Seguimos nuestro recorrido por el barrio de Cortes en el distrito de Centro. En el capítulo anterior nos habíamos quedado hablando, -y mucho-, del Palacio de las Cortes en la Carrera de San Jerónimo. Vamos a seguir por esa calle en dirección Puerta del Sol hasta la Plaza de Canalejas y tomando la calle de Sevilla llegaremos a nuestro próximo destino: la calle de Alcalá y, concretamente, el Edificio del Banco de Bilbao.
Estamos ante uno de los edificios más plásticos y más reconocibles de la calle de Alcalá, sobre todo por sus cuadrigas en lo alto de su tejado.
Este edificio fue construido en sólo tres años, entre 1920 y 1923, y proyectado un año antes por el arquitecto Ricardo Bastida y Bilbao, si bien en décadas posteriores sufrió remodelaciones que lo ampliaron considerablemente en la parte que da a la propia calle de Sevilla. En 1999 fue declarado bien de interés cultural.
El edificio surgió en la época en la que las entidades bancarias comprendieron la utilidad de abrir sedes centrales en la capital de España, y tiene otra particularidad que no todo el mundo conoce, aunque no pasa de ser únicamente una pequeña anécdota: todos los artistas que participaron en la construcción y decoración del inmueble fueron bilbaínos, desde el arquitecto hasta el escultor que se encargó de los cuatro atlantes colocados delante de la balaustrada pasando por el pintor que decoró el vestíbulo principal y el artífice de las cuadrigas tan características, Higinio Basterra.
Por cierto, estas cuadrigas fueron, en origen, doradas, pero durante la Guerra Civil fueron pintadas de negro para dificultar el tiro a la aviación del bando nacional, ya que el edificio estaba siendo usado en aquel tiempo por sindicatos y partidos de izquierdas. Una vez terminado el conflicto armado no se sintió una especial necesidad por devolverle a aquellos adornos su color original, y así han permanecido desde entonces.
En su interior el edificio tiene una rotonda amplísima coronada por una majestuosa cúpula vidriada decorada por la casa Maumejean, artífice de otras numerosas decoraciones de vidrieras de algunos sitios insignes de la ciudad de Madrid. Además hay que destacar la magnífica escalera “imperial” que une las tres primeras plantas y que tiene una barandilla de latón dorado que posee garras felinas en sus extremos.
Actualmente, el edificio está arrendado por la Comunidad de Madrid que ha puesto en él la Conserjería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
Muy cerca de este edificio está el Teatro Alcázar, hoy llamado Teatro Cofidis Alcázar por razones de patrocinio. El edificio se inauguró en 1925 como Teatro Alkázar, -permaneció así hasta los años 40 en los que el franquismo prohibió los nombres con aires extranjerizantes-, en el solar donde anteriormente se había levantado el Trianon Palace. Su uso principal a lo largo de los años ha sido el de teatro de revista española donde han desarrollado su trabajo divas como Lina Morgan, Esperanza Roy o Celia Gámez, si bien también sirvió como cine en la etapa más temprana de su historia, teniendo el primer proyector con sonido de España.
El inmueble ha tenido un triste historial de incendios, uno de ellos, el de la discoteca Alcalá 20, muy trágico, muriendo en sus bajos 81 personas. El último se produjo hace no mucho, en 2013, en la última planta del edificio, una zona de oficinas. No se produjeron daños personales pero el edificio quedó inundado por el agua empleado para sofocar el fuego.
Cerca de allí, en la otra acera de la calle de Alcalá, está el Petit Palace Alcalá, un hotel que destaca, -mucho-, por su torre, que recuerda al ayuntamiento de alguna ciudad californiana.
Siguiendo por la calle de la Virgen de los Peligros en dirección norte nos encontramos con la calle del Caballero de Gracia, que tomamos a nuestra derecha y que nos conduce directamente al Edificio Grassy, ya en la Gran Vía. Este edificio, al estar en el primer tramo de construcción de la Gran Vía, es uno de los primeros que se construyó. Su nombre proviene de la relojería que Alejandro Grassy colocó en su planta baja en 1952. Es por este hecho que el edificio siempre ha estado muy relacionado con la relojería. A comienzos de nuestro siglo se instaló la enorme corona amarilla del logotipo de la marca Rolex en la fachada y se abrió también un museo dedicado al mundo de la relojería.
Casi al lado, cruzando la calle del Caballero de Gracia, está el Edificio Metrópolis, uno de los emblemas de Madrid, un edificio insignia de la capital. Este edificio lo construyó la compañía de seguros La Unión y El Fénix en 1904 y no fue hasta 1972 que fue llamado Edificio Metrópolis por otra compañía de seguros que lo compró. Las obras de construcción culminaron en 1911 y desde ese momento el edificio se convirtió en el edificio más alto de Madrid con 45 metros de altura, título que mantuvo hasta 1928. Al construirse quedó un edificio muy llamativo, muy afrancesado, como sus arquitectos, con una gran cúpula coronada por una figura alada y grupos escultóricos creados en diferentes estilos y por autores diferentes.
La figura alada de la cúpula es un Fénix que no se correspondía en absoluto con la figura del Fénix que usaba la compañía como logotipo, pero gustó tanto que la compañía no tuvo reparos en modificar su logo para adecuarlo a la imagen que se instaló en el edificio.
A principios de los años sesenta, La Unión y El Fénix, decidió buscar otro lugar para ubicar su sede por necesitar más espacio, trasladándose al Paseo de la Castellana 33. La empresa quiso llevarse la figura alada del edificio y esta fue substituida por otra similar en 1977, quedando la figura original expuesta en los jardines del Paseo de la Castellana 33, aunque el edificio al que pertenece hoy ya no es la sede de La Unión y El Fénix sino el de la Mutua Madrileña.
Al otro lado de la calle de Alcalá está el edificio del Círculo de Bellas Artes. Fundado en 1880, el Círculo de Bellas Artes es una entidad cultural privada sin ánimo de lucro conformada como un centro multidisciplinar donde tienen cabida actividades de todo tipo pero siempre relacionadas con la cultura, la filosofía y las ciencias. Es uno de los centros culturales más importantes de Europa dado su alcance en los campos de la creación, difusión y gestión de la cultura. Entre los personajes que asistieron al Círculo de Bellas Artes debemos citar a Jacinto Benavente, Pablo Picasso, Carlos Arniches y Ramón María del Valle-Inclán.
El edificio destaca por su asimetría y la decoración de su fachada y cuenta con una azotea que tiene unas vistas de la ciudad realmente destacables con una altura de 56 metros. También se ubica allí un restaurante.
Siguiendo por la calle de Alcalá en dirección a la Plaza de Cibeles tenemos a nuestra derecha, y ya en propia Plaza, el edificio del Banco de España. La entidad se trasladó aquí buscando una sede acorde con sus necesidades e importancia. Se trata de uno de los edificios más destacables de Madrid, tanto por arquitectura como elementos decorativos. Respecto a la arquitectura, es un edificio de carácter ecléctico pero donde destacan los elementos clásicos en las fachadas, siendo característica la estructura de las mismas en chaflán.
Fue obra de los arquitectos Severino Sainz de la Lastra y Eduardo de Adaro. En el interior hay una escalera de carácter monumental hecha en mármol de Carrara y un patio convertido hoy en biblioteca. También habría que destacar las vidrieras de estilo simbolista con figuras alegóricas hechas por la empresa alemana Mayer y la colección de pintura que incluye obras de Goya, Mengs o Maella. Lamentablemente, si quieres visitar el interior no podrás, ya que su visita está reservada para grupos de centros educativos y universidades y, de forma excepcional, para entidades culturales.
La Plaza de Cibeles es una de los espacios más conocidos de Madrid, sobre todo por la Fuente de Cibeles y los triunfos del Real Madrid, aunque no voy a decir nada sobre eso. Es un lugar importante para la división administrativa de la ciudad, ya que en este punto confluyen tres distritos distintos: Centro, Retiro y Salamanca. En sus inmediaciones están ubicados edificios tan importantes como el Banco de España, el Palacio de Buenavista o Cuartel General del Ejército, el Palacio de Linares o Casa de América y el Palacio de Cibeles o de Comunicaciones, donde tiene actualmente su sede el Ayuntamiento de Madrid.
La Fuente de Cibeles no sólo da nombre a la plaza, sino que la creó en sí misma. Fue creada por Ventura Rodríguez en 1782 y colocada en un primer momento frente al Palacio de Buenavista mirando a la Fuente de Neptuno. Sin embargo, en 1895 se movió la fuente al centro del Paseo de Recoletos/Prado y se construyó una rotonda a los pies del monumento, hecho que creó de facto la plaza.
En mi paseo tuve un momento para subir al mirador instalado en el Palacio de Cibeles, donde hay unas vistas magníficas del entorno de la Plaza de Cibeles y casi del resto de la ciudad, ya que podemos mirar a cualquier punto geográfico.
Bajando por el paseo del Prado pasamos por la Fuente de Apolo, pero vamos a dejar este monumento para el recorrido por el barrio de los Jerónimos en el distrito de Retiro. Nuestro siguiente destino es la otra gran fuente monumental de temática mitológica que hay en la zona y que forma una rotonda circulatoria: la Fuente de Neptuno.
Esta fuente está situada en la llamada Plaza de Cánovas del Castillo, -no se llama Plaza de Neptuno como mucha gente cree-, y en sus inmediaciones hay también edificios muy importantes.
En primer lugar, el Museo Thyssen-Bornemisza, ubicado en el Palacio de Villahermosa, de finales del siglo XVIII. Fue residencia del duque de Angulema, personaje importante del que hablamos en el capítulo anterior por haber sido objetivo de un ataque terrorista en la Iglesia de la Carrera de San Jerónimo. El Palacio permaneció casi intacto hasta la década de los setenta del siglo anterior, cuando fue reformado para ser la sede de la Banca López Quesada, institución que quebró a los pocos años. En 1980 el inmueble ya estaba en manos del Estado, que comenzó a emplearlo para ciertas exposiciones temporales del Museo del Prado. A pesar de que se pensaba usar el espacio como sede complementaria del Prado, finalmente se instaló el Museo Thyssen-Bornemisza, para lo cual se volvió a rehabilitar el edificio para ser una pinacoteca, hecho del que se encargo el arquitecto Rafael Moneo.
El museo se inauguró en 1992 y fue ampliado en 2004 con dos edificios colindantes propiedad de la familia Goyeneche. La rehabilitación del edificio principal fue muy fácil debido a la reforma que se hizo en los setenta para convertir el palacio en banco, pero la rehabilitación de los nuevos edificios fue mucho más traumática ya que estos edificios tenían muchos elementos histórico-artísticos.
Respecto a la colección de cuadros que guarda el Museo Thyssen, no vamos a extendernos mucho. En el museo puede contemplarse la historia de la pintura europea desde la Edad Media hasta finales del siglo XX. Contiene más de mil obras de arte y, desde el punto de vista del visitante, sus puntos fuertes son el Trecento italiano y la escuela primitiva flamenca.
Cruzando la Carrera de San Jerónimo está el histórico Hotel Palace, cuya parte trasera -realmente es la entrada principal- ya tratamos en el capítulo anterior. Este hotel fue construido por el empresario belga George Marquet utilizando hormigón armado y tardando en completarse la obra menos de dos años. Fue inaugurado en septiembre de 1912 con cuatrocientas habitaciones. El hotel responde a la necesidad de albergar viajeros de alto poder adquisitivo que venían a la ciudad atraídos por la nueva rapidez en llegar a la ciudad por las vías férreas. Se trata, por tanto, de uno de los primeros hoteles, como tal, de Madrid, preparado para complementar y sustituir a las fondas y casas de huéspedes establecidas en casas señoriales y palacetes de la capital.
El edificio se emplazó en el solar donde antes se levantaba el Palacio de los Duques de Medinaceli y gozó de una época dorada durante la Primera Guerra Mundial y en los años posteriores, dado que muchos miembros de las realezas europeas vinieron a refugiarse a la capital de España y se establecieron durante larguísimas temporadas en el Palace y en el Ritz, hotel que se ubica al otro lado de la plaza y que también fue adquirido por Marquet. Durante la Guerra Civil sirvió, durante siete semanas, -aunque sólo la primera planta-, como embajada de la Unión Soviética y, posteriormente, como hospital de guerra. Tras la guerra volvió a convertirse en hotel tras ser reformado y volvió a acoger a muchos personajes de la alta sociedad que tenían sus casas en ruinas por la guerra mientras se reacondicionaban sus propias viviendas. Durante la Segunda Guerra Mundial, la guerra y el esplendor del Palace volvieron a coincidir en el tiempo y el hotel volvió a llenarse de ricos, toreros y actores de cine.
El hotel se construyó con materiales novedosos en la época y con vocación de convertirse en un edificio singular en el centro de Madrid. En el interior quizá el espacio más representativo es el llamado Jardín de Invierno. Se trata de un espacio circular cubierto por una impresionante cúpula de vidrio de colores.
La Fuente de Neptuno es otro ejemplo del ordenamiento neoclásico del eje Prado/Recoletos de Madrid. Tiene su origen en el deseo del rey Carlos III de modernizar la ciudad y hacerla más monumental. De este intento surgieron las Fuentes de Cibeles y Neptuno y la Puerta de Alcalá, por poner algunos ejemplos. El diseño fue también obra de Ventura Rodríguez y las esculturas quedaron a cargo de Juan Pascual de Mena, quien no pudo terminar el proyecto antes de morir. El monumento se inauguró en 1783, se cree que tanto la figura de Neptuno como la de los leones son obra José Arias. Al igual que sucedió con la Fuente de Cibeles, no estuvo colocada en el centro de la plaza hasta tiempo después, concretamente en 1898. El monumento es famoso por ser el lugar de celebración de los títulos del Club Atlético de Madrid, y sobre eso si que hablaría con gusto.
Abandonamos el Paseo del Prado dejando el Hotel Palace a nuestra derecha por la calle de Cervantes, calle por la que ya hemos andado antes y la primera intersección que aparece ante nosotros es la llamada Plaza de Jesús. En este lugar y en la calle de Jesús, que se extiende hacia el sur, vamos a ver la Basílica de Jesús de Medinaceli y algunos bares y restaurantes típicos e históricos de Madrid.
La Basílica de Jesús de Medinaceli se levanta en el mismo lugar que antes ocupaba el Convento de Trinitarios Descalzos de Nuestra Señora de la Encarnación. Es una de las cinco basílicas de Madrid: la otras son la de Nuestra Señora de Atocha, la de San Francisco el Grande, la de San Miguel y la de la Milagrosa. Hoy está gestionada o regida por una hermandad de capuchinos menores y es la sede de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli.
El edificio actual data de 1930 y se construyó en el lugar donde antes había unas pequeñas capillas donde se veneraba la imagen de Jesús de Medinaceli, terrenos que donó el Duque de Medinaceli.
Justo enfrente de la basílica está la Cervecería Cervantes, una taberna clásica llena de encanto y muy animada, y bajando un poco más hacia el sur nos encontramos con La Dolores, otra taberna madrileña tradicional. Cruzando la calle de Lope de Vega nos encontramos con Cervezas La Fábrica y seguidamente con Los Gatos, todos ejemplos de bares típicos, populares y con buen servicio y buena comida, y todo al estilo madrileño.
La siguiente calle que encontraremos si seguimos nuestro camino en dirección sur es la calle de Huertas, que recorreremos hasta su extremo oriental, una plaza de nombre curioso: la Plaza de la Platería Martínez.
Esta plaza recibe su nombre por la presencia allí de un bonito edificio que levantó el platero Martínez. Carlos III decidió que allí debía erigirse la escuela de platería y grabado. Tras la muerte de Martínez se encargó del negocio su yerno, un hombre interesado en el arte y en la cultura que ofreció el edificio al Ateneo para guardar los archivos de éste cuando sus miembros fueron perseguidos por Fernando VII. El negocio de la platería declinó en los años sucesivos y desapareció junto con el propio edificio. Para conmemorar a la Platería de Martínez se construyó en 1999 una fuente con una inscripción y una figura de la diosa romana Flora. La plaza es un espacio muy acogedor, sobre todo con el buen tiempo, ya que allí funcionan muy bien un par de terrazas.
Terminamos el recorrido por el barrio de las Cortes bajando por el Paseo del Prado hasta el espacio de arte llamado CaixaFórum.
Este espacio, muy reconocible por el jardín vertical que hay junto a él, es un centro cultural dedicado a exposiciones temporales desde 2008. Como se puede adivinar por su nombre, este centro pertenece a “La Caixa” y forma una red con centros CaixaFórum repartidos por España.
El edificio fue antes una central eléctrica que fue reformada para ser convertida en un centro de exposiciones. Tras la reforma, se mantuvieron las fachadas pero fueron perforadas y abiertas en la parte de abajo de forma que parece que el edificio está “flotando”. Lo que sería la planta baja del edificio es ahora una plaza abierta con cascadas.
El jardín vertical es creación de Patrick Blanc y se instaló con la inauguración del espacio. Las plantas se mantienen vivas gracias a un sistema automático de riego que permanece oculto.
Y hasta aquí el barrio de las letras, otro barrio más de Madrid con espíritu propio pero tan madrileño como otro cualquiera. Un barrio monumental, menos residencial, que cuenta con el fortísimo encanto del impulso decorativo basado en el neoclasicismo fomentado por Carlos III, pero no por ello ajeno a los vanguardismos más actuales. ¿Qué os ha parecido el recorrido por Cortes? ¿Os ha gustado tanto como a mí? Podéis decírmelo en los comentarios.
Nuestro próximo recorrido será por el barrio de Justicia: volveremos a la Gran Vía y veremos más palacios, más teatros, el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional y muchas otros edificios e historias de la ciudad de Madrid.
Todas las fotos de la segunda parte del recorrido por el barrio de Cortes:
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