Halogram: Una recopilación

Esta no va a ser una publicación fácil, pero tenía ganas de hacerla y considero que no pierdo nada haciéndola, sino que gano, aunque sea, liberación. Hoy quiero hablaros de fotos horribles. No, mentira, no voy a hablar de fotos horribles, voy a hablaros de ediciones horribles, de ediciones vagas, y de fenómenos relacionados con el criterio que últimamente me están escamando muchísimo.

Si, los más perspicaces habrán adivinado por el título “Halogram” que voy a hablar de algo relacionado con Instagram, esa red social que es usada de muchas maneras diferentes y por muchos perfiles diferentes. Creo que, precisamente, la parte buena de las redes sociales es esa, que pueden ser usadas de muy diversas formas, desde el profesional que quiere promocionar sus productos hasta el anónimo o la anónima que le gusta poner morritos, sacar la lengua y enseñar sus atributos delanteros y traseros.

Pero aquí no vamos a criticar ni a moralizar sobre los usos de una red social, si acaso, vamos a moralizar sobre ediciones fotográficas y si, más concretamente y especificando, sobre los halos. El concepto de “halo” se emplea en diferentes campos semánticos, pero el que más me interesa para ilustrar lo que estoy tratando de decir es el de la luz que aparece sobre la cabeza de personajes sagrados en cuadros, vidrieras y esculturas.

No, no me he vuelto loco. Hablamos de fotografía. Hablamos de edición.

¿Qué os ha parecido esta foto? ¿Veis algo raro en ella? ¿Algo que os parezca o pudiera parecer anómalo o inusual? Bien, la buena noticia es que no estáis ciegos, pero hay otra buena noticia: no le pasa nada malo a vuestras pantallas. Estáis contemplando en toda su expresión un halo que ha aparecido en la fotografía porque a la hora de editarla se ha producido un contraste excesivo que ha afectado a los bordes de los objetos.

Veamos otro ejemplo:

Estas dos fotografías tienen el mismo defecto en los bordes donde se produce la diferencia de contraste debido a que el editor ha intentado poner más luz en el objeto principal, en ambos casos los edificios. Seguramente, la principal causa de la aparición de estos halos es el formato usado, el formato .jpg y no el mucho más recomendable formato RAW, del cual hemos hablado ya en este blog más de una vez.

La aparición de este tipo de halos es producto de los ajustes de recuperación, es decir, de los intentos del editor por recuperar luz de objetos que han quedado oscuros en relación con la luz general de la fotografía. Hay que notar que si estos ajustes los realiza de un modo automatizado el programa de edición, -subiendo sombras, por ejemplo-, los halos serán finos y más uniformes, aunque también muy visibles; pero si los ajustes los realiza el editor con una herramienta de edición local manejada por la yema del dedo en un teléfono móvil, -como suele ser habitual-, los halos serán directamente proporcionales a la vaguería del editor para hacer zoom en la imagen y ser cuidadoso para no salirse de donde no tiene que salirse.

Sigamos viendo ejemplos:

Cómo podéis ver, todas las fotos con halos tienen orígenes casi idénticos: una mezcla de varias cosas:

  1. No usar el formato RAW, ya que éste permite mucha más ductilidad a la hora de realizar el postprocesado

  2. Usar programas de edición para teléfonos móviles que no interpretan los ajustes de una forma adecuada cuando el formato usado es .jgp.

  3. En algunos casos, desconocimiento de las posibilidades que proporcionan los flashes o imposibilidad de usarlos de un modo efectivo. Con un flash se puede iluminar los objetos que están cerca de la cámara al menos. Los edificios en el fondo no, jajaja.

  4. Vaguería propia del ser humano a la hora de hacer una edición lo más limpia posible.

Vamos a por otro ejemplo más:

En este caso se junta el problema de la aparición de halos y el gravísimo problema de no tener mesura a la hora de usar el parámetro HDR de los editores fotográficos. Es lamentable pero real que hay una cultura visual hoy popular que consiste, básicamente, en el emborronamiento o ensuciamiento de las imágenes. Ya he comprobado varias veces que esta cultura visual tiene sus defensores, cosa que no voy a criticar, ya que no debo meterme en opiniones ajenas sino únicamente defender las mías. Testimonio de la popularidad de este tipo de cultura visual es que hay muchas fotografías como ésta que reciben premios o menciones en muchos perfiles de Instagram. Para mí es una atrocidad, pero es lo que hay.

Veamos una última fotografía, paremos ahora, aunque podría enseñar muchas más:

Otra atrocidad premiada llena de halos, con abuso de HDR y del parámetro “claridad”, aunque en según que programas recibe otros nombres. Y un gran problema de criterio por parte de las personas que premian con menciones fotos con estas malas hechuras. Muchas veces me pregunto si no habría 100 o 200 fotos mejores a las que “premiar”. De verdad que no consigo entender el criterio que sigue alguien para destacar esta foto en un perfil de Instagram que se dedica a ello.

Pero como no me gusta hablar mal de la gente o de las cosas que hace la gente, -como veis he omitido los nombres de los autores-, vamos a tratar de dar soluciones para evitar la aparición de los halos. Por regla general es sencillo: hay que mirar la foto cuando se está editando y mirarla bien. No hay que sobrepasarse con ningún parámetro que podemos aplicar. A la primera señal de halos debemos parar, siempre que queramos tener una fotografía, -con el realismo que ello conlleva-, y no un cuadro abstracto o un icono religioso con su aura de santidad (véase la foto del ínclito barrendero).

Y en fin, esto fue todo sobre los halos. No es un texto que guste escribir, máxime si tenemos en cuenta que es posible que muchos de los que leáis esto tengáis muchos halos a vuestras espaldas. Yo también los tengo, no os quepa ninguna duda. Pero intento no tenerlos o disimularlos todo lo que se pueda. Sólo hay que ser un poco puntilloso y dedicar tiempo a hacer las cosas bien. En mi caso lo hago por satisfacción propia personal, ya que uno no encuentra ningún incentivo externo para hacerlo, ya que parece que casi todo el mundo acepta la presencia de esos malditos invitados: los halos.

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