Después de tomarme este pequeño descanso de una manera obligada, ya que he estado fuera de España, es hora de volver al proyecto “Conociendo mi Ciudad”. En el último capítulo habíamos recorrido el barrio de Goya, en el distrito de Salamanca. Continuamos ahora con el distrito visitando el barrio de Fuente del Berro.
Este barrio toma el nombre de la Quinta de la Fuente del Berro, anteriormente conocida como Quinta de Miraflores, hoy un parque público que ocupa buena parte del barrio. A su lado chalets donde vive clase media construidos a principios del siglo XX. El barrio de Fuente del Berro está limitado por la calle de Alcalá por el norte; por la M-30 por el este; por la calle de O’Donnell por el sur; y por la calle del Doctor Esquerdo por el oeste. Casi 21 mil personas viven en este barrio, muchos de ellos en viviendas unifamiliares.
Justo frente a la Casa de la Moneda, -que fue el lugar en el que terminamos el anterior capítulo-, hay un pequeño edificio que se ve que es histórico. Se trata del Asilo de las Hermanitas de los pobres, una residencia para personas de la tercera edad de gestión privada. El edificio data de principios del siglo XX, concretamente de 1910, año en el que terminó su construcción y se llevó a término su inauguración. Es obra del arquitecto Ricardo García Guereta.
Desde allí me dirigí al norte por la calle del Doctor Esquerdo hasta llegar a la calle de los Peñascales, que me condujo a la paralela calle de Antonio Toledano, que usé esta vez para dirigirme al sur, hacia la calle de O’Donnell, para poder llegar al segundo punto de visita de nuestro recorrido: Torrespaña.
Aquí hallamos quizá el edificio más icónico y reconocible del Madrid moderno, la famosa torre de comunicaciones popularmente conocida como “El Pirulí”, que hasta hace bien poco era la referencia que buscábamos cuando, desde lejos, regresábamos a la ciudad de nuestras vacaciones o de cualquier viaje que nos llevara fuera de la ciudad. Y digo “hasta hace bien poco” porque ahora, el adorable Pirulí ha sido reemplazado como referencia visual desde la lejanía por las Cuatro Torres del Paseo de la Castellana. No obstante, la esbelta figura del Pirulí siempre está ahí, recordándonos que esa ciudad que vemos a lo lejos, es Madrid.
Torrespaña fue inaugurada en 1982 con la función de garantizar la distribución de la señal de televisión con motivo del Mundial de Fútbol celebrado ese mismo año en nuestro país. En el Pirulí no hay platós de televisión sino técnicos que realizan allí su trabajo. Como podéis imaginar, hay muchos cables, muchos aparatos y muchas antenas, y podrías considerarte un auténtico privilegiado si alguna vez consigues acceder allí y subir a lo alto de las ocho plantas que componen la torre: ocho pisos que comienzan tras subir la enorme peana, claro.
La función del Pirulí es enviar la señal de televisión (ahora TDT, antes señal analógica) a diversos repetidores repartidos por toda la geografía española antes de que estos lleven la señal a nuestras casas. La altura total de la torre es de 232 metros y el número total de antenas que hay en ella supera las 400. Pero El Pirulí no sólo es una antena transmisora, también es receptora, puesto que recibe mediante radioenlace las señales producidas por los diversos centros que producen señal televisiva, y aquí estamos hablando de otras operadoras de televisión, no sólo de Radio Televisión Española.
Como curiosidad, tenéis que saber que El Pirulí ya no es propiedad de RTVE. Lo fue hasta 1989, pero ese año pasó a ser propiedad de Retevisión. En la actualidad es propiedad de Abertis Telecom.
Pero Torrespaña es más que El Pirulí. Alrededor de la torre hay multitud de edificios, dependencias, antenas parabólicas y unidades móviles aparcadas que no pasan desapercibidas para nadie que pasea por la zona. En Torrespaña está la sede central de los Servicios Informativos de TVE, por lo que es el lugar en el que se producen los telediarios y demás programas dedicados a la información de La Primera, La 2 y del Canal 24 horas.
Muy cerca de Torrespaña hay una instalación deportiva que siempre veo cuando voy en coche por la M-30. Nunca me había acercado y en esta ocasión pude hacerlo. Esta infraestructura dedicada al deporte cuenta con pistas de tenis, fútbol-sala, baloncesto, balonmano, pádel y un campo de césped artificial de fútbol 7 y, también, como es lógico y deseable, con otros edificios multiusos, vestuarios, etc. Entre terreno construido (9000 m2) y la zona verde circundante (9.000 m2) el complejo ocupa 18 mil metros cuadrados.
Frente a estas instalaciones deportivas se encuentra el Parque de la Quinta del Berro. Este parque ocupa todo el lateral oeste del barrio, es decir, toda la parte que da a la M-30. El parque es básicamente una franja alargada que va de norte a sur que se ensancha precisamente en el lado sur, lugar en el que se encuentra la parte más importante del conjunto, donde están situadas las fuentes y los estanques artificiales.
El Parque de la Quinta del Berro ocupa el terreno que ocupaba la llamada Quinta de Miraflores. La construcción de esta quinta fue encargada por el rey Felipe IV que tenía la intención de construir allí un nuevo Real Sitio, al estilo del Retiro, del Palacio de Aranjuez o de Monasterio del Escorial, aunque suponemos que, obviamente, más chiquitito. El parque ocupa un poco más de trece hectáreas y tiene seis accesos. El rey cedió el lugar a los monjes castellanos que fueron expulsados del Monasterio de Montserrat tras el levantamiento independentista de Cataluña de 1640.
A lo largo de los años la finca ha pasado por varias manos que se encargaron de hacer mejoras y adaptaciones arquitectónicas al correr de los tiempos. A finales del siglo XIX el parque fue objeto de una gran transformación. Desde 1941 es Jardín Artístico y entre los años 1954 y 1999 fue la sede del Museo Arqueológico Municipal, que fue posteriormente trasladado al Museo de San Isidro.
El parque tiene elementos singulares muy interesantes como el propio monumento de la Fuente del Berro, fuente que desde el siglo XVII proveyó de agua a la familia real. También hay senderos, desniveles y escaleras rústicas de piedra, y todavía no hemos mencionado la gran variedad de árboles presentes: olmos, cipreses, tejos, avellanos, tilos, cedros, madroños, hayas… e incluso secuoyas. Entre otros monumentos podemos destacar una cascada, un grupo escultórico dedicado al poeta Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), una estatua al poeta ruso Alexander Pushkin (1799-1837), y un monumento dedicado al violinista Enrique Iniesta (1906-1969).
En la parte alta del Parque está situado el antiguo palacete, que desde 2003 se convirtió en un Centro Cultural y que, recientemente, ha sido bautizado muy recientemente con el nombre de Rafael Altamira, por deseo de la anterior alcaldesa Manuela Carmena.
En resumen, el Parque de la Quinta del Berro es un lugar lleno de encanto y paz que a la vez es uno de los grandes desconocidos de Madrid a pesar de estar ubicado en pleno distrito de Salamanca.
La parte norte del parque recibe el nombre de Jardines de Sancho Dávila. Es una franja que corre paralela a la M-30 y que básicamente tiene dos senderos, uno de ellos al mismo nivel de la autopista y otro interior más elevado, a media altura entre la autopista y la altura a la que está la Colonia de la Fuente del Berro. A la mitad, más o menos, de esa franja estrecha nos encontramos con un puente sobre la M-30 desde el que hay unas vistas bastante interesantes y que aportan al paseante un poco de aire, no precisamente de calidad.
Es precisamente en esa latitud donde vamos a subir hacia la Colonia de la Fuente del Berro y a volver a meternos entre los edificios. Tomamos la calle de Ramón de Aguinaga y luego giramos a la derecha por la calle del Marqués de Mondéjar. Justo allí hay lo que parece un parque privado y que posiblemente lo sea. Se trata de un parque que parece pertenecer a una urbanización privada, sin embargo, las puertas están totalmente abiertas y cualquier caminante está invitado a entrar y sentarse en un banco o a hacer cualquier otra actividad.
La calle del Marqués de Mondéjar conduce, en dirección noroeste, a la Plaza de la América Española, que es una glorietita de un tamaño bastante modesto que está emplazada muy cerca de la calle de Alcalá a la altura del Puente de Ventas, que es el último punto de este capítulo. Antes de llegar a la pequeña glorieta pasé por delante del Colegio de Santa Susana, uno de esos colegios de construcción antigua, de la grandeza y sencillez que da el ladrillo visto.
El Puente de Ventas es un punto de conexión sobre la autopista M-30 para los distritos de Salamanca y de Ciudad Lineal. Está construido en acero y hormigón, lo que se llama una estructura mixta, y está formado por dos tableros laterales en forma curva y techados para el uso peatonal y un tablero central recto. Todo el conjunto tiene un peso total de 1.160 toneladas. El puente está coronado por un arco que resulta muy visible y característico.
Y así terminamos con el barrio de Fuente del Berro, un barrio que se escapa del corazón del distrito de Salamanca, por lo menos en lo que respecta a las calles perfectamente rectas y a las manzanas perfectamente achaflanadas. El barrio de Fuente del Berro no está mal denominado, ya que el Parque de la Quinta de la Fuente del Berro es un lugar carismático que actúa como faro y señal de lo que es y debe ser la esencia de este barrio.
En el próximo capítulo visitaremos el barrio de la Guindalera, inmediatamente al norte del de la Fuente del Berro, el barrio de la Plaza de las Ventas, del Parque de Eva Duarte de Perón, de la Plaza de San Cayetano, de la calle de Francisco Silvela y de la Avenida de América, que será el punto con el que cerraremos este próximo capítulo, que llegará cuando llegue, que será pronto. Hasta entonces… espero que estéis bien.
Todas las fotos del recorrido fotográfico por el barrio de Fuente del Berro:
Todos los días una nueva foto en color del proyecto en Instagram. JMPhotographia en las redes sociales: