesia fue construida entre 1886 y 1890 en estilo neomudéjar en el exterior y neogótico en el interior bajo los planos de los arquitectos Carlos Velasco y Eugenio Jiménez Corera. Como indica su nombre, el templo está dedicado a San Fermín, patrón de Navarra, y depende de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros, una cofradía fundada en 1683 por navarros residentes en Madrid.
La iglesia tiene una planta de cruz latina, con una nave central y dos laterales, un crucero y un ábside poligonal. La fachada principal está coronada por una torre de 50 metros de altura, decorada con ladrillos dispuestos en forma de ajedrezado. La entrada se hace por un pórtico de piedra con arcos apuntados y escudos heráldicos. El interior destaca por su rica ornamentación, con vidrieras, pinturas murales, retablos y esculturas. El altar mayor está presidido por una imagen de San Fermín, obra del escultor José Planes Peñalver.
Volvemos a dirigirnos al norte otra vez por la calle de Zurbano, pasamos la calle de Rafael Calvo y llegamos a la siguiente, que es el Paseo del General Martínez Campos. Al otro lado de la calle de Zurbano está la sede del British Council, institución cultural británica que ofrece cursos de inglés, exámenes oficiales, actividades educativas y artísticas, y servicios de biblioteca. Se encuentra en un edificio histórico que fue construido en 1906 como palacete por el arquitecto Antonio Ferreras Posadillo.
El British Council tiene como objetivo promover el conocimiento y el entendimiento entre el Reino Unido y España, así como entre otras culturas del mundo. Ofrece una amplia oferta de cursos de inglés para adultos, jóvenes y niños, adaptados a diferentes niveles y necesidades. Además, el British Council organiza actividades culturales y educativas, como exposiciones, conciertos, conferencias, talleres o proyecciones de cine. Estas actividades están abiertas al público en general y tienen como fin difundir la cultura británica y fomentar el diálogo intercultural.
El British Council también cuenta con una biblioteca que ofrece a sus usuarios una gran variedad de recursos para aprender inglés y conocer la cultura británica. La biblioteca dispone de libros, revistas, películas, música, juegos y material de autoaprendizaje. Además, ofrece un servicio de préstamo y una sala de estudio.
Al otro lado de la calle de Zurbano, hacia el este, está el Museo Sorolla. Este hoy museo fue la casa y el taller del propio pintor Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), y conserva, -eso dicen-, el ambiente original de la vivienda. Dentro podremos contemplar una gran colección de obras de Sorolla, así como objetos que él coleccionó durante su vida. Hay que destacar también el precioso jardín que media entre la calle y la casa, diseñado por el propio Sorolla.
El Museo Sorolla se inauguró en 1932 por iniciativa de Clotilde García del Castillo, la esposa del pintor, quien legó al Estado español las obras y el patrimonio de su marido. Merece mucho la pena visitarlo, y puedo hablar de este museo en particular porque, a pesar de que no estoy entrando en los museos por ahora, éste si lo tengo visitado.
Y, a partir de aquí, podemos decir que estamos encarando el final de este capítulo. Vamos a conocer dos hoteles de los más importantes de Madrid. Volvemos de nuevo al Paseo de la Castellana recorriendo el Paseo del General Martínez Campos hacia el este. En la esquina del Paseo de la Castellana con la calle de García de Paredes está el Hotel InterContinental de Madrid.
Estamos hablando de un hotel de lujo que se encuentra en un palacio reformado del siglo XVIII, el Palacio del Duque de Aliaga, diseñado por el arquitecto Eugenio Jiménez Correa, que conserva su prístina elegancia y encanto. Como todo hotel de cinco estrellas que se precio de serlo, el Hotel InterContinental ofrece habitaciones amplias y confortables, un restaurante con terraza-jardín, un centro de bienestar, salas de reuniones y eventos y otras comodidades.
El Hotel InterContinental de Madrid abrió sus puertas en 1953 y a partir de ese momento ha servido de alojamiento a multitud de estrellas de Hollywood como Frank Sinatra, Elizabeth Taylor, Gary Cooper, Sophia Loren, Ava Gardner o Charlton Heston, que vinieron a la capital de España para promocionar sus películas.
Seguimos haciendo el zigzag dirigiéndonos hacia el oeste por la calle de García de Paredes y pasamos la calle de Miguel Ángel. Justo allí está una de las dos Oficinas de Extranjería que hay en Madrid. Éste es un edificio que pertenece al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, por lo menos en el momento en el que estoy escribiendo este capítulo, ya sabéis que todo esto cambia con cada gobierno.
En este edificio se tramitan los procedimientos relacionados con la entrada, la estancia, la residencia y el trabajo de los extranjeros en España. Algunos de estos trámites son solicitar o renovar autorizaciones de extranjería, consultar el estado de expedientes, pagar tasas o presentar documentación.
Y ahora si, nos dirigimos al norte por la calle de Miguel Ángel y justo donde se une esta calle con el Paseo de la Castellana encontramos el Hotel Miguel Ángel, que es el último punto del barrio de Almagro del que vamos a hablar. Se trata de un hotel de 5 estrellas y se encuentra muy cercano a los principales museos de la ciudad
El Hotel Miguel Ángel cuenta con 267 habitaciones, 90 de las cuales pertenecen al Club Miguel Ángel, que ofrece una experiencia más personalizada y exclusiva. Todas las habitaciones están equipadas con un completo servicio de 5 estrellas y tienen un diseño clásico y elegante, teniendo algunas de ellas jacuzzi o terraza privada.
El hotel dispone de tres restaurantes: el M29, de cocina mediterránea; el Jardín del Miguel Ángel, abierto durante el verano; y el Buffet Arco, donde se sirve el desayuno. También tiene un lobby bar y un spa con piscina cubierta, bañera de hidromasaje, baño turco, masajes y tratamientos faciales. El hotel es un lugar ideal para celebrar eventos de todo tipo, ya que cuenta con salones y espacios para bodas, celebraciones especiales y eventos de empresa.
El barrio de Almagro ha estado bastante completo y nos ha dado la oportunidad de ver de todo. Hemos visto dos antiguos asilos que hoy son modernas residencias de mayores, unas cuantas iglesias, un mercado municipal, diversas plazas y glorietas, consulados y edificios de órganos administrativos del Estado, un frontón histórico, un hotel asentado en un palacio, otros dos hoteles de fama internacional, un edificio brutalista con forma de pirámide, el genial Museo Sorolla y alguna cosa más.
En el siguiente capítulo nos meteremos dentro del barrio de Ríos Rosas. A pesar de ser un barrio más grande, creo que será una lectura más breve. Visitaremos más hoteles, muchos ministerios, el consulado italiano, el canal de Isabel II y su depósito elevado, edificios de la administración del Estado y de la Comunidad de Madrid, el Hospital de Jornaleros de la calle de Maudes y otras cosas más. Nos vemos pronto en el próximo capítulo de “Conociendo mi ciudad”.
Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Trafalgar:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: